Las fuerzas rusas capturan la primera ciudad en la batalla por el Donbás
Dos personas se abrazan mientras los evacuados suben a un autobús que sale de Kreminna el sábado. Foto: Ed Ram/The Guardian

Las fuerzas rusas tomaron la ciudad de Kreminna, en la región del Donbás, en el este de Ucrania, y las tropas ucranianas se retiraron de la ciudad, informó el gobernador regional.

Kreminna, una ciudad de más de 18 mil habitantes ubicada a aproximadamente 560 kilómetros al sureste de la capital, Kiev, parece ser la primera ciudad tomada en una ofensiva rusa en el este de Ucrania.

Kreminna se encuentra bajo el control de los ‘orcos’ (rusos). Ellos entraron en la ciudad“, dijo Serhiy Gaidai, el gobernador de la región de Luhansk, en una sesión informativa el martes. “Nuestros defensores se tuvieron que retirar. Se atrincheraron en nuevas posiciones y siguen luchando contra el ejército ruso”.

Indicó que las fuerzas rusas habían atacado “desde todos los flancos”.

“Es imposible calcular el número de muertes entre la población civil. Tenemos estadísticas oficiales –alrededor de 200 muertes–, pero en realidad son muchos más”, dijo, sin aclarar qué periodo abarcaba la cifra estimada de muertes. Rusia niega haber atacado a los civiles.

Los residentes evacuados de la ciudad han comentado que no pueden contactar a sus familiares y amigos que se encuentran ahí.

Olena Stetsenko, directora de la organización de voluntarios City Korupus, ubicada en Kreminna, fue evacuada de la ciudad a mediados de marzo. Stetsenko fue una de las últimas personas que pudo contactar a alguien dentro de la ciudad antes de que se cortara por completo la señal de su celular el lunes a mediodía, explicó, horas después de que, según se informa, las fuerzas rusas tomaran la ciudad.

Ha habido un patrón de ciudades y pueblos ucranianos que pierden la conexión de telefonía celular poco después de caer bajo la ocupación rusa.

Mi pariente dijo (el lunes) que había aviones y helicópteros rusos sobrevolando la ciudad“, comentó Stetsenko. “Dijeron que (los rusos) estaban utilizando todo tipo de equipos pesados: grads (lanzacohetes), tanques”.

“Hasta ayer, se encontraban en las afueras de la ciudad y había combates en las calles. Los (rusos) tienen miedo de entrar a la ciudad debido a las minas“, dijo Stetsenko, quien calcula que quedan alrededor de 3 mil 500 residentes en la ciudad.

Natalia Chekhuta, directora de la administración regional de Kreminna entre 2015 y 2019, comentó que se sentía devastada.

Chekhuta, que todavía es concejala regional de la ciudad, explicó que desde el inicio de la guerra dirigía misiones voluntarias de evacuación. Al principio, no había mucha gente que quisiera evacuar, señaló, pero en las últimas tres semanas las evacuaciones comenzaron a producirse “en masa”.

Chekhuta y su equipo se dirigían a Kreminna el 18 de abril para recoger personas cuando las tropas rusas rompieron las líneas de defensa ucranianas y entraron a la ciudad. Los soldados ucranianos que se encontraban en una ciudad vecina no les permitieron pasar. Se enteró de que una familia intentó salir y su carro fue tiroteado: dos de ellos murieron y otro resultó herido.

“Las personas a las que íbamos a recoger me llamaban, me pedían que todavía fuera”, dijo Chekhuta. “Fue muy difícil; desde entonces no hemos tenido ninguna comunicación“.

El sábado 16 de abril, dos días antes de que las fuerzas rusas ocuparan la ciudad, The Guardian viajó al lugar para presenciar la que fue la última evacuación de los residentes de Kreminna.

En el centro de Kreminna, el sábado, un autobús blindado blanco se detuvo en la esquina de una calle modesta, y los civiles salieron corriendo de los sótanos debajo de los edificios de departamentos deteriorados hacia el vehículo, agarrando bolsas y mascotas en sus brazos. El conductor del autobús blindado de evacuación, gestionado por la organización local Vostok SOS, metió sus pertenencias en el compartimento de equipaje.

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Una mujer recibe ayuda mientras camina hacia un autobús que evacua a los residentes de Kreminna el sábado. Foto: Ed Ram/The Guardian

Los 17 evacuados abrazaron a sus seres queridos y se despidieron con lágrimas en los ojos, con el fondo de los estruendos no tan lejanos. Aquellos que se quedaron vieron cómo el autobús se alejaba de la cubierta de los arcos de los edificios de departamentos de la era soviética.

A pocos pasos de la parada en Kreminna, los restos de un reciente ataque bloquearon el acceso y el autobús tuvo que tomar un desvío más largo y más peligroso alrededor de la ciudad, bajo la constante amenaza de nuevas descargas de artillería pesada.

Un hombre mayor que tiene problemas para caminar y para ver fue conducido hacia el autobús por un hombre más joven. Se realizó un tenso esfuerzo grupal para subirlo al autobús y colocar sus piernas en una posición que le permitiera sentarse en el interior. Después, el autobús recogió a una mujer de mediana edad, que iba acompañada de un hombre que se despidió de ella con un beso en el pasillo antes de bajarse.

Victoria Slobodyansk, una profesora de inglés jubilada de 61 años, que viajaba con su esposo, Oleksandr, su gato en una canasta sobre su regazo y un conejillo de indias en una bolsa en sus pies, comentó que se iba debido a las imágenes que había visto de Bucha y Hostomel, dos ciudades de la región de Kiev que quedaron devastadas bajo la ocupación rusa.

Hablando desde un pueblo en la región de Dnipro tras ser evacuada, Slobodyansk explicó que había intentado contactar a sus amigos y ayudar a otras personas a contactar a sus familiares, pero que no había tenido suerte.

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Cargan el autobús con el equipaje antes de evacuar a la gente de la ciudad. Foto: Ed Ram/The Guardian

“Alguien que está en Francia y que no sabe nada de su abuelo desde hace 48 horas me pidió que hiciera llamadas”, comentó. “Conozco a personas que viven en el mismo edificio de departamentos, pero ninguna tiene señal”.

“Todos estamos muy preocupados. Todas nuestras almas sufren por Kreminna. Es una ciudad pequeña pero limpia y bonita y todos la queremos mucho”.

Slobodyansk comentó que, antes de salir de la ciudad, no hubo gas durante tres semanas. Indicó que se interrumpió el suministro eléctrico varias veces, aunque los trabajadores locales consiguieron restablecer la conexión el 15 de abril. Contó que los residentes cocinaron en la calle cuando no había electricidad.

Sabíamos que iba a ser difícil y sabíamos que nos iban a bombardear, pero nuestros chicos se las arreglarían para resistir“, dijo Slobodyansk. “Pero entendemos que fue difícil para ellos; estuvieron defendiendo sus posiciones durante semanas”.

Reuters contribuyó en este artículo.

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