Miedo al compromiso, temor a no hacer una buena elección
Contextos

Reportero egresado de la UNAM, formó parte de los equipos de Forbes México y La-Lista. Con experiencia en cobertura de derechos humanos, cultura y perspectiva de género. Actualmente está al frente de la Revista Danzoneros. X: @arturoordaz_

Miedo al compromiso, temor a no hacer una buena elección
Miedo al compromiso. Foto: Envato Elements

Durante una plática casual por la calle, una amiga me preguntó: “¿No tienes tatuajes? ¿Por qué no te gustan?”. Me quedé en silencio por un minuto mientras procesaba mi respuesta, casi al llegar a la esquina me detuve y la miré a los ojos para decirle: “creo que le tengo miedo al compromiso”. Y sí, durante los 60 segundos que mantuve la boca cerrada repasé en mi mente ¿qué tendría de malo tener un diseño en mi cuerpo el resto de mi vida? Fuera del dolor, el tomar una mala decisión que me hiciera arrepentirme era lo que me asustaba.

Esa semana, después de dicha conversación, comencé a hacer una introspección sobre las elecciones en mi día a día. Cuando iba a la panadería, me costaba seleccionar el pan que me gustaría comer en esa ocasión, pero me asustaba elegir uno que no estuviera tan rico como mi segunda opción. También pasé por eso en los restaurantes, ¿qué tal que no pedía un platillo delicioso? ¿Es mejor elegir uno que ya probé y me gustó, o elegir algo nuevo con el riesgo de que sea malo?

Las decisiones, por pequeñas que sean, van marcando nuestra historia de vida, desde qué bebida vamos a tomar esa tarde hasta cuál será el nuevo empleo que elegiré. Al final comprendí que no hay buenas o malas elecciones, sólo consecuencias, responsabilidades y aprendizajes que vienen con ellas mismas.

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Las personas indecisas no sólo se encuentran en un sitio de confort, también están huyendo de adquirir responsabilidades. Por ejemplo, cuando mi familia pregunta ¿a dónde iremos a comer el fin de semana? Prefería responder: “ustedes elijan, yo me adapto”. Muy en el fondo, sabía que mis opciones no iban a ser tomadas en cuenta y la cabeza del grupo tendría la palabra final. Es muy cómodo lavarse las manos por si algo salía mal, como que el lugar estaba cerrado o tuviera mal servicio. “Yo no elegí este lugar”.

En su contraparte, tener el control de la situación le da poder a esa persona. Cuando convives con un indeciso sabes que las cosas se harán a tu manera, porque esto también da seguridad, pero tiene el costo de que la responsabilidad sólo la llevas tú; al final del día, es muy cansado.

El trabajo no sólo está en tomar una decisión y afrontar las consecuencias, lo que nos lleva a tomar el camino más adecuado es aprender a escuchar qué es lo que queremos. Autoconocerse es un trabajo titánico, porque ser sinceros consigo mismo implica aceptar las emociones y pensamientos que hay dentro de sí. ¿Qué resultado espero de esta decisión? ¿Qué es lo que quiero lograr? ¿Para qué quiero conseguir esto?

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Esta semana decidí escribir sobre este tema para compartir mi experiencia, el aprendizaje y la importancia que tienen las elecciones en la vida personal. Si no eres una persona que sufre de este problema, tal vez conozcan a alguien que sí; es importante mantener una empatía y comprensión por lo que están pasando, claro sin eximirle de la responsabilidad que le toca. Aprender a conocernos también ayudará a hacernos ser autosuficientes e independientes, al final, uno mismo es la persona con quien pasaremos el resto de nuestros días.

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