Periodista y abogado con más de 35 años de trayectoria. Reportero, comentarista y consultor experto en temas jurídicos. Premio Nacional de Periodismo José Pagés Llergo 2011. Especialista en el Poder Judicial de la Federación y analista político.
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El obradorato consuma la venganza contra el Poder Judicial
Nos arrebatan la protección de la justicia federal a través del amparo, se termina la Corte capaz de revertir atrocidades, se extingue también la era del Tribunal Constitucional auténtico árbitro entre poderes.
Nos arrebatan la protección de la justicia federal a través del amparo, se termina la Corte capaz de revertir atrocidades, se extingue también la era del Tribunal Constitucional auténtico árbitro entre poderes.
Este martes negro se ha escrito una de las páginas más indignantes de nuestra historia, a 20 días del fin de su mandato, el Nerón de Macuspana cumplió la sentencia y mandó al diablo a las instituciones que le hicieron frente a sus excesos dictatoriales.
Tras la aprobación plagada de violaciones al procedimiento legislativo, en el devaluado Senado mexicano se asestó el golpe final a la división de poderes para someternos a un régimen sin autoridad moral, dominado por la venganza, las traiciones y las costumbres de una política podrida que vuelve a ser incapaz de ganar sin amenazas.
Nos llevan al abismo de la ausencia de contrapesos constitucionales, lo que viene es realmente espeluznante. Si son capaces de manipular órdenes de aprehensión para ajustar los votos requeridos en una discusión legislativa, imaginemos lo que viene con las sentencias dirigidas desde el poder político. Los aparentes triunfadores de hoy serán también las víctimas de futuros episodios en los albores de una dictadura que planea la solución final para la República y nuestras libertades. Habrá muchas páginas que refieran la cronología de un septiembre triste que atestigua el exterminio del sistema de impartición de justicia independiente y profesional.
Para revertir el daño pasarán décadas que roban el destino a millones de jóvenes. Los más conscientes han salido a las calles con gallardía para defender una causa legítima que ha sido derrotada por las ambiciones personales de diputados y senadores sin escrúpulos, lacayos del partido de Estado y el peor presidente que ha visto México en un catálogo de muchos infames que ya fueron ampliamente superados.
Nos arrebatan la protección de la justicia federal a través del amparo, se termina la Corte capaz de revertir atrocidades y abusos de poder, se acaba la era del Tribunal Constitucional auténtico árbitro entre poderes.
El presidente que como opositor cerró pozos petroleros y clausuró el tránsito en Paseo de la Reforma para protestar por sus causas, mandó a agredir anoche a trabajadores del Poder Judicial, entre ellos jueces y magistrados que no han dejado de alertar sobre la gravedad de los acontecimientos en horas recientes. Las escenas en las calles aledañas a la casona de Xicoténcatl en el Centro Histórico de la capital nos acercan al autoritarismo de las emblemáticas dictaduras latinoamericanas, quienes pidieron diálogo y tiempo para reflexionar fueron rociados con gases.
La República de libertades ha muerto a manos de los verdugos de túnica guinda y sus cómplices silentes. Empresarios, medios de comunicación favorecidos a cambio de su entreguismo, artífices de las corruptelas de la nueva mafia del poder y los cómplices que celebran estas horas funestas, más pronto que tarde vivirán en carne propia el resultado de sus decisiones. Sin tribunales federales profesionales, autónomos e imparciales, el régimen autoritario de Andrés Manuel López Obrador se consolidará más allá de este sexenio, para revertirlo las vías institucionales de la justicia han quedado prácticamente suprimidas. Jamás imaginé escribir en estos términos sobre el futuro de un México que duele profundamente.
¿Así quiere Claudia Sheinbaum comenzar su mandato? La presidenta electa secuestrada por los intereses personales de su dueño gobernará sobre la resistencia de ciudadanos agredidos. Un nuevo sexenio comenzará sobre el panorama más sombrío que pudimos haber anticipado. Estas no son buenas noticias para nadie y faltan por ver las consecuencias económico financieras que vendrán. ¿Quién querrá invertir y llevar sus negocios a un clima de incertidumbre jurídica dominado por políticos de poca monta disfrazados de jueces que serán comparsa del Ejecutivo? Vaya herencia maldita.
Antes del amanecer de este miércoles, Morena y sus cómplices aprobaron en lo general y particular el golpe destructor contra el Poder Judicial de la Federación con números de 86 contra 41, el voto definitivo del quiebre vino de los Yunes, con una desfachatez insultante que les adhiere el estigma de la traición por el resto de sus días. No olvidar en el recuento de los daños el vergonzoso papel del líder nacional de Acción Nacional, él convalidó en la lista de candidatos para la Cámara Alta a Miguel Ángel Yunes Márquez y a su impresentable padre como suplente. Marko Cortés jamás imaginó el desenlace que deberá propiciar su dimisión si aún le queda dignidad.
El otro voto indispensable para la oposición no se dio a causa de la ausencia de Daniel Barreda, de Movimiento Ciudadano, quedará pendiente analizar a detalle las causas que envolvieron el caso del campechano que, según versiones sin aclarar a plenitud, fue presionado tras la supuesta detención de su padre.
Tras la novela trágica vivida en el Poder Legislativo, la aprobación necesaria de los 17 congresos locales será de mero trámite para que el amo de la destrucción “festeje” el 15 de septiembre con la promulgación de su reforma. Ese es el obsequio que sus peones ofrecen antes de entregar la banda presidencial, mancillada por la ignominia.
¿Qué viene para el Poder Judicial? Una era de dependencia al Ejecutivo que afianza la desaparición de la autonomía de los juzgadores federales a partir de su elección popular. Sin importar la falta de preparación profesional y elementales filtros de probidad, cualquiera podrá impartir justicia en el nuevo esquema aprobado por la aplanadora populista a partir del verano de 2025.
Es absurdo que se haya aprobado una reforma constitucional sin leyes secundarias para operarla, se ha cambiado el paradigma para elegir impartidores de justicia sin precisar las condiciones de ese proceso carente de transparencia. Ahora, el más popular de acuerdo al criterio morenista será juez, magistrado o ministro. Para los destructores de la división de poderes, bastará con ser obediente y convalidar las arbitrariedades que sepultarán la imparcialidad.
La operación para exhibir y denunciar el atropello ante organismos internacionales es encomiable, pero anticipo que en nada cambiará el panorama desolador.
Una vez publicada la reforma, la oposición podrá presentar una Acción de Inconstitucionalidad ante la Suprema Corte de Justicia por las flagrantes violaciones al proceso legislativo, la procedencia es obvia, pero el problema son los tiempos. Hasta finales de noviembre habrá ocho ministros coherentes que podrían suspender la reforma y eventualmente anularla, los plazos se ven complicados, aunque no imposibles. Si la Corte ejerce por última vez esta atribución de Tribunal Constitucional, la reforma tendría que volver a procesarse aunque ya durante el sexenio de Claudia Sheinbaum y eso significaría trasladarle el costo político del golpe.
La República ha muerto, es un día triste.
EDICTOS
Dedico esta columna con respeto y reconocimiento a los valerosos juzgadores federales que han defendido hasta el límite de sus fuerzas el orden constitucional en las calles. Su legado debe inspirar a nuevas generaciones de abogados para no claudicar en la recuperación del país. No hay victorias, ni derrotas definitivas, como decía Churchill: “Lo que cuenta es el coraje de continuar”.