Censar muertos
Futuros alternos

Es escritor, periodista, locutor, productor de radio y gestor cultural. Sus textos han aparecido en catálogos como Crafting our Digital Futures (Victoria & Albert Museum) y Do Flex Text (Buró Buró).

Ha escrito para Vogue, RollingStone, Revista 192, Esquire, Código, El Universal, entre otros, y colaborado en Imagen Radio, Ibero 909, Reactor, Milenio Televisión, Bullterrier FM y Aire Libre FM.

X: @mangelangeles

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“Al final, somos una familia de víctimas en este país”, dijo alguna vez Griselda Triana, cuenta el periodista Ioan Grillo en su libro Blood Gun Money. Griselda Triana: una mujer cuya vida cambió el 17 de mayo de 2017 cuando su esposo, el periodista Javier Valdez, fue asesinado. Javier Valdez, autor de Miss Narco (Aguilar, Penguin Random House) y De Azoteas y olvidos (Cultura Culiacán) entre miles de páginas. Muerto un mayo de un año que antecedió al sexenio que vivimos. 

Recuerdo un mensaje en un chat, de un amigo que entonces trabajaba en la editorial donde él publicaba y había promovido sus libros directamente: “puta madre, no mamen”. Recuerdo un desplegado al otro día en El Heraldo con la frase: “Ni uno más”. Recuerdo la conmoción entre colegas que habían trabajado directamente con él. Pero pasaron los días. 

Desde entonces hasta finales de 2023, 55 periodistas han sido asesinados en relación a su labor informativa según datos de Artículo 19 que pueden consultar aquí.

Podríamos llenar planas con esos nombres. Juntarlos con los nombres de los 43 desaparecidos en Ayotzinapa. Sumar uno, a Yanqui Khotan: ya son 44. Podríamos sumar a las 11 mujeres que han sido asesinadas por día desde ese entonces. Y podríamos sumar a las más de 114  mil personas desaparecidas y llenar planas. 

Llenar planas. 

Llenar planas.Llenar planas. Llenar planas. Llenar planas. Llenar planas. Llenar planas. Llenar planas. Llenar planas. Llenar planas. Llenar planas. Llenar planas. Llenar planas. Llenar planas. Llenar planas. Llenar planas.

Con esos números que están en todos lados y publicamos en los medios a diario. Y cambiaría nada como ha cambiado nada. 

Nos guste o no, hemos normalizado tanto la muerte que ya compite con otras noticias. Parece como si ya no espantara. Escucho constantemente comentarios sobre personas que deciden no oír noticias para no ponerse de mal humor. Confirmo sus razones cuando cada lunes tenemos que revisar si hubo muertos durante el fin de semana en la junta editorial que tenemos para preparar #RomandíaEnElHeraldo, programa que produzco y co-conduzco junto a Sandra Romandía. Ser periodista en este país implica para muchos llevar en la mente conteos de este tipo. 

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Pero son tiempos de elecciones y el objetivo es fácil. Se apunta y se dispara. Hay que hallar culpables y señalar. Como si la política que tenemos no fuera la que hemos alimentado, cebado. Como si el presidente de las mil excusas no tuviera como contrincante a varios responsables del saqueo que tanto daño hizo a este país. Como si la nómina de quienes cobran como gobernadores y funcionarios públicos no viniera de nuestros impuestos y nuestras decisiones. Son tiempos de elecciones y el objetivo es claro. Se dispara porque aquí se puede. 

El mundo en el que estamos es más pequeño de lo que creemos y de todas maneras estamos haciendo todo para destruirlo más rápido. Nos hemos quedado atrapados en una trifulca de partidos que nunca nos ha tenido verdaderamente como centro. Mientras siga así no habrá de otra más que continuar censando muertes. 

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