Soy una persona trans que edita libros infantiles. La guerra cultural me engulle por todos lados

Alex DiFrancesco es editor de libros sobre género y sexualidad de la editorial Jessica Kingsley Publishers, además de autor de varios libros.

Soy una persona trans que edita libros infantiles. La guerra cultural me engulle por todos lados
'Todos los días voy a trabajar y encargo libros para jóvenes que podrían ayudar a mantener vivos a los niños queer y trans'. Foto: Rick Bowmer/AP

Cada día se produce un nuevo y terrible avance por parte de aquellos que intentan restringir la vida trans. Desde leyes en Arkansas, Florida, Georgia, Idaho, Indiana, Iowa, Kentucky, Mississippi, Missouri, Montana, Dakota del Norte, Oklahoma, Dakota del Sur, Tennessee, Utah y Virginia Occidental que niegan la atención médica relacionada con las personas trans a los menores (y en algunos casos, a los adultos), hasta leyes federales que restringen la inclusión de personas trans en los deportes, pasando por una ley en Tennessee que se espera que otros estados copien, la cual acusaría a los editores de un delito grave de clase 3 por publicar libros infantiles que consideren “obscenos” (lo cual, para ellos, probablemente significa que incluyan contenido relacionado con personas trans y queer), no hace falta buscar muy lejos para ver las acciones que llevan a cabo aquellos que quieren vetar a las personas trans de la vida pública, o de cualquier tipo de vida.

Uno de los temas centrales de muchos de los debates sobre la comunidad LGBTQIA+ han sido los libros que inician a los jóvenes en las ideas de la homosexualidad y lo trans. Estos libros fueron prohibidos en algunos estados, retirados de las bibliotecas en otros, denunciados por expertos derechistas que piensan que el hecho de enseñar a los niños las variaciones naturales de la vida, como lo trans, es “corromperlos”.

Mientras todo esto ocurre, todos los días voy a trabajar y encargo libros para jóvenes que podrían ayudar a mantener vivos a los niños queer y trans.

Soy una persona transgénero y lo supe desde que tenía cinco años. A falta de libros o medios de comunicación o vidas vividas de forma abierta que normalizaran quién era, permanecí en el clóset durante casi 25 años, y solo salí del clóset como transgénero cuando tenía casi 30 años.

Lo que habría dado por tener un libro que me enseñara (a mí y a las personas que me criaron) que yo no era una aberración, que había gente como yo en todo el mundo y en todas las épocas. Todos los días me esfuerzo por traer al mundo libros que les darán a los niños como yo el conocimiento de que no están solos, de que lo que son no está mal y de que serán aceptados.

Algunos de los libros infantiles que he ayudado a traer al mundo desde que empecé a trabajar en Jessica Kingsley Publishers como editor de libros sobre género y sexualidad son The Gender Book, de Cassandra Corrigan, que presenta a los niños la idea de que existen varios géneros, y My Culture, My Gender, Me, de la misma autora, que muestra que los géneros distintos del binario no son una “moda” radicada en Estados Unidos, sino un fenómeno mundial que traspasa fronteras y culturas.

Un factor determinante en los libros que encargo es que son libros que me habrían ayudado como niño trans. Son libros que explican conceptos difíciles tanto a los niños como a los adultos que los leen: libros que difunden el conocimiento y la comprensión, una cuestión vital para los niños trans, los adultos que los crían y los niños que quieren crecer y convertirse en adultos tolerantes.

Algunas personas consideran que el trabajo que hacemos los autores de estos libros y yo forma parte de las “guerras culturales”, y tengo la impresión de que, cada día que trabajo, estoy luchando contra las fuerzas de la ignorancia y el odio que quieren que todos nos apartemos unos de otros, desconfiemos y sintamos desprecio. No me creo la idea de que lo que hacemos nuestros escritores y yo sea un intento de “lavarles el cerebro” a los niños.

Los niños quieren aprender sobre vidas distintas a la suya, y quieren aceptar. Y para los niños que ya entienden muy bien lo que significa vivir las vidas de los personajes de estos libros, se trata más bien de una cuestión de reflejo, de ver a alguien como uno mismo colmado de alegría y prosperidad, algo que todo el mundo se merece.

Nuestros libros en ocasiones son objeto de ataques por parte de la derecha. Una de nuestras escritoras, Rachel Simon –que escribió una guía inclusiva LGBTQIA+ sobre el género, el cuerpo y el sexo para jóvenes llamada The Every Body Book– fue objeto de ataques tras una aparición en la Philadelphia Trans Wellness Conference (Conferencia sobre el Bienestar Trans en Filadelfia). Rachel fue víctima de doxing, recibió amenazas, la llamaron “groomer” (acosadora) y cosas peores. A Simon, que es judía, le dijeron que deberían “matarla en un nuevo Holocausto”. La reacción negativa contra Simon estuvo encabezada por gente como Matt Walsh, Tucker Carlson y Marjorie Taylor Greene. Simon lo describió como una “época aterradora, con poco apoyo de las autoridades locales”.

Sin embargo, señaló Rachel, algunas de estas reacciones negativas consiguieron que el libro llegara a las familias que tienen hijos LGBTQIA+.

“Algunos medios de comunicación hicieron que mi libro llegara MÁS a las familias, las escuelas, las bibliotecas y las instituciones, y también he recibido comentarios increíbles. Mis comunidades realmente se manifestaron, se unieron y corrieron la voz, por lo que estoy muy agradecida de que The Every Body Book siga llegando a las manos de la gente que lo necesita”.

Aunque puede ser peligroso para todas las partes implicadas dar a conocer libros LGBTQIA+ para jóvenes, mi trabajo como editor también me da bastantes esperanzas. Nuestros libros infantiles sobre género y sexualidad son algunos de los más vendidos.

La esperanza que me da esto, mientras veo cómo se acumulan leyes terribles en las noticias, es que las personas comunes no están de acuerdo con los poderes que prohibirían a las personas trans vivir sus vidas. La gente común quiere leerles a sus hijos un libro que les ayudará a entenderse a sí mismos o a los que los rodean. Una persona común no se opone a los derechos de la comunidad trans, independientemente de cuán fuertes sean las voces que los defiendan.

Alex DiFrancesco es editor de libros sobre género y sexualidad de la editorial Jessica Kingsley Publishers, además de autor de varios libros.

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