Comprar ropa usada reduce el impacto de la industria textil en el medio ambiente
La ropa usada reduce las emisiones de contaminantes. Foto: Pixabay

La industria de la ropa emite 10% de los contaminantes a nivel global, por lo que es importante impulsar el uso de prendas de segunda mano y fomentar una mayor participación de los consumidores, advirtió este sábado una representante del sector.

La producción, transporte, venta, consumo, uso y desecho de la ropa es responsable de al menos el 10% de las emisiones mundiales de contaminantes ambientales y esos porcentajes van en aumento, dijo en un comunicado Ana Isabel Orvañanos, “country manager” de la firma GoTrendier, con motivo del Día de la Tierra.

La directiva de GoTrendier, una comunidad de venta y compra de moda de segunda mano en México, indicó que uno de los mayores causantes del cambio climático es el dióxido de carbono (CO2) y subrayó, en ese sentido, que la industria de la moda en el país es una de las más contaminantes.

“Hemos escuchado sobre el récord del día más caluroso en México, es cada vez más constante que se activen los días de contingencia que buscan equilibrar la calidad del aire y ni qué decir de la reducción en la calidad y cantidad de agua”, refirió Orvañanos.

Además, las emisiones de CO2 generan degradación de los suelos y provocan la destrucción de la selva tropical por la tala de miles de árboles para fabricar tejidos a base de celulosa, que es material de ropa de bajo precio-calidad.

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Una mujer realiza compras en una tienda de ropa usada en Tegucigalpa. Foto: EFE/Gustavo Amador

De acuerdo con conTreebute, una compañía especializada en sostenibilidad, el uso promedio de una prenda nueva es de apenas siete usos antes de sacarla del armario.

Esta situación implica que, si el llamado fast fashion continúa, las emisiones de CO2 aumentarán casi en 50% para 2030.

“La era del consumo rápido y desmedido nos ha hecho comprar más de lo que necesitamos, una práctica que no es sostenible, pues lo que decides comprar y lo que tienes en tu armario está relacionado con el desastre ecológico que atravesamos en la actualidad”, afirmó.

Revertir la situación

Ante esta situación, Orvañanos mencionó que adquirir una prenda usada puede evitar el 80% de emisión que genera una nueva.

Explicó que el modelo de negocio del fast fashion consiste en ofrecer a los compradores productos en tendencia a precios muy bajos, lo que provoca el desecho anual de millones de toneladas de ropa que terminan quemadas o enterradas en tiraderos.

Asimismo, sostiene que, aunque la “moda rápida” es rentable para la industria textil, es insostenible y muy peligrosa para el medio ambiente.

En contraposición se ha propuesto el slow fashion, una tendencia que implica pensar antes de comprar y responde a la economía circular.

Este modelo busca compartir, alquilar, reutilizar, reparar, renovar, revender y dar una segunda vida a las prendas que alguien más ya utilizó.

“Los consumidores pueden generar un impacto positivo muy relevante al utilizar prendas el doble de tiempo que lo hacemos ahora, con ello, según datos de la ONU, evitaríamos un 25% de las emisiones de CO2 que la industria de la moda emite”, expresó Orvañanos.

Con información de EFE.

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