Alegría
Espacio mindfulness

Es escritora –cuatro libros publicados y dos en camino–, periodista, cantautora –más de 160 canciones–, experta en respiración, yoga y meditación. Dirige el Yomu Institute, es mamá de tres hijos y pionera en el arte de materializar ideas innovadoras. Es la creadora y fundadora del sistema Enciende tu corazón para inspirar la alegría en el despertar de la conciencia. Instagram: @cynthiazakofficial

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Foto: Pixabay

Ante el gran escepticismo que ejercen los que solo creen en lo que ven sus ojos, la respuesta es contundente: cultivar alegría, celebración, ceremonia de agradecimiento. La contraparte de cualquier emoción que drena y cansa.

Esta activación voluntaria de un estado abierto y fluyente de conciencia que se plante frente a los que dudan del  misterio que nos sostiene.

Sin ánimo de querer imponer una postura, idea o creencia sino más bien mostrando en los actos la diferencia que se siente si elegimos la alegría ante todo.

Mantener consistentemente una respiración combinada con palabras para que la narrativa de cualquier cosa que suceda se mueva de ideas carcelarias, pactos limitantes hacia un territorio más humano y sobre todo más liviano

Primero con uno, ante todo conmigo.

¿Cómo vas con la alegría?

¿Cuándo la dejas fluir? 

¿La tienes racionalizada dependiendo del estado anímico de los demás?

¿Depende de si las cosas salen a tu medida o está en abundancia plena y tú la tomas de la canasta de la vida siempre que necesitas?

¿Sientes que hay un momento para ella en donde está invitada a una cena de honor porque es un premio o la tienes en todo el cuerpo y en cada aliento como parte integrante de todo lo que haces, piensas y sueñas?

Según el diccionario, en la filosofía antigua, la alegría se compara con el término μανια (delirio o locura), comentado en el Fedro de Platón como presencia de lo divino como flujo transformador y energizante; concepto relacionado con el entusiasmo (ενθουσιασμός) que afecta al espectador ‘bueno o bello’, aún más allá del sentimiento.

Estar alegre ante cualquier circunstancia puede ser altamente criticado porque nos enseñaron que esta emoción no va a ser tan recompensada como la victimización o la tristeza, no atrapa tanto al imaginario y se supone que una persona alegre lo tiene todo resuelto, nada le afecta o está “fuera de la realidad”.

Sin embargo, sostener esta vibración elevada y divina es una tarea de gran conciencia y de observación activa de los pensamientos y su repercusión en el cuerpo, en conjunto con el cultivo de la perspectiva y la ecuanimidad ante todas las cosas.

Hoy, a modo de meditación, les comparto este poema y les pido que lo lean después de frotar las manos y llevarlas al corazón, pidiendo concretamente que esa energía nueva de la alegría nunca los abandone y que cuando se olviden vuelvan a defenderla una y mil veces.

Defensa de la alegría

Mario Benedetti

 

Defender la alegría como una trinchera

defenderla del escándalo y la rutina

de la miseria y los miserables

de las ausencias transitorias

y las definitivas

 

defender la alegría como un principio

defenderla del pasmo y las pesadillas

de los neutrales y de los neutrones

de las dulces infamias

y los graves diagnósticos

 

defender la alegría como una bandera

defenderla del rayo y la melancolía

de los ingenuos y de los canallas

de la retórica y los paros cardiacos

de las endemias y las academias

 

defender la alegría como un destino

defenderla del fuego y de los bomberos

de los suicidas y los homicidas

de las vacaciones y del agobio

de la obligación de estar alegres

 

defender la alegría como una certeza

defenderla del óxido y la roña

de la famosa pátina del tiempo

del relente y del oportunismo

de los proxenetas de la risa

 

defender la alegría como un derecho

defenderla de dios y del invierno

de las mayúsculas y de la muerte

de los apellidos y las lástimas

del azar

y también de la alegría.

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