Etiopía como manantial de historias
Historias peregrinas

Periodista, escritor y editor. Autor de los libros Norte-Sur y El viaje romántico. Director editorial de purgante. Viajero pop.

X: @ricardo_losi

Etiopía como manantial de historias
Foto: Ona Lasheras

En una entrevista con el periodista Pablo Gil, Jarvis Cocker, el frontman de Pulp y uno de los más grandes símbolos pop contemporáneos, decía que la posteridad en la música no se encontraba en su valoración y complejidad artística sino cuando pasa a convertirse en una parte de la vida social de las personas.

Esta reflexión se volvió especialmente patente a finales de noviembre de 1974, cuando el paleontólogo estadounidense Donald Johanson descubrió en la región etíope de Afar un pequeño trozo del hueso de un codo, pedazos de un cráneo y un par de vértebras que pertenecían a un esqueleto de hace más de tres millones de años. Al tiempo que analizaban los restos del homínido más antiguo que se había encontrado hasta entonces, el equipo de Johanson musicalizó el hallazgo durante las excavaciones con un viejo casete de los Beatles. Cuando se dieron cuenta de que se trataba de una mujer, sonó de fondo Lucy in the Sky with the Diamonds, del mítico álbum Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band. Por sugerencia de un colega de expedición, Johanson bautizó a esta especie de Australopithecus afarensis como Lucy. De golpe, una canción de rock-pop psicodélico, presuntamente vinculada al acrónimo del alucinógeno LSD, se convirtió en la banda sonora del descubrimiento más importante sobre el origen de la humanidad. 

Al día de hoy, esos restos se encuentran custodiados, aparentemente, en una cámara secreta dentro del Museo Nacional de Etiopía, ubicado en la caótica Adís Abeba, la capital del macizo etíope. Matizo con el “aparentemente” puesto que el museo —el cual tuve el inmenso privilegio de recorrer junto al arqueólogo catalán David Rull y medio centenar de periodistas en formación de toda España— no se distingue realmente por ser el paradigma de la divulgación y porque los etíopes tienen fama de montar leyendas y barnizar de mística su patrimonio histórico desde tiempos ancestrales. Contrario a lo que el resto sostiene, la antigua Abisinia asegura que el Arca de la alianza, receptora de un gran poder divino y de las tablas de piedra de los Diez Mandamientos, se encuentra en la iglesia de Santa María de Sion, tras haber sido llevada por Menelik II, hijo de la reina de Saba y el rey Salomón, hasta la ciudad sagrada de Aksum, desde Jerusalén, hace más de 3 mil años. La teoría, que carece de cualquier rigor histórico, es abrazada con absoluta convicción por buena parte de los 45 millones de cristianos ortodoxos que habitan Etiopía.

Volviendo al componente social de la música, resulta curioso pensar que el reggae, surgido en Jamaica y democratizado por Bob Marley en todo el mapa, nació bajo el ala de la corriente rastafari, cuyos seguidores afirman que el etíope Haile Selassie (Ras Tafari Makonnen), el último gran emperador africano, es el mesías redentor. Para profundizar más sobre uno de los grandes promotores del panafricanismo existe un testimonio imprescindible, conformado por una serie de relatos orales sobre su reinado en Etiopía: El emperador, del gran periodista y fabulador polaco Ryszard Kapuscinski.

Me parece un auténtico milagro el hecho de que, con un poco de curiosidad y voluntad, emanen tantas historias sobre la influencia social de la música, el patrimonio histórico y la memoria oral de la humanidad de un país olvidado de África oriental.

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