México, ¿democracia en riesgo?
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Economista mexicano por parte del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), con diplomados en Regulación (CIDE) y Comercio Exterior (ITAM). Actualmente funge como asesor y consultor en materias energética, económica y comercial con énfasis en América Latina, para empresas y organismos internacionales. Ha trabajado en diferentes ámbitos de la administración pública en todos sus niveles.

Twitter: @robenedith

México, ¿democracia en riesgo?
AMLO en la portada de The Economist de mayo de 2021. Foto: Especial

El neoliberalismo utiliza los conceptos de libertad y democracia en beneficio de una minoría, la cual está sustentada en la unión inextricable del poder político y el poder económico.

La idea de que la democracia es solo liberal y procedimental, respaldada por los intelectuales orgánicos, se basa en que una élite hace uso de todos los recursos a su alcance –medios de comunicación incluidos– para decirle a la población que la democracia se reduce exclusivamente al voto.

El modelo de democracia vigente en algunos países de Europa, por ejemplo, hace conciliar el sufragio con la subsistencia de la monarquía.

Por otra parte, el sistema electoral estadounidense ha sido duramente criticado, entre otras cosas, por la vulnerabilidad que llegan a tener las y los representantes del gobierno frente a las grandes corporaciones y donantes que financian sus campañas políticas.

En México, durante el neoliberalismo, el poder económico se alió con el poder político para beneficiar a ciertos grupos de poder, configurando un modelo de democracia limitado a lo representativo y cargado de falencias en términos de inclusión e igualdad.

Desde hace años, el hoy presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, señaló que ese grupo de potentados, empresarios, políticos y medios de comunicación que se creía dueño de los recursos y el patrimonio nacional operaba de manera muy similar a “la mafia”, sobre todo por sus redes de complicidad. De ahí que les apodara “la mafia del poder”.

Por lo tanto, ya sea que hubiera una aparente alternancia partidista, eran los mismos intereses cupulares los que daban las directrices sobre cómo gobernar, legislar, etcétera. El neoliberalismo se encargó, entre otras cosas, de simular democracia.

Sin embargo, en 2018, el triunfo electoral de López Obrador fue tan contundente que la oligarquía se vio obligada a reconocer su victoria, lo cual fue un avance indiscutible para la democracia mexicana, pues hacía décadas que ningún mandatario ganaba con más del 50% de los votos.

Además, los niveles de aprobación de su trabajo, actualmente, suelen variar entre el 65 y el 70%, colocándole a nivel mundial como uno de los presidentes mejor evaluados por su pueblo.

Pese a lo anterior, The Economist aseguró hace unos días que la democracia mexicana se encuentra en riesgo, incluso aunque esté en marcha la primera consulta de revocación de mandato en la historia del país, un ejercicio clave para alcanzar la democracia participativa; algo que, hasta en términos del modelo liberal, sería visto como positivo.

Acorde con el artículo 3 de la Constitución, se considera “a la democracia no solamente como una estructura jurídica y un régimen político, sino como un sistema de vida fundado en el constante mejoramiento económico, social y cultural del pueblo”. De esta manera, debe ser popular, real y protagónica en el cotidiano de las personas. Esa es la democracia que está defendiendo el presidente López Obrador.

En tanto, The Economist asegura que el mercado se regula solo, pero promueve que grandes corporaciones, como a la que pertenece, regulen la democracia. Cuando un pueblo es relevante, acusan de populismo. Cuando hay un Estado fuerte, acusan de autoritarismo.

Entonces, ¿qué modelo de democracia es el que está en riesgo?

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