lgBtq+: la estigmatización e invisibilidad de la bisexualidad

Sábado 21 de junio de 2025

Arturo Ordaz
Arturo Ordaz

Reportero egresado de la UNAM, formó parte de los equipos de Forbes México y La-Lista. Con experiencia en cobertura de derechos humanos, cultura y perspectiva de género. Actualmente está al frente de la Revista Danzoneros. X: @arturoordaz_

lgBtq+: la estigmatización e invisibilidad de la bisexualidad

El contar con el gusto y deseo por más de un género es un hecho disruptivo, ya que no se puede categorizar como heterosexual, gay o lésbico.

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Participante de la marcha LGBTI en CDMX.

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Foto: Alexa Herrera/La-Lista.

A los humanos nos gusta clasificar las cosas porque nos ayuda a entender el mundo. De tal suerte que así entendemos que existe lo frío y lo caliente, la luz y la oscuridad, lo blanco y lo negro; entre otras cosas. ¿Pero qué pasa cuando algo rompe con ese orden y no cabe dentro de una de las categorías existentes? Lo más sencillo es ignorarlo y clasificarlo donde mejor se acomode.

El mundo actualmente está construido para que lo hombres heterosexuales busquen a una mujer que cumpla con sus cánones y formen una familia: la institución básica que impulsa el Estado Mexicano al menos desde hace poco más de un siglo.

Desde hace varias décadas, la lucha de las personas homosexuales desafió esa realidad, para así visibilizar que hay hombres que sienten atracción por otros hombres, así como mujeres que prefieren relacionarse sexo-afectivamente con ellas. Esa lucha constante ha ido ganando terreno y derechos. Esto dentro de un mundo heteronormado que no está construido para estas personas, como si se tratara de un molde que se construyó para adaptarles al mundo que ya existe.

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La discriminación a bisexuales

La bisexualidad ha existido desde hace muchos años, quizá sea tan antigua como la humanidad, pero lo que la ha hecho invisible es que no se ha hablado de ella. El contar con el gusto y deseo por más de un género es un hecho disruptivo, ya que no se puede categorizar como heterosexual, gay o lésbico. Es un híbrido mal visto que se cuestiona desde todas las partes.

“Estás confundido, seguramente eres un gay de closet”, “tal vez sólo eres una chica que le gusta experimentar”, “no existe la gente bisexual, sólo las personas confundidas”. Estas son algunas de las frases más usuales para desacreditar a quienes se identifican como bisexuales. Usualmente sufren un desprecio y estigmanización desde la comunidad hetero, gay y lésbica.

Esta invisibilidad viene desde la academia médica, según explica Miguel Vázquez Rivera en su artículo “La ´B´ Que No Se Ve: Invisibilización desde los Diagnósticos Desafíos para la Divulgación de la Orientación Sexual de Hombres y Mujeres Bisexuales” para la Revista Ciencias de la Conducta.

En el texto relata que el “Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales” (DSM, por sus siglas en inglés) ha estudiado la visión de la homosexualidad desde la psiquiatría, excluyendo a la preferencia por dos géneros o más:

“Se observa que el tema de la bisexualidad casi ni se menciona, dejando esta orientación fuera de debates. No es que se busque la patologización de la bisexualidad, sino que haber tomado en cuenta esta orientación sexual durante el proceso, posiblemente hubiera causado una visibilidad al presente”, describe el artículo.

Quien ha tomado protagonismo y mayor activismo en los últimos años dentro de la comunidad LGTBQ+ ha sido el sector gay, por encima de las lesbianas. Sin embargo, no significa que sea el único grupo disidente de la heteronormatividad ni el más nutrido.

Según la Encuesta Nacional sobre Diversidad Sexual y de Género del INEGI de 2021, el 51.7% de la población LGBT en México se considera bisexual, mientras que la homosexual representa el 26.5% y las lesbianas el 10.6%. Sí según esta encuesta son la mayoría, ¿porqué no se les toma más relevancia?

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Las personas bisexuales también sufren discriminación dentro de la comunidad LGBTQ+, se les acusa de ser promiscuas, confundidas, inestables, infieles y más. Nuevamente las cifras respaldan este hecho, la Encuesta sobre Discriminación de la Ciudad de México (EDIS, 2021) destacó que el 65.9% de las personas encuestadas refirió que existe discriminación en contra de la población bisexual que habita y transita la capital del país.

Ante ello, el argumento del músico y Tik Toker de la cuenta “Olasalazar”, quien también se ha posicionado como activista del tema, es que la bisexualidad choca con algunos de los logros de la comunidad gay para ser vista en el mundo heterosexual, como si se tratara de “ensuciar” el lugar que tanto trabajo les ha costado construir.

Como se dijo al inicio del texto, el sistema está hecho para los heterosexuales y todo lo que este fuera de ello es “despreciable”. Uno de los logros de la comunidad gay es un molde de adaptación a ese mundo que no fue hecho para ellos. De tal suerte que “Olasalazar” dice:

“Como existe esta concepción de que se nos está tolerando (a la comunidad LGBTQ+), se nos exige que nuestro modo de vida se amolde al suyo aunque no esté pensando en nuestras necesidades y esa idea de que es tolerable ser diferente mientras no incomodes y no rompas el estilo de vida (de los heteros) es a lo que nos referimos como activismo asimilativo”.

Fuera el estigma

“¿Pero te gustan más los hombres o las mujeres?, ¿haz salido más con chicos o con chicas?” Estas son algunas de las preguntas más comunes para cuestionar la bisexualidad. No hay un test, un reactivo o un instrumento de medición que detecte si te identificas con esta preferencia sexual. Tampoco el número de tus encuentros con personas de tu mismo o diferente sexo te hace pertenecer o no a esta comunidad.

El texto de Vázquez Rivera explica que para para Klein, Sepekoff y Wolf (1985) la orientación sexual incluye al menos siete dimensiones: la atracción sexual, el comportamiento sexual, las fantasías sexuales, las preferencias emotivas, las preferencias sociales, la autoidentificación y el estilo de vida.

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Sin embargo, también indican que estas dimensiones son fluidas y pueden cambiar con el tiempo. Con lo anterior, podemos inferir que la bisexualidad va más allá de la manera en que nacemos, ya que nuestra identidad va evolucionando con el paso de los años conforme a lo que conocemos y descubrimos de nosotros mismos.

Es decir, que en este momento de la vida puede ser que me gusten más los hombres que las mujeres, o viceversa, y esto no me hace ni menos ni más bisexual si esa es la identidad con la que yo me siento respaldado. La sexualidad humana es tan única e irrepetible como el mismo ser humano. Por más que queramos clasificar el mundo para entenderlo, tenemos que mirar que cada persona es única por más que tenga similitudes con otros.

Roles, el cómo nos comportamos

La identidad la vamos construyendo a partir de muchas cosas, como nuestro contexto, las características físicas, las personas que nos rodean, entre otras. También está compuesta por las expectativas de otras gentes según nuestro género (desde la perspectiva heterosexual), pero cuando la bisexualidad es disruptiva con ese sistema, se aprecia diferente.

Vázquez Rivera explica de nuevo: “por ejemplo, una persona hombre podría sentir atracción sexual y fantasías por ambos sexos, pero su comportamiento sexual y preferencias emotivas son hacia otros hombres, sin embargo, sus preferencias sociales, estilo de vida y autoidentificación es heterosexual”.

Con lo anterior nos damos cuenta que no existe un rol perfecto o idóneo sobre lo que es ser una persona bisexual, no tiene que ser afeminado o masculino. Tampoco parecer gay/lésbica o heterosexual, sino por sí misma.

Más allá de la tolerancia y el respeto, lo que más se ocupa en estos tiempos es la empatía. Caer en consciencia que hay personas que viven diferente a nosotros y ven las cosas de otra manera, así como desafiar lo que creemos que es nuestra realidad y darse cuenta que hay un mundo que no conocemos.

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