¿El Congreso funcionaría mejor con menos legisladores?
Tácticas Parlamentarias

Analista y consultor político. Licenciado en Ciencia Política por el ITAM y maestro en Estudios Legislativos por la Universidad de Hull en Reino Unido. Es coordinador del Diplomado en Planeación y Operación Legislativa en el ITAM. Twitter: @FernandoDworak

¿El Congreso funcionaría mejor con menos legisladores?
Foto: EFE

Un problema constante que han tenido todos los ejercicios de reforma política o electoral de las últimas décadas es que rara vez están acompañados de un diagnóstico claro o un ejercicio prospectivo. Lejos de ello, abundan frases como decir que es cuestión de “voluntad política” avanzar, que un ejercicio de cambio institucional sería un parteaguas en la vida nacional o que se trata de diseñar procesos e instituciones “de vanguardia”, en lugar de perfeccionar y adaptar las que tenemos a un entorno cambiante.

Como resultado de lo anterior, se abundan las ocurrencias o las ideas simples, las cuales pueden ser populares, pero por lo general acabarían haciendo más daño que bien. Una de estas es creer que el Congreso funcionaría mejor con menos personas legisladoras, pues los procesos de toma de decisiones serían más expeditos; además que habría un ahorro sustancial. La propuesta de reforma electoral que presentó el presidente hace unos días se cuelga de esta afirmación.

Dejemos a un lado el hecho de que una reforma a una representación proporcional absoluta fortalece a los partidos ante la ciudadanía, haciéndolos menos responsables que la existencia de distritos. También ignoremos el resto de la iniciativa, que tiene más “peros” que temas rescatables: ¿de verdad el desempeño del órgano legislativo mejoraría con la reducción de integrantes?

Para empezar, el ahorro sería bajo: si consideramos aproximadamente 2.5 millones de pesos por cada persona, hablamos de 235 asientos menos en ambas cámaras: 587.5 millones de pesos. Cierto: esto suena a mucho dinero para nuestros bolsillos, pero el ahorro es mínimo en términos del presupuesto. Además, nadie nos garantiza que ese monto se pueda reasignar discrecionalmente, con los actuales estándares de transparencia y políticas de parlamento abierto.

¿Cuántas personas legisladoras debería tener un órgano legislativo? Hace unas décadas, un politólogo de origen estonio llamado Rein Taagepera afirmó que la correlación óptima entre tamaño de un órgano legislativo y la población sería la raíz cúbica de la segunda. En el caso de México, estaríamos dentro del margen aceptable. Bajo esta premisa, un número inferior incrementa el tamaño de población a atender, lo cual va en detrimento de otras actividades, por el costo de oportunidad generado.

Demos otro paso: ¿en verdad afectan unos cientos de personas más o menos el funcionamiento del órgano legislativo? En realidad, no. De hecho, países con menor base poblacional como el nuestro tienen más personas legisladoras en sus cámaras bajas, como Alemania y Reino Unido, que tienen más de 600 el Bundestag y la Cámara de los Comunes, respectivamente. Eso sí, habría problemas de organización si hablásemos del parlamento chino, que tiene más de mil 200 personas.

Si el tamaño no importa, ¿por qué se piensa que hay muchas personas? En primer lugar, porque hasta 2021 no había reelección inmediata, y tampoco había incentivos para hacer un trabajo sólido si, hicieran lo que hicieran, las personas diputadas y senadoras dejarían su cargo al terminar su mandato. La posibilidad de reelección permite, entre otras cosas, una mayor proyección temporal y la posibilidad de una rendición de cuentas más eficaz, si desde la ciudadanía nos ponemos las pilas.

En breve, cuidémonos de las soluciones aparentemente sencillas: siempre son engañosas y a menudo llevarían a escenarios peores.

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