El Premio Nobel a la humanidad
Perístasis

Jefe de la División de Educación Continua de la Facultad de Derecho de la UNAM, socio de la firma Zeind & Zeind y miembro del Sistema Nacional de Investigadores.

X: @antoniozeind

El Premio Nobel a la humanidad

Es bien sabido el gran prestigio del que goza el Premio Nobel por su origen, por sus estándares de calidad, por su permanencia y, sin duda, por las personas que lo han recibido y que lo han convertido muy probablemente en el mayor reconocimiento que alguien puede recibir por sus aportaciones a la humanidad.

Desde 1901 se ha entregado (aunque con algunas pausas) este galardón concebido a partir de la idea de Alfred Nobel, quien decidió destinar la mayor parte de su fortuna a crear un fondo para financiarlo.

El Premio Nobel es actualmente otorgado en las cinco categorías que previó inicialmente y en una sexta que se le sumó en 1968 por iniciativa del banco central sueco. Dichas categorías son: Física, Química, Medicina, Literatura, de la Paz y Ciencias Económicas, respectivamente.

De acuerdo con datos de la propia organización, este premio se ha entregado hasta 2022 en 615 ocasiones: 355 de ellas a una sola persona premiada, 146 veces a dos personas y en 114 oportunidades a tres personas. Así, en más de cien años de existencia, 989 personas u organizaciones han sido distinguidas por la importancia que su trabajo ha tenido para el mundo.

Esta misma semana se empezaron a dar a conocer las personas que están ingresando a este selecto grupo y que, indudablemente, con su trabajo diario están logrando ser agentes de cambio en una sociedad cada vez más compleja y con problemas cuya resolución también se torna complicada.

En esta oportunidad me quiero referir particularmente al Premio Nobel de Medicina y a sus recipiendarios: Katalin Karikó y Drew Weissman. Es de recordar que corresponde a la Asamblea Nobel del Instituto Karolinska (una de las escuelas de medicina más prestigiosas del mundo) seleccionar a la persona, personas u organización que habrá o habrán de ser premiadas en la categoría de Fisiología o Medicina, teniendo que este año este órgano colegiado decidió distinguir a Karikó y a Weissman debido a que “sus descubrimientos fueron indispensables para desarrollar las vacunas contra el Covid-19 durante la pandemia iniciada a comienzos de 2020”.

Con los hallazgos de estas personas científicas y el trabajo de muchas otras, se logró desarrollar con buen éxito vacunas que han significado un hito en la historia de los biológicos, pues mientras con las técnicas anteriores se utilizaban virus debilitados inyectados en el cuerpo, con la técnica utilizada por Karikó y Weissman se crea un ácido ribonucleico mensajero sintético con parte del código genético del virus, con lo que se evita inyectar el virus o parte de él en el cuerpo humano y, además, se logra tener una mayor agilidad para responder de mejor manera a los patógenos que mutan y se transfieren con facilidad y de manera acelerada.

El binomio conformado por Karikó y Weissman, ella vicepresidenta de la farmacéutica BioNTech y él académico de la Universidad de Pennsilvania, es una clara muestra de la importancia que tiene la colaboración entre la industria y la academia, sin dejar de lado el papel fundamental que diversos gobiernos jugaron en la que sin duda es una de las más grandes historias de éxito de la humanidad: el desarrollo en tiempo récord de vacunas con las que se logró combatir eficazmente a una de las mayores amenazas que ha habido para la subsistencia del ser humano.

De esta esta manera, el Premio Nobel de Medicina no solo significa un reconocimiento a Karikó y a Weissman sino que es un galardón para la ciencia que a partir de una profunda crisis logró poner de acuerdo a muchos jugadores que hicieron que ésta en su conjunto se pusiera íntegramente al servicio de la humanidad.

Es el Premio Nobel a la humanidad.

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