Educación inclusiva del inglés: un reto compartido y una oportunidad permanente

Martes 29 de julio de 2025

Darren Coyle
Darren Coyle

Director regional del British Council para México y el Caribe. A lo largo de sus más de 20 años de trayectoria en la organización ha desempeñado diversos roles, tanto en la sede central en Londres como en el extranjero. Fue director de programas en Nigeria y director de la oficina en Colombia y Perú. Es deportista y dedica tiempo como entrenador de futbol para jóvenes en el ámbito comunitario.

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Educación inclusiva del inglés: un reto compartido y una oportunidad permanente

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México ha mejorado su posición en el Índice de Dominio del Inglés de EF, al pasar del lugar 92 a nivel mundial en 2021 al 87 en 2024.

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Foto: Secretaría de Educación de Nuevo León/Facebook.

“¿Hablas inglés?” Es una pregunta que puede abrir puertas… o cerrarlas por completo. En muchos casos, define el rumbo de una vida al influir en el acceso a la educación, empleo, movilidad y conexión global. Sin embargo, no todas las personas tienen las mismas oportunidades para aprenderlo. Ahí radica un reto urgente y permanente: lograr una enseñanza del inglés más equitativa e inclusiva. Este fue uno de los temas centrales de New Directions LATAM 2025, conferencia del British Council celebrada recientemente en la Ciudad de México, que reunió voces locales e internacionales para analizar tendencias y enfoques en la evaluación del inglés.

Hay avances modestos. México ha mejorado su posición en el Índice de Dominio del Inglés de EF, al pasar del lugar 92 a nivel mundial en 2021 al 87 en 2024, pero aún queda un largo camino por recorrer. Por ello es fundamental entender por qué el inglés sigue siendo tan relevante, cómo enseñarlo desde una perspectiva inclusiva y qué acciones se requieren para cerrar brechas.

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¿Por qué el inglés sigue siendo importante?

Es una herramienta que conecta y está presente en casi todos los ámbitos de la vida moderna. De acuerdo con el estudio The Future of English: Global Perspectives, el 41 % de la población mundial está expuesta al inglés. Es el idioma más utilizado en el comercio internacional y la lengua de trabajo oficial en instituciones como el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional y muchos otros organismos multilaterales. En el ámbito académico, predomina ampliamente: casi el 90% de las publicaciones científicas están redactadas en inglés. En línea, más del 60 % del contenido está publicado en este idioma.

Este panorama global también se refleja en el contexto mexicano. El auge del nearshoring ha incrementado significativamente la demanda de profesionales con dominio del inglés, especialmente en sectores como tecnología, manufactura avanzada, servicios y logística. A ello se suma el hecho de que alrededor del 31% de la población mundial habla inglés, lo que permite millones de conexiones, no solo con hablantes nativos, sino también con personas de todo el mundo que lo usan como segunda o tercera lengua. En muchos sentidos, el inglés es un puente.

Cuando se habla de su relevancia futura, aunque otros idiomas ganan terreno y enriquecen la diversidad cultural y lingüística, el inglés seguirá siendo estratégico. Un estudio del Foro Económico Mundial lo posiciona como el idioma más influyente del mundo debido a su impacto en la geografía, la economía, la comunicación, el conocimiento, los medios de comunicación y la diplomacia. Las proyecciones hacia 2050 sugieren que, si bien el mandarín podría superarlo en volumen de comunicación, el inglés probablemente mantendrá su liderazgo en todas las demás dimensiones.

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¿Cómo lograrlo? Con una perspectiva inclusiva y holística

Para que el aprendizaje del inglés sea realmente significativo y accesible, debe abordarse desde una visión amplia e inclusiva.

Primero, entendamos la inclusión como sensibilidad al contexto. No todas las comunidades cuentan con el mismo acceso, conectividad o formación docente. En México, por ejemplo, el informe The Future of English señala que solo alrededor del 10% de la población escolar cuenta con profesores especializados en inglés. Por ello, es fundamental adaptar los modelos y materiales a las realidades locales. Además, el contenido debe reflejar la diversidad: incluir mujeres en roles de liderazgo, personas con discapacidad, comunidades indígenas o rurales y contextos diversos que generen un sentido de identificación.

Segundo, la inclusión también implica apoyo focalizado para quienes más lo necesitan. Como señala la UNICEF, la educación inclusiva significa “oportunidades reales de aprendizaje para grupos tradicionalmente excluidos: no solo niños con discapacidad, sino también hablantes de lenguas minoritarias.” Esto requiere adaptar contenidos, capacitar docentes, garantizar evaluaciones accesibles y valorar las lenguas maternas.

En tercer lugar, la inclusión requiere un enfoque realista y práctico. Es decir, enseñar y evaluar el inglés con base en lo que las personas realmente necesitan. Para muchos, la prioridad puede ser participar en reuniones virtuales, dar indicaciones a un visitante extranjero o responder un correo electrónico. Su enseñanza debe estar al servicio de los propósitos del estudiante. Enseñar y evaluar con base en situaciones de la vida real, y no con ejemplos anacrónicos, es también una forma de ser inclusivos.

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Lo que se necesita: colaboración, evidencia y acción

Lograr una educación inclusiva del inglés requiere voluntad política, colaboración entre sectores, formación docente, inversión, tecnología accesible y materiales culturalmente pertinentes. Pero igual de importante es la capacidad de medir con efectividad.

Evaluar nos permite entender el punto de partida, fijar metas, ajustar estrategias y diseñar políticas públicas basadas en evidencia. A nivel individual, ayuda al estudiante a seguir su progreso. A nivel sistémico, orienta la toma de decisiones a largo plazo. No obstante, la evaluación también debe ser inclusiva: con materiales que reflejen la diversidad, incorporen distintos acentos y contextos culturales, y evalúen las habilidades prácticas. Medir con justicia es parte de enseñar con justicia.

El inglés seguirá siendo una puerta de entrada a nuevas oportunidades, pero solo si se convierte en una herramienta realmente accesible para todas las personas, sin importar su origen o situación. Hacer del inglés una vía de inclusión, y no de exclusión, es tanto una responsabilidad compartida como una oportunidad vigente. Por eso es fundamental mantener viva la conversación, a través de espacios colaborativos como New Directions, donde se encuentran la experiencia global y las realidades locales.

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