Crece la indignación por la exportación de caballos vivos a Japón para consumo humano
Algunos de los 40.000 caballos llevados a Japón en jaulas similares desde Canadá desde 2013. La ley canadiense permite exportarlos sin comida, descanso o incluso agua por hasta 28 horas. Fotografía: Coalición Canadiense de Defensa del Caballo

Decenas de miles de caballos viajan en vuelos larguísimos, confinados en contenedores sin alimentos ni agua, para cubrir la demanda de carne de caballo en Japón.

Desde 2013, se han mandado por avión 40 mil caballos vivos desde aeropuertos  del oeste de Canadá. Dentro de la reglamentación canadienses, el viaje puede durar hasta 28 horas, durante las cuales los animales no reciben ni agua, ni alimentos, ni descanso.

El comercio multimillonario de carne fresca de caballo de Japón tiene como principales proveedores a Canadá y a Francia. En años recientes este sector poco conocido ha salido a la luz pública en Canadá gracias a los videos que logran tomar los activistas de los vuelos que se realizan casi una vez por semana.

Los videos dieron lugar a que una veterinaria, Judith Samson-French, viajara al aeropuerto de Calgary tres veces para ver por ella misma lo que estaba sucediendo. “Siendo veterinaria, no me gustó ver lo que vi”, dice. “Estos caballos no están entrenados, ni acostumbrados a este tipo de transporte”.

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Estuvo observando mientras subían a los caballos al avión, en grupos de tres o cuatro, en contenedores de madera que sólo permiten que sobresalga la cabeza del animal. “Se alcanzan a oír desde los contenedores”, dijo Samson-French. “Hay muchas patadas”.

En ocasiones, los caballos están demasiado altos para caber en los contenedores, dice. “Son caballos grandes”, agrega. “Es totalmente imposible que un caballo se acueste en esos contenedores”.

Le preocupa que los caballos dentro del contenedor junto con su “centro de gravedad  alto” pudiera resultar peligroso durante el vuelo.

Cuando llegan a Japón, los caballos permanecen 10 días en cuarentena  en las instalaciones del gobierno. De allí, los llevan a campos de engorda durante un año antes de ser sacrificados para cubrir la demanda de manjares populares como el basashi, un platillo de carne cruda de caballo en cortes laminados que se remojan en soya y se sirven con jengibre.

Entre el 25% y el 40% de la carne de caballo proviene de animales importados, mayormente con la idea de ahorrarse el alto costo de alimentar caballos, indica un trabajo de investigación de la consultora Williams & Marshall Strategy. En 2019, Canadá proporcionó 71% de las importaciones de caballos vivos a Japón, en estadísticas que excluyen a los caballos purasangre para reproducción, seguidos por Francia en 21%.

Las cifras del gobierno canadiense indican que las exportaciones a Japón de caballos vivos para carne comenzaron a aumentar en 2000 con la venta de 96 animales, con valor de 184 mil dólares. Un años después, el valor de estas exportaciones aumentó más de cinco veces. Para 2018, el valor era de más de 15. 91 millones de dólares.

Entre 2013  y 2020, el valor de las exportaciones consistentemente sobrepasó los 8 millones de dólares. Después de alcanzar una cifra de 7,111 caballos en 2014, la exportación cayó enormemente a 1,606 caballos en 2020.

Al parecer Francia entró al mercado recientemente y envió 80 caballos vivos a Japón para sacrificarlos en 2017. Para 2019 esta cantidad llegó a 959.

Stéphanie Ghislain, del Eurogroup for Animals, dijo: “Alrededor de 2016 y 2017, los japoneses comenzaron a llegar a Francia para investigar dónde podían comprar caballos”. Una gran parte del comercio tiene su centro en la región del noroeste de Bretaña, y los animales viajan de Francia a Japón en avión, agrega.

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El ministerio de agricultura de Francia señaló que el transporte de animales vivos es una “gran preocupación”,  también indicó en un comunicado que el “aumento de la demanda en Japón de caballos franceses es una muestra de la excelencia de nuestra industria”.

El ministerio dijo que las revisiones de exportaciones vivas por avión  las organizan las autoridades locales en los aeropuertos de partida. Los estándares de transportación de la UE están hechas para evitar un sobrecupo o riesgo de lesiones, agregó. “No deben limitarse los movimientos naturales de los animales y tiene que haber acceso para su cuidado”.

Eurogroup for Animals, una organización de beneficencia para animales, dijo que no hay todavía estándares armónicos sobre los vehículos que se usan para la transportación de equinos.

En Canadá, grupos como la Coalición Canadiense para la Defensa de los Caballos se han manifestado desde hace años en contra de los vuelos, que normalmente llevan de 90 a 110 caballos y parten temprano en la mañana. Los manifestantes quieren prohibir la exportación de caballos vivos para sacrificar y también el consumo humano de carne de caballo en Canadá.

“Es inhumano”, dice Sinikka Crosland de la organización sin fines de lucro. “Esos contenedores son del tamaño de un establo, en el que normalmente cabe un caballo, en donde normalmente la gente guarda un caballo, y están poniendo hasta tres o cuatro”.

Las solicitudes de información que presentó la organización dan cuenta de algunos de los temas que surgen durante la transportación. En 2014, un caballo, que según el caballerango ya iba “agitado a la hora de la carga” pateó su contenedor y dejó un enorme hoyo en el fuselaje del avión. El avión tuvo que aterrizar de emergencia en Anchorage, Alaska y descubrieron que el caballo murió a bordo.

El año pasado, cinco caballos cayeron durante el vuelo, y uno murió. “Al parecer el muerto,sic, cayó durante el despegue y así estuvo hasta Japón, así es que asumimos que enfermó antes o durante el proceso de carga”, indica la correspondencia del gobierno. Los otros cuatro pudieron levantarse para la descarga, aunque “no tenían fuerza física”, agregaba el documento.

La Agencia de Inspección de Alimentos Canadiense dice que sus agentes monitorean el cargamento de caballos para cada vuelo para “verificar que los caballos están sanos y que el transporte se hace humanamente”. Indicó que estaba al tanto de cinco muertes relacionadas con los envíos a Japón desde 2013.

La mayoría de los viajes desde Canadá a Japón tardan alrededor de 22 horas, agregó, y los animales se descargan inmediatamente para ubicarlos en la estación de cuarentena que se encuentra junto al aeropuerto.

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En febrero de 2020, se introdujo un tiempo límite de viaje de 28 horas y se dio a la industria un periodo de transición de dos años del anterior límite de 36 horas.

Los transportadores y los exportadores tienen que usar contenedores que permitan que los caballos permanezcan de  pie en “su posición preferida” cuando están en calma. “Este requerimiento no prohíbe contacto incidental con una red si el caballo levanta la cabeza”, agregó la agencia.

Los exportadores tienen que prevenir el sobrecupo y asegurarse de que los animales que permanezcan juntos  en contenedores sean “compatibles”. Grupos de cuatro caballos pueden viajar juntos, dice, siempre y cuando exista un mínimo de 7 metros cuadrados disponibles en el espacio del piso.

En una declaración anónima, una compañía canadiense que provee caballos vivos para exportar a Japón dice que en su experiencia, los caballos varían de edad entre el año y los tres años y siempre van acompañados en los vuelos por un cuidador que monitorea su salud y bienestar.

“El gobierno mantiene una excelente supervisión de todo el proceso. También participan veterinarios internos y externos. Estamos constantemente bajo el microscopio”,dice la fuente. “El bienestar de los animales es de la mayor prioridad”.

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