En los últimos años hemos sido testigos de la integración de tecnologías emergentes como la robótica, la computación cuántica y la inteligencia artificial, y de cómo han entrado también en nuestra casa, escuela y oficinas gracias a dispositivos electrónicos que administran nuestros datos de una forma cada vez más compleja. Para el año 2025 estaremos ante una integración tecnológica mucho más sofisticada, contaremos con herramientas tecnológicas que harán más fácil la creación de un robot humanoide, un ser que poco a poco formará parte de nuestra vida diaria.
El regreso de Donald Trump a la Casa Blanca, con Elon Musk dirigiendo el Departamento de Eficiencia Gubernamental(DOGE), y David Sacks como asesor especial de inteligencia artificial y criptomonedas, marca un punto de inflexión en la aceleración del desarrollo de inteligencia artificial y la adopción de tecnologías descentralizadas como Bitcoin, una moneda que sin embargo todavía no alcanzará la adopción generalizada debido a la volatilidad, la falta de regulación, la percepción negativa de riesgos legales de la demanda, la desinformación asociada con los elevados costos ambientales, los peligros para la privacidad de los datos, y la inercia cultural y económica global.
La hiperconectividad marcará el comienzo de la transformación hacia un mundo basado en experiencias inmersivas ciberfísicas. En el entretenimiento, la educación, la medicina y otros campos, las redes 5G y el chip 6G con Internet de las Cosas (IoT), contarán con miles de millones de dispositivos conectados que conducirán un flujo masivo de datos en donde la IA creará experiencias ultrapersonalizadas para los usuarios, cambiando fundamentalmente nuestra forma de interactuar con la tecnología, y desvaneciendo las diferencias entre los humanos y las máquinas.
El mundo empresarial deberá dar un paso decidido hacia la adopción de soluciones basadas en machine learning con sistemas de gestión directiva, una estrategia que no sólo aumentará su capacidad para manejar información diversa—estructurada y no estructurada—sino también permitirá un seguimiento más preciso de tareas (Task Tracking) al automatizar la captura y organización de datos. Esto optimizará recursos, reducirá errores en el análisis y aumentará la precisión en el procesamiento de grandes volúmenes de información. Estas tecnologías no sólo simplificarán la complejidad operativa, sino que también les brindarán una ventaja estratégica al liberar tiempo para que sus equipos se concentren en tareas de mayor valor, como la innovación y la toma de decisiones críticas.
Los ataques cibernéticos se volverán aún más complejos debido al uso de la IA, diseñando herramientas más precisas y personalizadas para usuarios que van desde empresas, personas y entidades gubernamentales que tendrán que lidiar con la imitación de comportamientos humanos en intentos de phishing ultrapersonalizado con información que los ciberdelincuentes obtienen de redes sociales, correos electrónicos y robo de cuentas de WhatsApp. Para ello la integración de herramientas de multi autentificación, cifrado de extremo a extremo, y detección de ataques en tiempo real serán la clave para no caer en ningún tipo de estafa en un mundo hiperconectado.
La ética debe ser la brújula que guíe el diseño, desarrollo e implementación de la tecnología. La transparencia, la equidad, la inclusión y la responsabilidad humana se anteponen al desarrollo de algoritmos imparciales, justos, respetuosos de nuestra privacidad y diseñados para empoderar la mayor capacidad humana posible, sin hacerlo en su lugar o reemplazándola. Ante todo, debemos garantizar el acceso y la oportunidad a todas estas tecnologías y entrenamiento para que nadie quede atrás en este paso evolutivo.