Mourinho, siempre Mourinho
Alioli

Es periodista y analista de datos. Ha colaborado en medios como Reforma, Chilango y Tec Review. Fue coautor del libro Ayotzinapa, la travesía de las tortugas, publicado por la editorial Proceso. También es hincha incondicional de los Leones Negros. Twitter: @ridderstrom

Mourinho, siempre Mourinho
Los dueños del PSG apelan a la capacidad que tiene Mourinho para gestionar el ego en los vestuarios top. Foto: EFE

La Roma perdió la final de la UEFA Europa League en penales contra el Sevilla y José Mourinho volvió al foco mediático por lo que algunos hinchas y medios catalogaron de “mal perder“. Nada más recibir su medalla de subcampeón, el luso decidió regalársela a un niño que estaba en la grada. Por si no bastara con el gesto, la prensa difundió rápidamente las declaraciones del técnico: “Las medallas de plata nunca me las quedo“, como dejando en claro que el portugués había ninguneado su logro.

Lo que algunos medios, convenientemente, pasaron por alto fue la segunda parte de la declaración: “Para el niño, esa medalla significa un mundo“, lo cual humaniza el gesto y no encasilla a Mourinho en ese personaje odioso que tanto se ha empeñado la prensa en asignarle.

Es verdad: el luso ha tenido demasiadas salidas de quicio durante su carrera. Basta recordar su eléctrico paso por el Real Madrid, donde se erigió como el némesis de Josep Guardiola tanto en lo futbolístico como en lo humano. Muy recordado es aquel piquete de ojos que propinó a Tito Vilanova durante un clásico de Supercopa en 2011. Desde entonces, cada vez que asume el banquillo de un nuevo equipo, la prensa parece buscarle de inmediato una frase provocadora.

Pero su fama le precede y habla de esa otra faceta que no destacan mucho los tabloides. Jugadores como Didier Drogba, Wesley Sneijder o Diego Milito destacan su calidad humana y su capacidad para encontrar talento y explotar las cualidades de sus jugadores. No practica el futbol más llamativo del orbe (peca mucho de acumular jugadores en defensa), pero sabe reconstruir planteles diezmados cuando lo dejan trabajar libremente. Y es el único entrenador de la historia que ha ganado los tres trofeos grandes que tiene Europa en la actualidad (Champions con Porto e Inter; Europa con Manchester United, y Conference con la Roma), evidenciando que para él no importa la categoría del equipo que le asignen, sino el reto de hacerlo ganar.

Por supuesto, hay algo de soberbia en el personaje que él mismo se ha construido para hacer frente a la prensa. En la previa de la final de Europa League destacó que la Roma no tiene jugadores de 70 millones de euros en el banquillo (en clara alusión al Manchester City de Guardiola), y cuando le dijeron que la nómina de su oponente, el Sevilla, era menor que la suya respondió: “Algunos de sus jugadores están mal pagados“.

Tras perder contra el Sevilla en Budapest, el futuro de Mourinho es un tanto incierto. Si bien le ha cambiado el rostro al cuadro italiano y lo ha hecho competitivo otra vez, los hinchas exigen más. También hay un interés latente del Paris Saint-Germain (PSG), que quiere una mano dura para un plantel plagado de estrellas pero cada vez más rebelde. Con las probables salidas de Neymar y Lionel Messi, y con la encomienda de volver a Kylian Mbappé el gran estandarte, los dueños del PSG apelan a la capacidad que tiene Mourinho para gestionar el ego en los vestuarios top. The Special One tendría un nuevo capítulo en la élite y la oportunidad de demostrar que su manera de plantear el futbol sigue siendo actual y puede rendir frutos. Eso o incendiar Europa a punta de declaraciones.

Síguenos en

Google News
Flipboard