Otra forma de violencia de género en el mundial
(De)construyendo

Ingrid Chávez es experta en políticas públicas con perspectiva de género. Es activista en diversas organizaciones donde impulsa el desarrollo y participación de mujeres y grupos en situación de vulnerabilidad. Twitter: @IngridChavezO

<strong>Otra forma de violencia de género en el mundial</strong>
Foto: Pixabay

Por primera vez en la historia, la Copa Mundial de Fútbol de la FIFA designó a seis mujeres como parte del grupo de arbitraje que participa en Qatar 2022. Tres de ellas como árbitras principales –Stephanie Frappart de Francia, quien debutó en el partido de México contra Polonia; Salima Mukansanga de Ruanda y Yoshimi Yamashita, de Japón–. Y tres más como asistentes: Neuza Back de Brasil, Karen Díaz Medina de México y Kathryn Nesbitt de Estados Unidos.

Aunque pareciera una buena noticia y un avance en la inclusión femenina dentro del deporte, la realidad es que ellas representan apenas 5% del total de los árbitros (129) en el mundial. Además de la clara brecha de género que persiste, ¿por qué importa hablar de este tema?

El 25 de noviembre se conmemora el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, una fecha para reflexionar y proponer soluciones ante los retos que enfrentan en diversos sectores económicos. La exclusión de mujeres en el ámbito laboral como el futbol también significa violencia, pues limita su participación y desarrollo profesional a la vez que refuerza patrones de masculinidad históricamente instaurados.

¿Por qué hay pocas mujeres liderando el grupo de arbitraje en los partidos de futbol? ¿Esto responde a la escasa visibilidad de mujeres árbitras en los distintos países o supone una falta de reconocimiento a la labor de cientos de mujeres que se dedican a esta profesión?

Aunado a lo anterior, la limitada información en torno al pago de salarios al cuerpo de arbitraje impide conocer si durante el evento se está garantizando un pago justo y equitativo por esta labor independientemente del género. 

Para ponerlo en perspectiva tan solo en el caso de México, de acuerdo con diversas fuentes deportivas, se sabe que una árbitra de la Liga MX Femenil recibe un ingreso de cinco mil pesos mexicanos por juego, mientras que las abanderadas tres mil pesos por partido y un apoyo para viáticos que se implementó recientemente este año.

Más allá de la información que se ha especulado en torno a los ingresos de las y los árbitros y jueces en el mundial, el acceso y transparencia a estos datos podrían ser una herramienta útil –en especial en el caso de México– para impulsar salarios más justos.
El Mundial en Qatar ha sido un ejemplo claro de las barreras que enfrentan las mujeres para garantizar el respeto a sus derechos humanos y la eliminación de la violencia en contra de ellas. Aparentar mayor diversidad en un evento internacional como el mundial no crea un piso más parejo. Es necesario que desde ahora se abran conversaciones sobre cómo se apoyará la carrera de las mujeres en distintas áreas del deporte para impulsar su presencia y valorar el talento independientemente del género.

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