Los robots tendrán derechos
HÍBRIDO

Como crítico de cine y música tiene más de 30 años en medios. Ha colaborado en Cine Premiere, Rolling Stone, Rock 101, Chilango, Time Out, Quién, Dónde Ir, El Heraldo de México, Reforma y Televisa. Titular del programa Lo Más por Imagen Radio. X: @carloscelis_

Los robots tendrán derechos
Foto: Película 'El hombre perfecto'.

Estoy seguro que no soy el único que piensa que el futuro nos quedó a deber. Cuando empecé a escribir en revistas por allá de 1994, mi primer texto sobre cine ya preguntaba “¿dónde están las naves?”. Han pasado 28 años desde entonces y el humano aún no logra desarrollar tecnologías como un auto volador o alguna de tantas que prometían hacernos la vida más sencilla.

Hay que considerar que las primeras novelas de ciencia ficción se publicaron desde el siglo XVII y que para el siglo XX empezó el boom de las películas de ciencia ficción con la aparición de la primera cinta de este género, Viaje a la luna de George Méliès. Estamos hablando de cuatro siglos de promesas incumplidas, o cumplidas a medias.

Dentro de la cultura popular podemos tomar como ejemplo a Los Supersónicos, la caricatura de 1962 que ayudó a moldear la idea que muchos aún tenemos de un futuro posible. Una comedia de situaciones donde una familia del futuro resolvía todos sus problemas domésticos con soluciones tecnológicas tan sencillas como apretar un botón. Fue por esta serie animada que varias generaciones nos familiarizamos con la idea de tener un robot para asistirnos en diversas tareas.

Pero el romance con el futuro ya terminó y ahora urge legislar. El desarrollo en temas de robótica e inteligencia artificial, aunado a los riesgos que aún desconocemos sobre estas tecnologías, genera incertidumbre sobre la aplicación del marco legal y otras cuestiones éticas. Según lo explica la doctora Nathalie Rébé en Artificial Intelligence: Robot Law, Policy and Ethics, al crear robots conscientes con capacidades físicas y de toma de decisiones, también se les tendría que asignar una personalidad jurídica para responder por sus actos.

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El avance de estas nuevas tecnologías nos obliga a reconsiderar el papel que la inteligencia artificial tendrá dentro de nuestra sociedad. Sectores como la educación, transportación, trabajo, sexo, asistencia médica, militar y seguridad se verán particularmente afectados con el desarrollo de los robots, explica Rébé en su investigación.

No hay que viajar al futuro para darnos cuenta de que el proceso de automatización que varias empresas ya iniciaron en estos sectores está dejando a miles de personas sin trabajo. De acuerdo con el profesor Frank Pasquale, autor del libro New Laws of Robotics, las innovaciones no siempre trabajan por el bien de la humanidad: “casi siempre, el objetivo de la inteligencia artificial es reemplazar a los humanos, por ejemplo, al crear un robot doctor o un robot maestro”.

Pero también existe un vacío legal con respecto a los derechos que los robots podrían adquirir al asignarles una personalidad jurídica. Ya se habla de prevenir una nueva forma de esclavitud donde los robots serían explotados laboral y sexualmente. De hecho, el tema del sexo es el que más interrogantes despierta: ¿podrían los robots servir como esclavos sexuales?, ¿qué relevancia tendrán los temas de género?, ¿qué hay del consentimiento?, ¿cómo frenar la pedofilia en estos casos? Esta polémica por el sextech se reavivó en redes sociales por un artículo que The Sun publicó en 2015 y un video de 2017 de la sexbot Harmony 2.1 creada por la empresa Realbotix.

Tal vez porque los humanos –y en concreto el hombre– somos demasiado predecibles, pero la imagen sexualizada de un robot data prácticamente del inicio del cine de ciencia ficción con el clásico Metrópolis de Fritz Lang de 1927. Desde entonces y hasta ahora, el hombre no deja de cuestionarse sobre la posibilidad de tener una relación sexual, o incluso sentimental, con un robot. Películas como The Rocky Horror Picture Show y Demon Seed en los años 70, Blade Runner y Cherry 2000 en los 80, hasta aterrizar en los 2000 con A.I. Artificial Intelligence de Steven Spielberg han explorado este tema.

Y ahora que los pronósticos aseguran que estamos cada vez más cerca de que los robots se conviertan en una realidad cotidiana, surge una nueva ola de películas y series que abordan la misma temática. Esta semana estrenó en México El hombre perfecto (Ich bin dein Mensch), la producción que Alemania envió para el Oscar a Mejor Película Internacional. Al mismo tiempo, series como Westworld Raised by Wolves (incluso para el público infantil como Doug Unplugs) y películas como After Yang y The Trouble With Being Born nos obligan a preguntarnos, ya más en serio, dónde queda la ética en todo esto.

“Las decisiones sobre quién o qué cuenta como ‘persona’ no deben tomarse a la ligera. Si decidimos considerar a los sistemas digitales como ‘gente’, también tendremos que decidir si van a tener derechos legales o políticos”, explica Jamie Susskind, autor del libro The Digital Republic. “Vivimos en un mundo donde los sistemas informáticos más poderosos pueden discutir sobre política; pueden coquetear, bromear y manipular; y pueden asesorar sobre salud mental, sobre relaciones o sobre la ley”.

Y todo esto ya se puede ver en las noticias. Apenas el mes pasado, Google suspendió a un ingeniero después de que The Washington Post publicara un artículo donde él aseguraba que la empresa ya tenía tecnología “sensible”.  Por otro lado, la revista Cosmopolitan presentó su primera portada realizada por la inteligencia artificial conocida como DALL-E, y el mundo se estremeció cuando Amazon anunció que su asistente virtual, Alexa, podría hablar con la voz de parientes fallecidos. Y es que durante años pensamos que la ciencia ficción solamente habitaba en los libros y en las películas, cuando en realidad han servido como escaparate de lo que está por venir. 

BREVES

Rescatamos Bigbug del catálogo de Netflix por tratarse de robots y de una familia del futuro que, al contrario que Los Supersónicos, no logran resolver sus problemas sino que se esclavizan más a la tecnología. Es una comedia ácida, aunque no para todos los gustos si llevan en mente Amélie del mismo director.

Ya se anunció la programación del 41 Foro Internacional de Cine de la Cineteca Nacional con títulos como Destello bravíoEl gran movimiento y La cueva. Del 14 al 31 de julio. Más información en su sitio oficial cinetecanacional.net.

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