Sudáfrica abre academia de cannabis para impulsar desarrollo del sector
Darian Caleb Jacobsen, profesor de Cheeba Cannabis Academy con una planta de cannabis dentro de una sala de cultivo especializada en Cheeba Cannabis Academy en Johannesburgo, Sudáfrica. En un frondoso suburbio de Johannesburgo, Sudáfrica, hojas verdes adornan el paredes de una escuela donde los estudiantes aprenden a cultivar cannabis de la mejor manera, pero está prohibido fumar marihuana. El rigor tiene como objetivo disipar el estigma en torno al sector, dice Linda Siboto, cofundadora de la institución, que se presenta a sí misma como la primera academia de cannabis de África. Foto: Ihsaan Haffejee/ AFP

En una academia de Johannesburgo, que prepara a futuros cultivadores de cannabis en Sudáfrica, la hierba se mira, se toca y se estudia, pero no se fuma.

La Cheeba Cannabis Academy, una institución privada, apuesta desde 2020 por un cambio radical de actitud respecto al cannabis en Sudáfrica.

“Es importante profesionalizar el sector”, explica a la AFP Linda Siboto, cofundadora de la academia, que se enorgullece de haber sido la primera de África en especializarse en las técnicas de cultivo de cannabis.

Precedentes no faltan, desde Uruguay y Canadá, los primeros países en legalizar su uso recreativo, al igual que una veintena de estados de Estados Unidos, hasta España, que autoriza la producción para uso personal.

El sector presenta un “enorme potencial” para las inversiones y podría “crear más de 130 mil empleos”, aseguró el año pasado el presidente sudafricano, Cyril Ramaphosa. Un reto en un país corroído por un desempleo endémico.

En África meridional, varios países vecinos -como Lesotho, Zimbabue o Malaui- ya empezaron a cultivar cannabis medicinal.

“Tenemos una tasa de insolación increíble y mucha tierra disponible”, subraya Trenton Birch, cofundador de la escuela. Todas las ventajas, según él, para colocar al país entre los mayores exportadores mundiales de cannabis.

En un mercado que, según las proyecciones, podría alcanzar los 272 mil millones de dólares en 2028, la academia de cannabis en Sudáfrica instruye a los interesados en el sector.

Los días de los aspirantes a plantadores de hierba suelen comenzar con una sesión de yoga. Ese día, continuaron en batas blancas con una sesión de trabajo práctico en el laboratorio.

“No está muerta, ni enferma. Solo necesita agua”, explica un profesor ante una planta en mal estado.

Por el momento, esta especialización enfrenta una legislación aún poco clara en Sudáfrica. La venta de cannabis para uso no médico sigue siendo ilegal pero, en 2018, la máxima corte del país despenalizó el uso privado. El sector espera ahora una nueva ley.

Clubes de cannabis, donde los miembros pagan por el mantenimiento de sus plantas, surgieron en todo el país, pero su legalidad sigue bajo examen judicial.

Todo esto es fuente de “confusión”, lamenta el investigador de la universidad del Cabo, Simon Howell.

El gobierno sudafricano también concedió en los últimos años cientos de licencias para el lanzamiento de explotaciones especializadas en el cultivo de cáñamo y cannabis medicinal.

Pero la instalación es costosa, con una inversión media de un millón de dólares, y el sistema favorece a los grandes productores en detrimento de los pequeños agricultores tradicionales, lamentan algunos profesionales.

El cultivo de cannabis es una tradición centenaria en algunas partes del país.

Según Johann Slabber, experto en productos farmacéuticos y empresario del sector del cannabis, a muchas explotaciones les cuesta sobrevivir.

La producción actual supera la demanda interna, pero las exportaciones, especialmente a Europa, no están permitidas porque las normas de calidad no coinciden, detalla el especialista.

De un centenar de empresas autorizadas a producir cannabis medicinal, solo cinco exportan actualmente “en masa”, precisa.

El gobierno prometió racionalizar las regulaciones para permitir que el mercado prospere.

Kholosa Myeki ya se está preparando para el futuro. Al igual que otros 600 estudiantes de la Cheeba Cannabis Academy desde su creación, la joven espera convertirse en una profesional del cannabis, con la idea de abrir su propio laboratorio de control de calidad.

Con información de AFP.

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