Tiroteo en la escuela de Parkland: comienza la selección del jurado para el juicio de pena de muerte

La selección del jurado para el juicio de pena de muerte de Nikolas Cruz, que asesinó a 17 estudiantes y personal en un tiroteo en 2018 en una escuela en Parkland, Florida, comenzó el lunes después de varios años de retraso debido a la pandemia de Covid-19.

Cruz, de 23 años, ya se declaró culpable de los asesinatos cometidos en la preparatoria Marjory Stoneman Douglas, lo que significa que un jurado decidirá si se enfrentará a la cadena perpetua o a la pena de muerte. Se trata del tiroteo masivo más mortífero de la historia de Estados Unidos que llega a juicio.

Funcionarios del tribunal indican que se podrían presentar mil 500 candidatos o más ante la jueza de circuito Elizabeth Scherer, los fiscales y los defensores públicos de Cruz para una selección inicial en las próximas semanas.

Cruz, exalumno de Stoneman Douglas, será sentenciado a muerte solo si el jurado acuerda por unanimidad que los factores agravantes como el número de personas que asesinó, su planificación y su crueldad superan los factores atenuantes como su enfermedad mental de toda la vida y la muerte de sus padres.

Si algún miembro del jurado no está de acuerdo, Cruz será condenado a cadena perpetua.

Otros siete asesinos estadounidenses que dispararon fatalmente contra al menos 17 personas murieron durante o inmediatamente después de sus ataques, ya fuera por suicidio o a manos de la policía. Todavía está pendiente el juicio del sospechoso de la masacre de 23 personas en un Walmart en El Paso, Texas, en 2019.

Los juicios de pena de muerte en Florida y en gran parte de Estados Unidos suelen tardar dos años en comenzar debido a su complejidad. El juicio de Cruz se retrasó aún más debido al Covid-19 y a las disputas legales.

Tony Montalto, cuya hija de 14 años, Gina, murió en el tiroteo, comentó que el juicio “ha tardado mucho” en llegar.

“Solo espero que todos recuerden a las víctimas”, dijo a la agencia de noticias Associated Press.
Cruz, comentó Montalto, “le contó al mundo sus planes en las redes sociales, llevó a cabo esos planes de forma fría y calculada y asesinó a mi hermosa hija, a 13 de sus compañeros y a tres de sus maestros”.

Los padres y los cónyuges de las víctimas que han hablado públicamente han expresado que están a favor de la ejecución de Cruz. Montalto no ha respondido de forma directa la pregunta, pero ha manifestado en múltiples ocasiones que Cruz “se merece todas las oportunidades que le dio a Gina y a los demás”.

De lunes a miércoles, durante la mayor parte de las próximas semanas, los posibles jurados entrarán al tribunal en grupos de 60, alrededor de cuatro grupos por día.

Se les preguntará si pueden dejar de lado cualquier animosidad hacia Cruz y juzgar el caso de manera justa. Después se les preguntará si están disponibles de junio a septiembre. De cada grupo, Scherer espera que queden cinco.

Los candidatos que pasen esas pruebas serán llevados a otra sala, donde completarán un cuestionario sobre sus antecedentes y creencias para que los abogados lo revisen.

Volverán a ser convocados dentro de varias semanas para un interrogatorio individual. Para poder formar parte del jurado, deben decir que pueden votar a favor de la pena de muerte en caso de que las pruebas justifiquen ese veredicto, pero también que no creen que deba ser obligatoria en caso de homicidio.

El lunes, el primer grupo de 60 posibles jurados entró al tribunal.

Cruz, de 23 años, se sentó entre sus abogados, vistiendo un suéter gris y un cubrebocas. Cuatro oficiales del aguacil se sentaron cerca. Cruz habló brevemente, renunciando a su derecho a participar directamente en el proceso de selección. Ocho padres y otros familiares de algunas víctimas se encontraban sentados juntos en la sala.

Tanto los fiscales como la defensa pueden impugnar a cualquier posible miembro del jurado por su causa.

Scherer descartará a los candidatos que los abogados de cualquiera de las partes le hayan convencido de que podrían perjudicar su parte. Cada parte dispondrá de al menos 10 impugnaciones perentorias, en las que cualquiera de ellas puede descartar a un candidato por cualquier motivo, excepto por su raza o género.