Twitter: de lo hostil a lo amistoso
Perístasis

Director del Seminario de Derecho Administrativo de la Facultad de Derecho de la UNAM, socio de la firma Zeind & Zeind y miembro del Sistema Nacional de Investigadores. X: @antoniozeind

Twitter: de lo hostil a lo amistoso
EFE / Andrej Cukic

Fiel a su costumbre de no dudar en romper con la corrección política, Elon Musk decidió lanzar lo que en un principio cumplía con las características de ser una Oferta Pública de Adquisición Hostil (OPA hostil) por la red social Twitter, haciéndolo además de una manera poco convencional, pero cada vez más eficaz para posicionar agenda: a través de un tuit.

Básicamente, una OPA hostil implica que uno o más oferentes busquen, sin negociación previa, obtener el control del gobierno de una empresa a través de la compra masiva de las acciones, sobre todo de control, a sus tenedores, encontrando como rasgo característico el hecho de que esta se trate de una compañía listada en bolsa.

Con una estrategia perfectamente delineada, Musk en un primer momento se convirtió en un usuario muy activo (actualmente es la séptima personalidad más seguida en Twitter con 85.8 millones de seguidores al día de ayer) de una red social que en los últimos años ha experimentado un estancamiento en su número de usuarios activos, contando actualmente con aproximadamente 330 millones de ellos.

Posteriormente, además de tener una actividad a veces frenética, la polémica que con sus tuits fue despertando que por momentos sus efectos trascendieran e, incluso, pudiera afectar el precio de las acciones de compañías propias en ascenso como Tesla.

Usuarios como Musk hicieron que, gracias a políticas poco transparentes, la misma red social empezara a ejercer una especie de censura que llegó a su cénit en el momento en que bloqueó a Donald Trump, entonces presidente de Estados Unidos, dejando claro con ello que si se podía hacer eso con el considerado “hombre más poderoso del mundo”, lo podría hacer con cualquiera. Por ello, una de las banderas enarboladas por Musk ha sido la de contar con una red social que privilegie una “libertad de expresión ilimitada”.

De lo anterior y luego de convertirse en un tiempo récord en el hombre más rico del mundo (de acuerdo con Forbes pasó de tener 2.7 mil millones de dólares en 2013 a contar actualmente con 239 mil millones de dólares), Musk primero adquirió de una manera más bien discreta el 9.3% del capital social de Twitter, buscando así realizar los cambios que como usuario venía proponiendo pero ahora desde dentro gracias a esa compra, siempre negándose a formar parte del consejo de administración (pues si lo hacía, dicho nombramiento lo limitaría a hacerse de un máximo del 15% de las acciones de la compañía).

Acto seguido, expresó su interés de comprar las acciones restantes encontrando reticencias en el consejo de administración y en parte de los accionistas, sin embargo, finalmente ello fue aceptado por ambos cuerpos y así, a cambio de 44 mil millones de dólares, lo que comenzó siendo una OPA hostil terminó tratándose de una OPA amistosa como resultado de una negociación exitosa.

Está por verse qué sucederá con las políticas relativas a la libertad de expresión de la red social, encontrando peligroso que estos parámetros sean establecidos por una sola persona, especialmente en una era marcada por la posverdad y la polarización.

Recurriendo a los clásicos, Elon Musk les hizo una oferta que no pudieron rechazar, y parafraseando al mismo Musk se confirma que cuando algo es lo suficientemente importante, incluso si las probabilidades están en tu contra, debes intentarlo.

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