Adiós a Andrés García, necesitamos nuevos ídolos

Las últimas semanas fueron un duro golpe para la industria de los espectáculos en México, en los cuatro meses que van del 2023 han fallecido artistas veteranos como Ignacio López Tarso, Irma Serrano y Xavier López “Chabelo” y esta semana se despidió uno más: Andrés García, famoso actor de la década de los 70 que se caracterizaba por su carácter fuerte.

García no sólo se convirtió en un sex simbol durante su carrera, también se fue en un estereotipo machista por los personajes que encarnaba. Interpretó desde un hombre agresivo con pistola en mano hasta un lujurioso en las películas de ficheras, donde las mujeres eran tomadas como un objeto de mero placer. 

Andrés tomó la ideología de sus películas como una propia de vida, de tal suerte que defendía comportarse de esa manera. Durante una entrevista que le hizo El Comercio en 1996, el actor dijo: “el machismo es ser hombre. Lo han mal enfocado los mediocres. Aun las mamás han castrado a los hijos en estos últimos años: ‘No te pelees porque pareces un macho’, ‘no le pegues a los otros niños’, ‘no regañes’, le quitaron los huevos a los hombres. Por eso la tanda de maricones que hay en el mundo entero, con todo el respeto por los que lo sean. Ya nadie se atreve a defenderse porque si lo hago la justicia me encierra, mi mamá me regaña, mi mujer también. El hombre nació hombre y es obligación de él defender a su familia, su trabajo, su casa”. 

El objetivo no es señalar ni enjuiciar a García por sus actitudes, por más reprobables que hayan sido, más bien hay que mirar la oportunidad que tiene la nueva generación de artistas de convertirse en figuras que defiendan valores y actitudes con perspectiva de género, así como la eliminación de cualquier tipo de violencia. En nosotros como público también está la tarea de seleccionar y pedir contenido que vaya acorde con esta nueva visión. 

La época en la que se desarrollaron López Tarso, Irma Serrano, Andrés García y muchos otros representantes del espectáculo es muy diferente a lo que vivimos hoy. Los valores tradicionales de la época estaban estrechamente ligados con actitudes machistas y violentas, al final fue la manera en que les enseñaron a vivir. Ahora nos toca a nosotros aprender de ello, tomar lo mejor y descartar lo que ya nos funciona. 

Incluso me atrevería a mencionar que es momento de dejar de lado la creación de ídolos intocables, aquellas figuras públicas que se convierten en modelos a seguir y sus acciones se convierten en doctrinas. Hay que ver a las personas como lo que son, seres humanos que aprenden y se equivocan, que también tienen la oportunidad de cambiar de opinión y evolucionar. Día con día nosotros decidimos en quién nos queremos convertir, lo importante es que cada vez en algo mejor que ayer.