El mercado pide mucho y da poco: universitarios contra el sistema
Contextos

Reportero egresado de la UNAM, formó parte de los equipos de Forbes México y La-Lista. Con experiencia en cobertura de derechos humanos, cultura y perspectiva de género. Actualmente está al frente de la Revista Danzoneros. X: @arturoordaz_

El mercado pide mucho y da poco: universitarios contra el sistema
Foto: Racool_studio/Freepik.es

Fui muy afortunado. Desde los 13 años descubrí qué quería ser de grande. Mi pasión por escribir y por reportar hechos que afectan la vida de las personas lo pude canalizar en el periodismo. Pero no todas las historias son tan románticas.

¿A quién se le ocurrió que a los 18 años una persona debe de decidir a qué se quiere dedicar el resto de su vida? Es injusto. A esa edad es poco probable que visualices qué quieres realizar durante las próximas 5 décadas. La elección de carrera universitaria casi nunca se basa en la vocación, sino en el nivel de vida que se quiere alcanzar en futuro.

El éxito lo garantiza la universidad: ese discurso repetitivo lo avala la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). “En México un título de educación superior mejora los resultados en el mercado laboral en comparación con niveles educativos más bajos”.

Lee también: La agotadora tarea de ser universitario en pandemia

Enero de 2020, el entonces secretario general de esa entidad, José Ángel Gurría, visitó Ciudad Universitaria para advertirle a los alumnos y maestros que la oferta de educación superior se tenía que acoplar a las necesidades del mercado. Si los jóvenes querían tener un buen trabajo deberían adaptarse a la especialización tecnológica que las empresas requieren.

El 83% de los empleadores considera que la educación y formación del solicitante es inapropiada para su sector, sentencia el estudio “Educación Superior en México” que Gurría presentó en un auditorio de la Facultad de Economía. Aunado a ello, el documento advierte que los egresados se tienen que enfrentar a dos problemas: la informalidad y la sobre-cualificación.

El grado de estudios promedio del mexicano es el primer año de bachillerato, según el Censo de Población 2020 del Inegi. El 50% de los jóvenes tiene acceso a una computadora, de acuerdo con Pisa 2018. No sorprende que la OCDE diga que el 17% de las personas en este país entre 25 y 64 años tiene un título universitario.

Te puede interesar: Deserción y alumnos fantasma, estragos de un año de clases a distancia

“Los empleadores consideran que la falta de experiencia (24%), las altas expectativas salariales (20%), la falta de capacitación técnica (14%) y la falta de competencias profesionales (8%) son los potenciales desafíos para la contratación” insiste el organismo mundial. La solución más próxima a ello es la vinculación del alumno como aprendiz: el pago de los jóvenes hacia las empresas para que dispensen su nula experiencia, aunque no se le reconozcan derechos laborales porque no son trabajadores.

El mercado pide mucho y da poco. El egresado lidia con el contexto en el que nació y con las condiciones que le piden para ser funcional. Afortunados los que encuentran en su vocación una remuneración económica.

¿Vivimos para trabajar o trabajamos para vivir? Creo que ambas. Ojalá un día nuestro trabajo sea ser felices.

Síguenos en

Google News
Flipboard