El plan destructor de la Corte

López Obrador continúa mostrando con cada acción que es un populista autoritario y que, además, él es siempre la víctima. Es vil, por decir lo menos, su argumento de cuidar su “investidura presidencial” en lugar de caminar de la mano y ayudar a las y los damnificados por Otis en Guerrero.

Ahora, con la terna que envió López Obrador al Senado para sustituir a Arturo Zaldívar, quien por cierto renunció para incorporarse al equipo de Claudia Sheinbaum, se muestra de cuerpo entero en lo de la división de poderes, y la imparcialidad le vale un sorbete, al proponer en la terna a tres mujeres militantes de Morena como candidatas a la Corte.

López Obrador tiene diversos escenarios que le favorecen a su estrategia de debilitar al Poder Judicial, pero desde el PRD y desde el Frente no permitiremos que el autoritario de Palacio se salga con la suya y merme nuestro sistema federal, democrático y representativo.

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Un escenario es que, el Senado que tiene el improrrogable plazo de 30 días para elegir al próximo ministro o ministra, no lo haga y entonces ocupe el cargo de ministro o ministra la persona que López Obrador designe a su libre albedrío e interés personal y político.

Otro posible escenario es, en el caso de que el Senado rechace la totalidad de la primera terna propuesta por López Obrador, este pueda someter una nueva terna, y esta segunda terna si fuese rechazada ocupará el cargo quien designe nuevamente López.

Así que, Morena en el Senado puede estar jugando a alargar las cosas o desechar la primera terna, para que su jefe el autoritario de Palacio nombre a la persona que más se ajuste a sus intereses destructivos.

Un plan de mediano plazo es igual a lo que pretendía con la reforma política-electoral, donde una primera propuesta modificaba la Constitución y, otra segunda, diversas leyes secundarias, todas con la intención de desaparecer (y en otros casos debilitar) al INE y a las OPLs, -que por cierto la Suprema Corte de Justicia de la Nación echó abajo al declararlas inconstitucionales- y ahora esto mismo puede suceder con el Poder Judicial.

Aunado a que si, en un lejano escenario, Morena ganará la presidencia de la República repetirán las mismas trampas para nombrar ministros y ministras a modo, y así contar con una mayoría afín a un proyecto, que ya no velaría por el orden constitucional sino por los mandatos del gobernante en turno.

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Como observamos, son peligrosas las implicaciones que esto traería. Que un populista como López Obrador se pueda convertir en juez, jurado y verdugo.

Ya decían Hamilton, Madison, y Jay en El Federalista que “debía idearse una estructura interior del gobierno de tal modo que fueran sus distintas partes constituyentes, por sus relaciones mutuas, los medios de conservarse unas a otras en su sitio. Que la integración del departamento judicial no debía tener una sensación de dependencia respecto de la autoridad que los confiere. Si el magistrado ejecutivo y los jueces no fueran independientes de la legislatura su independencia en todos los demás sería puramente nominal. La mayor seguridad contra la concentración gradual de los diversos poderes en un solo departamento residía en dotar a los que administran cada departamento de los medios constitucionales necesarios para resistir las invasiones de los demás. Si los hombres fuesen ángeles, el gobierno no sería necesario”.

Pero en este caso, ni ángeles, ni demócratas y sí autoritarios y populistas, con las peores intenciones de perpetuarse en el poder, tanto de López Obrador como de Morena; por lo que nuestra democracia, la división de poderes y nuestro país corren peligro.