Carta a una feminista blanca
Racismo Mx

Antirracista y feminista antipatriarcal, y abogada por la Universidad Autónoma de Yucatán, actualmente es maestrante en Ciencias Sociales con enfoque en Desarrollo Sustentable por la Universidad Autónoma de Nuevo León. Fue directora del Centro de Estudios de Derechos Humanos de la Universidad Autónoma de Yucatán. Actualmente, es Coordinadora de Educación en RacismoMX.

TW: @Angeles_acr

Carta a una feminista blanca

Querida feminista blanca: 

En vísperas del 8 de marzo, te escribimos este mensaje desde nuestra posición de mujeres racializadas (prietas o morenas). En esta carta, apelamos a las mujeres que toman como horizonte político y ético el feminismo; a nuestras parejas, amigas, familiares, compañeras de trabajo y/o escuela. Sabemos que no a todas les hará sentido el mensaje que aquí explicaremos, algunas nos tacharán de querer fracturar un movimiento. No es nuestro objetivo discutir, pero sí provocar a quienes quieran y estén dispuestas a cuestionar las posiciones de poder que el feminismo recrea.

En un primer punto, quizá te preguntes si realmente eres blanca, sobre todo ante la noción de que en México todos y todas somos mestizas. La realidad es que el mestizaje fue un proyecto político para borrar lo indígena y afrodescendiente en el país, se sostenía que la población racializada no permitiría alcanzar “el desarrollo y la modernidad”. Políticas de esterilización a mujeres indígenas, un sistema educativo que prohibió el uso de lenguas originarias fueron algunas de esas formas de borramiento. La blanquitud entonces se insertó como un espacio donde se privilegia todo lo occidental y europeo.

En este espacio se privilegian a las personas en dos sentidos: primero, las que se identifican con un tono de piel claro o fenotipo cercano a lo europeo; segundo, las personas que no necesariamente se identifican con ese fenotipo, pero toman la blanquitud como forma de presentarse en el mundo (la forma en la que se visten, el dejar de usar una lengua o acento indígena, priorizar ciertos gustos por considerarlos mejores al ser occidentales, son algunos poquísimos ejemplos).

Entonces, cuando te llamamos feminista blanca, no solo es por el tono de tu piel o tu fenotipo, tiene que ver con la blanquitud como el lugar de poder donde se ejerce el feminismo. Por ejemplo, al tomar las exigencias de las mujeres blancas o blanqueadas como universales y prioritarias. 

Primero, queremos recordarte que no solo el patriarcado define la vida de las mujeres, también nos cruza el racismo, el capacitismo, la pobreza y una matriz en la convergen diversas opresiones. Cuando en el feminismo se visibiliza al patriarcado cómo la única opresión, ustedes ocupan la cúspide del movimiento y nos cierran la puerta.

Segundo, como ha señalado Angela Davis en Mujeres, raza y clase (1981), el feminismo en sus inicios no sólo no incluyó a las mujeres afrodescendientes y racializadas, sino que las violentó. Las primeras sufragistas, quienes eran mujeres blancas y de clase media-alta, luchaban por su derecho al voto y ocupar puestos de poder mientras en sus hogares trabajaban mujeres negras e indígenas en condiciones casi esclavistas. Es necesario aceptarlo y hacer un ejercicio de verdad y memoria dentro de los feminismos; incluso, cuestionar los inicios del movimiento feminista mexicano, si se ejerció desde la blanquitud, si las indígenas, afromexicanas y racializadas fueron oprimidas, mientras las primeras mujeres feministas en México ocuparon puestos de poder y escribieron libros. Preguntémonos e indagemos, por ejemplo ¿las exigencias y liderazgo de mujeres indígenas o afro se encontraban en el Primer Congreso Feminista de 1916 en Yucatán?

Tercero, rompe el pacto racial con los hombres blancos. Si bien la violencia patriarcal ha impactado nuestras vidas de maneras profundas, también la blanquitud como privilegio te ha permitido llegar a determinados espacios donde las personas racializadas quedan fuera.  Por ejemplo, a partir de datos como la Encuesta Nacional de Discriminación 2017 se conoce que las personas de tonos de piel claro ocupan los puestos más altos en la vida pública y empresarial. Eso significa que, como mujer blanca, también puedes oprimir a mujeres y hombres racializados. El antirracismo antipatriarcal precisa que puedas callar, que cedas espacios y que mires aquellos donde has fungido como guardiana de la entrada. Que no adoptes el papel de salvadora blanca o utilices falsos discursos de inclusión que tratan con paternalismo a mujeres racializadas. Implica que des un paso atrás y reconozcas que hay experiencias y exigencias que son distintas a las tuyas, y probablemente más urgentes que las tuyas. 

Síguenos en

Google News
Flipboard