Ser padre
Archipiélago Reportera cultural egresada de la ENEP Aragón. Colaboradora en Canal Once desde 2001, así como de Horizonte 107.9, revista Mujeres/Publimetro, México.com, Ibero 90.9 y Cinegarage, entre otros. Durante este tiempo se ha dedicado a contar esas historias que encuentra a su andar. X: @campechita
Ser padre
Javier Camarena. Foto: Cortesía sitio oficial de Javier Camarea para su promoción/Gemma Escribano

“Cuando un recién nacido aprieta con su pequeño puño, por primera vez, el dedo de su padre, lo tiene atrapado para siempre”

Gabriel García Márquez

Desde que figura este #Archipiélago he declarado el enorme amor, admiración y legado que dejó mi papá. Ahora que estamos a unas horas de que se celebre el Día del Padre, no puedo más que recordar a mi Chelipon hermoso, pero también me da pie para hablar de esos padres que he conocido y a los que quiero reconocer por no haberse arrugado y entrarle con toda la humildad y cariño a la crianza de sus hijes.

En algún momento, platicando con uno de ellos, me hablaba sobre el miedo a no ser suficiente, la inexperiencia heredada si hubo un padre ausente, la carga social y juego de roles que el patriarcado y matriarcado ha impuesto y que muchas veces es demasiado y simplemente no soportan.

Entonces, reflexiono sobre el poder de la representación, recuerdo escenas como Pepe el Toro con el Torito en brazos llorando al hijo perdido, al mismo Pedro Infante en Un rincón cerca del cielo o Roberto Benigni en la Vida es bella, así como a Anthony Hopkins en El padre; y hay destellos de amor, pero también esa herencia de contención que no permite atravesar la línea.

Si pensamos en libros La cabeza de mi padre, de Alma Delia Murillo, es un balde de agua fría para toda persona que lo lee, porque hay mucho de la historia de Alma Delia en la historia particular de los lectores, esa figura que a veces sólo se imaginó con una cara, pero en realidad no la tuvo o, si la tuvo, se desvaneció muy rápido. En el caso de Literatura infantil, de Alejandro Zambra, es una sorpresiva lectura que permite conocer en primera persona la experiencia de ser padre, de haber sido hijo y de buscar ser buena persona para de alguna forma criar a otras buenas personas.

En algún momento Mario Puzo, el autor de El padrino dijo: “Un hombre que no sabe ser un buen padre, no es un auténtico hombre”, digamos que ahora sustituiría la última frase por una auténtica persona y es así, aunque puede haber sus excepciones y un buen padre resulta que tenía otras máscaras y muchas de ellas no resultaban del todo agradables.

Pero vamos a centrarnos en quienes se comprometen, quienes apechugan y dicen no sé cómo pero aquí estoy, lleno de incertidumbre, agotado, pero quiero ser parte de la experiencia más allá de haber aportado mis genes o no.

Uno de esos padres que son bien padres es el tenor Javier Camarena, un hombre que, cosa rara, muy joven tenía claro que entre todos sus sueños estaba el ser papá. Digo cosa rara por que no es común escucharlo en voz alta, quizá en círculos cercanos se comenta, pero así fue, Javier Camarena dejó una posible vida en la iglesia para, entre otras cosas, ser padre.

Pasó el tiempo y la música le fue abriendo puertas en su natal Veracruz, después en Guanajuato, en la Universidad, y se enamoró, hubo bodorrio y para 2004 esperaban a su primogénita, también vino el llamado a debutar en Bellas Artes, se le juntaron dos momentos especiales y los tiempos no se acoplaron.

El nacimiento de su hija se adelantó y Javier llegó horas después, sin embargo, ese encuentro fue descubrir el amor sin condiciones, constatar que ese deseo de juventud era el destino correcto, no había más, Javier tenía frente a él a su hija, una niña que apenas tenía unas horas de respirar el mismo aire y a quien simple y sencillamente no iba a defraudar, ya que no hay nada más terrible que decepcionar a quien te quiere.

Han pasado 20 años de aquel primer encuentro. En el ínter conoció a su segundo gran amor, su hijo, y desde entonces cuenta Javier Camarena que no sólo ha buscado ser un gran profesional en los escenarios y frente al micrófono sino también frente a su hija e hijo, no hay más, esa es su principal misión y, la verdad, me llena de admiración escucharlo y ver cómo se le llenan los ojos de amor.

Así como de Javier podría hablarles de Alejandro, Miguel, Andrés, Gabriel, Jorge, Héctor, Fidel, Christopher, tantos padres que conozco y me pongo de pie por ese esfuerzo enorme de una mejor versión de ellos mismos.

Feliz Día del Padre para todos, sigamos construyendo paternidades responsables, amorosas y con el ánimo de abrirse a desbordar sus emociones. Se dice que mejor afuera que adentro.

Cierro la entrega de la semana con la charla con Javier Camarena quien, por cierto, debutara en Japón con la Royal Opera House de Londres en Rigoletto. Él será el Duque de Mantua, quien es considerado el primer “joker” de la historia que fue humillado y, por ende, se rebeló ante el mundo.

Denle play y ojalá se animen a abrir la conversación:

Síguenos en

Google News
Flipboard