La soltería también es una opción de vida
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Reportero egresado de la UNAM, formó parte de los equipos de Forbes México y La-Lista. Con experiencia en cobertura de derechos humanos, cultura y perspectiva de género. Actualmente está al frente de la Revista Danzoneros. X: @arturoordaz_

La soltería también es una opción de vida
¿Cuántas personas están esperando la llegada de su verdadero amor? Foto: Martijn Adegeest/ Pexels

Cada San Valentín, ¿cuántas personas están esperando la llegada de su verdadero amor? La historia de encontrar a un alma gemela para casarse, formar una familia y tener bienes propios ha sido reforzada por las películas, libros e incluso las presiones familiares. ¿Qué tan malo sería tomar la soltería como un proyecto de vida?

En la segunda mitad del siglo XIX, hubo sociólogos como Émile Durkheim y Karl Marx que definieron el objetivo de la familia como la acumulación y preservación de los bienes a través de las generaciones venideras. Sin embargo, esta propuesta evolucionó hasta establecerse como la base de la sociedad en las primeras décadas del siglo XX.

Al término de la Revolución Mexicana, comenzó un proceso de institucionalización, el cuál tomaría como base la familia: la célula inicial de una sociedad. Incluso en el artículo cuarto de la Constitución Política quedó plasmado como derecho: “El varón y la mujer son iguales ante la ley. Esta protegerá la organización y el desarrollo de la familia”.

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Lo anterior se ve reforzado por la cosmovisión católica que impera en el país, todo fiel creyente debería: bautizarse, confirmarse, hacer la comunión, confesarse, casarse y recibir la unción de los enfermos. Ante dichos preceptos políticos, sociológicos y religiosos, es mal visto a quien decide no llevar ese proceso en su vida, porque muy en el fondo se tiene el temor de que no prevalezca la raza, los bienes ni la ideología.

Ante un mundo actual, donde ya no es necesario contar con una familia numerosa para tener fuerza de trabajo, ni contar con un matrimonio para el desarrollo legal de una persona; la familia debería de convertirse en una opción más del proyecto de vida, mas no en el único disponible para ejercer.

Las nuevas necesidades económicas, sociales y emocionales abren un abanico de posibilidades, no sólo a las distintas formas de familia que hay, las cuales distan mucho de la tradicional de hombre y mujer; también está la opción de valorar la importancia de la independencia y autosuficiencia de una persona para decir mantenerse así el resto de su vida, o el tiempo que ella disponga, porque nada está escrito en piedra.

Van más de 100 años de que en la Carta Magna quedó plasmado el proceso de institucionalización de México, hoy es un buen tiempo para que cada ciudadano pueda elegir de qué forma quiere vivir sin las presiones de un esquema político, económico y religioso, los cuales no representan por completo las necesidades del individuo.

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En ese sentido, también es necesario que el Estado quede consciente de ello y promueva las condiciones legales y de bienestar para las personas que decidan no formar una familia; ese también debería ser un derecho.

La próxima vez que un familiar te pregunte que “¿dónde dejaste a tu pareja?”, coméntale que las necesidades posrevolucionarias ya no le conciernen a tu generación.

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