La nueva gran historia de suspenso de Netflix
Gran Angular

Periodista interesado en medios, contenidos, periodismo y cultura. Colaborador, reportero y editor con experiencia en medios impresos, electrónicos y digitales. Maestro en Periodismo sobre Políticas Públicas por el CIDE. Beca Gabo en Periodismo Cultural y Cine 2014 y 2020. También habla mucho de cine. 

La nueva gran historia de suspenso de Netflix
Foto: Pexels / Cotton Bro

El nuevo thriller de suspenso de Netflix no se podrá ver de un jalón como la plataforma líder del streaming global nos ha acostumbrado a lanzar la mayoría de sus producciones en formato serie. Esto probablemente se lleve unas buenas temporadas. Será porque no se trata de una producción televisiva sino de un caso de la vida real en el que la empresa es la protagonista y los giros de la historia están aún por darse en los próximos meses y años.

Netflix se convirtió en noticia de ocho columnas cuando en su reporte del primer trimestre de 2022 proyectó una considerable caída en su número de suscriptores para su futuro inmediato. Esto después de un trimestre en el que ya había perdido cerca de 200 mil suscriptores. El resultado fue una brutal caída de casi el 20% en el precio de sus acciones en unos pocos días, provocando por lo tanto una pérdida neta de unos 60 mil millones de dólares por la considerable salida de inversionistas. Se ha señalado que en buena medida es por su acción de incrementar tarifas significativamente en muchos países. Aunque no es la única razón, la otra es qué se piensa de sus series.

Netflix se topó con pared en lo que se refiere a su crecimiento de suscripciones. Esto nos lleva a reflexionar sobre qué le permitirá mantener su posición de líder o seguir siendo relevante en un nuevo océano de ofertas de contenido y entretenimiento, con competidores fuertes ya en posición de retar al actual campeón.

Netflix no cuenta con una ventaja tecnológica, su plataforma funciona bajo el mismo principio de VOD que muchas otras plataformas disponibles de empresas productoras y dueñas de vastos y atractivos catálogos de producciones y propiedades intelectuales que, en su momento, fueron éxitos del catálogo de Netflix, pero que ha tenido que ir dejando ir en los últimos años, como Friends o las películas de Disney-Marvel.

Todo se reduce a una competencia de contenidos. Y puede que sea en esa área donde Netflix comienza a mostrar signos de debilidad, tanto en la apreciación general como en una comparación del éxito de bateo de algunos de sus competidores a escala global, quienes con muchas menos producciones logran acaparar por igual atención y conversación en ciclos mediáticos, de redes sociales y hasta premios (AppleTV le ganó en la carrera a ganar un Oscar a Mejor Película). Y si entramos en los terrenos de la oferta de contenidos de calidad o premium, las grandes series que se convierten en referentes más allá de ser enormemente populares en una breve ventana de tiempo, Warner Media (o sea, HBOMax), Disney y Apple parecen estrenar menos paja entre cada gran éxito, si se les compara con los de la N roja.

Al usuario le interesa sentir que su suscripción mensual le da acceso a producciones imperdibles que no puede permitir perderse o ver después. ¿Cuántas plataformas sentimos que logran eso? En el pragmatismo financiero del ávido consumidor digital (con síndrome de FOMO) se da una ecuación que busca descubrir la frontera entre lo necesario y lo que podría esperar.

Valgan algunos comentarios espontáneos y honestos de usuarios en Twitter que reaccionaban a la noticia de la caída de las acciones de Netflix y de su base de suscriptores.

Además, este thriller tiene aún varias otras líneas e historias paralelas de desarrollo que debemos observar a futuro.

Van algunas: que siempre sí podría haber publicidad en Netflix en algún futuro para que haya paquetes de suscripción más económicos, la tentativa de la empresa de activamente minimizar o cancelar la posibilidad de compartir usuarios y contraseñas con amigos o familiares, el cómo se da su incursión/integración con otra de las industrias del entretenimiento más poderosas y lucrativas del momento –los juegos o videojuegos, que ya aparecen en la plataforma–, la posible consideración de integrar contenidos deportivos en vivo, como la F1, otra área de entretenimiento global importante y en el que Warner Media vía HBOMax y Disney sueña de ESPN vía Star+ de inicio en Latinoamérica. Han logrado adelantarse y estar en la vanguardia con partidos de la Champions League y otros deportes.

Muchos de los contenidos más populares de Netfix siguen siendo series de las que no son dueños. Pasaba con Friends, pasa con Betty la fea. Y todo ese contenido migró o está por terminar de migrar a las plataformas de sus dueños. Y Netflix parece querer saturar su plataforma de nuevas versiones de estas ofertas. Y poco más. Lo hay, pero es lo menos y a veces hay que combatir a su algoritmo de recomendaciones de lo más popular para llegar a esa capa de producciones que ofrecen algo extra.

Desafortunadamente para los usuarios que buscan algo mejor a nivel local, en Latinoamérica, Warner Media parece estarle haciendo el trabajo más sencillo con una oferta de programación local-regional que igualmente, en su mayoría, trata de pasar por lo popular y masivo, con otro montón de melodramas y comedias de mediana calidad (Sexo, Pudor y Lágrimas 2 y Ninis), sin nada que los pueda diferenciar de sus otras series o de la competencia.

Todas esas telenovelas disfrazadas de series. Todas esas comedias básicas que quieren ser el éxito pero que no ayudan como argumento a la hora de pensar por qué deberíamos mantener X o Y suscripción.

Ahí unas cuantas preguntas e ideas que provoca la más reciente historia de suspenso de la industria del streaming.

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