Análisis | La absurda prohibición de productos plásticos en plena pandemia

Por Aldimir Torres Arenas

“Prohibido prohibir”, fueron las palabras del presidente, Andrés Manuel López Obrador, el pasado 4 de diciembre cuando se dieron a conocer las medidas sugeridas, en vez de impuestas para la contención del repunte de la pandemia que vivimos, apelando así a la conciencia de la ciudadanía, en estricto apego al derecho de las libertades individuales.

La doctora Claudia Sheinbaum, en completa congruencia con el primer mandatario, descartó un estado de sitio o multas a quien incumpla las medidas sanitarias en la CDMX. Sin embargo, a pocos días de la llegada de 2021, las autoridades celebraban la entrada en vigor de la prohibición del uso, distribución y comercialización de los mal llamados plásticos de un solo uso.

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Esto, sin importar las pequeñas y medianas empresas que se verán obligadas a cerrar, los 50 mil empleos que se perderán por esta medida, ni los comerciantes que dependen de estos artículos para expender sus productos como alimentos y bebidas. La advertencia estaba y la pregunta es: ¿Por qué la industria no se preparó? Pero, ¿quién de nosotros estaba preparado para afrontar una pandemia, una crisis sanitaria y económica como la que vivimos?

Resultó imposible que en la mayor crisis económica que hemos vivido en los últimos 100 años, empresas nacionales e internacionales contaran con la capacidad técnica, financiera y de investigación para lograr la transición hacia productos compostables para 2021. Existen negocios que tuvieron que reducir 30% de su plantilla laboral, por no tener demanda de sus productos y otros casos en donde su reducción se dio hasta en un 50%, como afectaciones por la pandemia de COVID-19.

La industria del plástico solicitó al gobierno y al Congreso de la CDMX una una prórroga para la entrada en vigor de esta prohibición, pero fue un llamado sin respuesta. Pues nos tuvimos que conformar con las notas de algunos medios de comunicación, que seguía en pie la fecha para la entrada en vigor de las reformas a la Ley de Residuos Sólidos.

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Hoy, desde la cotidianidad vemos lo absurdo de esta medida pues cubiertos, charolas y contenedores de alimentos fueron básicos para que restaurantes y el comercio informal de alimentos se reactivaran y operaran en medio de una pandemia persistente. Al ser productos que nos brindan seguridad, higiene y practicidad, a diferencia de otros materiales se facilita su limpieza con sanitizantes y en la mayoría de los casos se pueden reutilizar y posteriormente reciclar. Además son indispensables en instituciones de salud.

La falta de información impera; se nos ha hecho creer que los productos biodegradables o compostables son la solución a un problema ambiental, que lamentablemente no termina con la prohibición de bolsas y tenedores. ¿En dónde queda la educación y conciencia ambiental?, si como consumidores no somos responsables y sigue sin existir una adecuada gestión de residuos, por lo que, los impactos serán peores.

Asimismo, la capacidad mundial de materiales compostables equivale a 2 millones de toneladas, cantidad insuficiente para cubrir la demanda mexicana cercana a las 3.3 millones y es materia prima que debe importarse, lo que elevará costos pues una resina de un producto tradicional usada para fabricar un vaso o un plato desechable cuesta 1.30 dólares y los compostables alrededor de los 4.30 dólares, ese incremento del 350% lo pagará el sector restaurantero, los pequeños negocios y por lo tanto el usuario final.

Si las medidas que no prohíben ni son punitivas en medio de un problema de magnitud sanitaria, o aquellas que impiden y castigan la comercialización de un producto que abona a la economía y seguridad de la población fueron correctas, ya el tiempo lo dirá.

Nosotros trabajamos para hallar caminos al servicio de las autoridades y población, al redoblar esfuerzos para que podamos encontrar en un cubrebocas, en una careta, en guantes, envases de sanitizantes y medicamentos, en equipo médico, contenedores de vacunas, bolsas y empaques valorizables, un plástico que preserva la vida y que siempre ha sido un aliado.

*El autor es el actual presidente de la Asociación Nacional de Industrias del Plástico (ANIPAC). 

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