¿Es necesaria la Comisión Permanente?
Tácticas Parlamentarias

Analista y consultor político. Licenciado en Ciencia Política por el ITAM y maestro en Estudios Legislativos por la Universidad de Hull en Reino Unido. Es coordinador del Diplomado en Planeación y Operación Legislativa en el ITAM. Twitter: @FernandoDworak

¿Es necesaria la Comisión Permanente?
Foto: Cámara de Diputados

Será por la pandemia, pero a lo largo de esta legislatura por concluir se le dio demasiada atención a la Comisión Permanente. La razón: es indispensable tener la mayoría de este órgano para poder convocar a sesiones extraordinarias, y el presidente al parecer tenía urgencia para que se aprobasen temas como la extinción de los fideicomisos, aun cuando cuenta con la mayoría necesaria en las cámaras.

Por ello, durante los meses álgidos de la contingencia vimos cómo se hacían malabares para quitar registro a grupos parlamentarios que ya no existían, como el Partido de la Revolución Democrática (PRD) en el Senado y que nunca debieron haber existido porque perdieron registro como partido en 2018, como el Partido Encuentro Social (PES), o cambios inusitados en bancadas. Al final, ocurrió lo previsible: cuando iniciaron las sesiones ordinarias, Morena usó su mayoría. ¿La oposición? En lugar de aprovechar la coyuntura para abrir debates, articular grupos de interés y posicionarse ante la opinión pública, solo se dedicó a tirarse al suelo y rasgarse las vestimentas.

Hoy, se habla de la necesidad de un periodo extraordinario de sesiones para ampliar el plazo de la entrada en vigor de las reformas en materia de subcontratación, ratificaciones y designaciones de funcionarios y dos declaraciones de procedencia. Se especula que el próximo martes, cuando se reúna la Comisión Permanente, podría llamarse al extraordinario.

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Si estamos al final de la LXIV Legislatura, ¿por qué convocar a un periodo extraordinario? ¿Sirve para algo la Comisión Permanente, aparte de ser el escenario para debates “pegadores” sobre la coyuntura semanal, sin que salgan otros productos que pronunciamientos o puntos de acuerdo? Vayamos más lejos: si el trabajo de una persona legisladora es de tiempo completo, ¿por qué sesionan por pocos meses? Vayamos por partes…

Es necesario algo de historia para saber por qué existe una Comisión Permanente. Hay dos tradiciones sobre las sesiones de los órganos legislativos. La primera, originada en el Parlamento de Reino Unido, establecía desde hace siglos que el Parlamento debía sesionar al menos una vez al año. Esta vertiente la recogieron la mayoría de los países. La segunda, era establecer periodos de sesiones, como en las Cortes de Cádiz de principios del siglo XIX, pues los diputados debían trasladarse dos veces al año desde los rincones más remotos del Imperio Español hasta la península ibérica.

Sin embargo, a lo largo de los siglos XIX y XX, casi todas las naciones se dieron cuenta que la actividad legislativa era de tiempo completo, por lo que en casi todo el mundo solamente se establecen periodos de receso por vacaciones, o evitar las sesiones de Pleno por periodos electorales. ¿Qué ha permitido este enfoque? Una mayor planeación de las actividades, como dejar una semana al mes para trabajo en distritos, otra para actividades partidistas, una tercer para reuniones de comisiones y la última para sesiones del pleno. 

En cambio, insistir en mantener una institución anticuada ha hecho que nos fijemos más en el pleno y su pirotecnia, en lugar de donde se toman realmente las decisiones: las comisiones y órganos de gobierno. Además, sujeta la agenda política al chantaje en vez de la adecuada programación y negociación.

Sobre todo, si comienzan a haber condiciones de continuidad entre legislaturas a través de la permanencia, ¿no es hora de deshacernos de una reliquia normativa del siglo XIX? Hay más ventajas para la planeación y la táctica si se hace, que insistir en conservarla.

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