Irlanda, entre apatía y confusión, votará el referéndum sobre ‘la mujer en el hogar’
Carteles de la campaña del referéndum frente a edificios gubernamentales en Dublín. El texto de las enmiendas ha sido criticado por ser demasiado vago. Foto: Paul Faith/AFP/Getty Images

Lo que parecían enmiendas de poco alcance podrían convertirse en una vergonzosa derrota para el gobierno de Irlanda con el voto del referéndum: “la mujer en el hogar”.

Cuando el gobierno irlandés anunció que celebraría dos referendos en el Día Internacional de la Mujer, señaló que las votaciones eran una oportunidad para incorporar la inclusión y la igualdad en una constitución que data de 1937.

El viernes se pedirá a los votantes que supriman el artículo 41.2, la llamada disposición sobre “la mujer en el hogar”, y que consagren dos enmiendas propuestas sobre el cuidado y la familia.

En comparación con el histórico referéndum sobre el matrimonio entre personas del mismo sexo de 2015 y el referéndum sobre el aborto de 2018, esta salida a los lugares de votación en Irlanda parecía un ejercicio relativamente poco arriesgado de actualización constitucional.

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Pero la confusión, apatía y críticas a la redacción de las enmiendas han planteado la posibilidad de una derrota embarazosa para el gobierno y los grupos progresistas que han instado a votar “sí, sí”.

Los sondeos muestran una ventaja aún considerable para el doble sí, pero también indican que el 35% de los votantes siguen indecisos y que la participación podría ser baja. Las casillas electorales abren a las 7 de la mañana y cierran a las 10 de la noche.

El taoiseach (primer ministro irlandés), Leo Varadkar, hizo esta semana un último intento por persuadir a los votantes cuando dijo que Irlanda daría un “paso atrás” si votaba no.

“Creo que un voto negativo sería un retroceso para el país, francamente”, dijo. “Le diría a mucha gente, cientos de miles de personas y niños, que no están en una familia en lo que respecta a nuestra constitución. Y eso sería un paso atrás, creo”.

“También significaría que se mantendría un lenguaje muy anticuado en relación a las mujeres con el cuidado en el hogar y los deberes de las madres en el hogar”.

El artículo 41.2 dice: “El estado reconoce que, con su vida en el hogar, la mujer presta al Estado un apoyo sin el cual no puede lograrse el bien común. Por lo tanto, el Estado se esforzará por garantizar que las madres no se vean obligadas por la necesidad económica a dedicarse al trabajo descuidando sus deberes en el hogar.”

La llamada enmienda de cuidados propone una nueva cláusula que diría: “El Estado reconoce que la prestación de cuidados, por parte de los miembros de una familia entre sí en razón de los vínculos que existen entre ellos, proporciona a la sociedad un apoyo sin el cual no puede alcanzarse el bien común, y se esforzará por apoyar dicha prestación.”

La otra votación, conocida como la enmienda de la familia, propondrá ampliar la definición de familia más allá del matrimonio para incluir a quienes mantienen “relaciones duraderas”.

Algunos críticos se quejaron de que la redacción era vaga y podría tener implicaciones inesperadas en ámbitos como la fiscalidad y la nacionalización ciudadana, además de discriminar a ciertas personas, como las familias monoparentales. Otros consideran que las enmiendas son insípidas, poco estimulantes y no apoyan a los cuidadores.

También se ha cuestionado el uso de fondos públicos por parte de grupos de presión para hacer campaña a favor del .

Traducción: Ligia M. Oliver

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