Como crítico de cine y música tiene más de 30 años en medios. Ha colaborado en Cine Premiere, Rolling Stone, Rock 101, Chilango, Time Out, Quién, Dónde Ir, El Heraldo de México, Reforma y Televisa. Titular del programa Lo Más por Imagen Radio. X: @carloscelis_
Zona de confort
2025 será otro año de secuelas, precuelas, recuelas, remakes, reboots y demás propiedad intelectual que invita a seguir inmersos en la nostalgia.
2025 será otro año de secuelas, precuelas, recuelas, remakes, reboots y demás propiedad intelectual que invita a seguir inmersos en la nostalgia.
Recuerdo cuando hace más de 20 años, viajaba cada Navidad en autobús cerca de 24 horas para reunirme con mi familia y celebrar las fiestas decembrinas. Era un viaje muy pesado pero la emoción por verlos y reencontrarme con mis amigos de la infancia, y sí, la nostalgia, volvían el viaje una especie de peregrinación o ritual, y eran el combustible que alimentaba esa ilusión tan abstracta que algunos llaman el “espíritu navideño”.
Ahora que soy mayor, entiendo que las cosas solamente son lo que uno quiere que sean y que ese tipo de ilusiones las crea uno en la cabeza. Tiene probablemente 15 años que dejé de celebrar la Navidad y la víspera del Año Nuevo como la mayoría lo hace, y todo empezó, precisamente, con una revisión muy personal de valores como la familia y la amistad.
Pero me gustan las fiestas y, como a todos, me atraen ciertos rituales, por lo que en algún momento consideré cambiar de festividad y empecé a investigar sobre otras como la Kwanzaa, la fiesta secular celebrada por la comunidad afroamericana. Sin embargo, llegué a la conclusión de que ésta tiene el mismo problema que la Navidad blanca-y-roja de Santa Claus, y es que ambas son fechas inventadas por alguien (en el caso de la Kwanzaa, por el activista Maulana Karenga) que no se sostienen en eventos reales.
En lo dicho, las cosas sólo tienen el poder que uno les da, aunque mi efímero interés por fiestas como la Kwanzaa o el Yule en realidad tiene más que ver con las ganas de investigar y de conocer otras expresiones, otras culturas y otras alternativas, es decir, lo opuesto a la comodidad y a la uniformidad. Lo opuesto al confort.
Para nadie debería ser sorpresa que las películas más taquilleras en estas fechas decembrinas sean las de marcas conocidas como Disney. La película animada Moana 2 pasó tres semanas en el número uno de la cartelera mexicana, sólo desbancada por Mufasa, otra película animada de Disney que también se desprende de una propiedad intelectual reconocible. Moana 2 logró entrar al Top 10 de lo más visto en México durante 2024, colocándose en el nada despreciable quinto lugar. Esto es sólo un recordatorio de cómo a la mayoría de los mexicanos les gusta permanecer en su zona de confort, un lugar seguro e inofensivo donde todo es reconocible.
Aunque no solamente somos los mexicanos pues mucho se ha dicho ya sobre cómo, tras la pandemia, la sociedad entró en un estado de nostalgia por el pasado del que no ha podido recuperarse, y esto, trasladado a temas de consumo, se traduce en un apetito insaciable por productos que nos regresan a otras épocas, aquellas que significaron algo especial para nosotros y que nos brindan un sentimiento de seguridad. Es decir, un regreso a nuestra zona de confort.
Pero la pandemia ya quedó muy atrás y, sin embargo, la añoranza por el pasado continúa. Un dato para el cierre de año es que, de las 10 películas más vistas a nivel global, 9 son secuelas y todas están basadas en propiedad intelectual reconocible. Quizá por esta razón, 2025 será otro año de secuelas, precuelas, recuelas, remakes, reboots, revivals y demás propiedad intelectual que nos invita a seguir inmersos en la nostalgia.
Revisando el calendario de lanzamientos de 2025 de las principales compañías productoras de cine de Estados Unidos, más de la mitad de sus estrenos serán propiedad intelectual reconocible, o sea que entre el 50% y 70% de las películas que veremos el próximo año serán alguna forma de continuación, relanzamiento o reinterpretación de títulos, marcas, franquicias e historias conocidas. Esto lo pude comprobar recientemente, cuando acudí a Cinépolis y proyectaron un promocional que anuncia puras secuelas.
En México, este fenómeno de nostalgia prolongada influye incluso en temas de identidad nacional. 2024 será el segundo año consecutivo que quedará marcado por un programa de televisión como La casa de los famosos, que tuvo ratings altísimos y se convirtió en lo más visto del año, hasta lograr invadir las salas de cine, donde se proyectó la final logrando también altos números de taquilla.
¿A qué me refiero con temas de identidad nacional? A que gracias al éxito de este programa, la marca Televisa logró reintroducirse exitosamente al gusto de los nuevos públicos, que de alguna manera está redescubriendo el legado de esta televisora, en todo, desde desempolvar las carreras de artistas de antaño, volver a poner de moda las telenovelas, hasta llenar los conciertos de cantantes y grupos de pop asociados a esta compañía. A donde vayas este fin de año, sonarán los villancicos que todos esos añejos cantantes grabaron en la década de los 80, como si se tratara de clásicos tradicionales.
Y no para ahí. La fiebre futbolera que se volvió a elevar a niveles de euforia, e incluso violencia, tras el tricampeonato logrado por el Club América (no hay que olvidar que tal equipo también está íntimamente ligado a dicha televisora), o la muerte de una leyenda como la actriz Silvia Pinal, que puso en marcha una revisión de su carrera más allá del cine, donde su programa Mujer, casos de la vida real es un pilar de la televisión mexicana.
En 2024, Emilio Azcárraga Jean pidió licencia como presidente del corporativo Televisa tras presuntos sobornos a directivos de la FIFA para obtener los derechos de transmisión de varias Copas del Mundo. Por su parte, en “la otra televisora”, tenemos a una persona como Ricardo Salinas Pliego dando la noticia, pues a través de su cuenta oficial en X (antes Twitter) compartió una carta donde instaba a todos los trabajadores de TV Azteca a no usar el lenguaje “woke”, asociado al activismo y pensamiento progresista.
A mí me parece que ambos casos son muestra de una actitud regresiva y nos advierten de los peligros de mantenernos como sociedad en una (falsa) zona de confort. Siempre lo he dicho, que la nostalgia me parece tóxica, pero cuando el pensamiento conservador empieza a contaminar nuestra identidad como mexicanos, yo veo un gran problema.
Lejos quedaron para mí los días de viajar 20 y tantas horas para reencontrarme con el pasado. Mi deseo para las nuevas generaciones es que en 2025 puedan ver siempre hacia adelante, y recordarles que la televisión no es una identidad. Este año, una frase que retumbó en mis oídos la escuché en la película La virgen roja: “Toda ficción es, por definición, conservadora”.
BREVES
Llega a Netflix el esperado estreno de la segunda temporada de El Juego del calamar (Squid Game), la exitosa serie surcoreana y fenómeno cultural de 2021, que ya puede verse desde el 26 de diciembre.
Aunque en algunos países ya puede verse en esta misma plataforma la película María con Angelina Jolie, sobre la vida de la cantante de ópera María Callas, el estreno en México está programado primero en salas de cine para finales de febrero.
La que sí llegó a salas de cine desde el 25 de diciembre es la nueva película de Nicole Kidman, Babygirl, una intensa historia de suspenso que triunfó en el Festival de Cine de Venecia.
Para una lista más extensa de lo mejor de 2024, visita mi perfil en Letterboxd.