Series canceladas y la uniformidad de la opinión
HÍBRIDO

Como crítico de cine y música tiene más de 30 años en medios. Ha colaborado en Cine Premiere, Rolling Stone, Rock 101, Chilango, Time Out, Quién, Dónde Ir, El Heraldo de México, Reforma y Televisa. Titular del programa Lo Más por Imagen Radio. X: @carloscelis_

Series canceladas y la uniformidad de la opinión
Foto: HBO Max

Gran festín se dieron los medios de comunicación cuando esta semana HBO anunció la cancelación definitiva de la polémica serie The Idol, un concepto creado por el joven director Sam Levinson con The Weeknd y Lily-Rose Depp como protagonistas. Desde antes de su estreno ya venía creándose mala fama y arrastrando una serie de problemas de producción que le auguraban convertirse en un fracaso.

Sin embargo, los criterios para afirmar si alcanzó o no el éxito esperado son muy relativos. La opinión pública, basándose en gustos y en caprichos, y con la influencia del discurso que los medios de comunicación eligen empujar, asume una actitud conformista que acepta como cierta la información más superficial sobre una industria que la mayoría de nosotros no alcanzamos a dimensionar, y en este caso, interpretamos que no seguir adelante con más temporadas es sinónimo de fracaso.

Pero analizando lo obtenido por esta breve producción de apenas cinco capítulos, hay más cosas positivas que decir que negativas. Con el anuncio de la cancelación, los ejecutivos de HBO expresaron que estaban “satisfechos con la fuerte respuesta de la audiencia”. En números, el primer episodio ha sido visto por 7 millones de personas a la fecha, aunque la plataforma decidió no compartir más información sobre el desempeño de la serie.

Lo que es incuestionable es que se convirtió, para bien o para mal, en el show más comentado de la temporada, logrando que la mala recepción del público y de los críticos trabajara a su favor. The Idol elevó al director Sam Levinson, ya reconocido por la serie Euphoria, al nivel de algunos de los directores de cine más famosos, con los que se codeó durante el estreno en el Festival de Cannes. También devolvió los reflectores al cantante The Weeknd y le dio un necesario empujón a la carrera de Lily-Rose, hija de Johnny Depp.

En lo que se refiere a la parte creativa, le pese a quien le pese, fue un triunfo absoluto. La idea de mostrar a un grupo de jóvenes artistas reunidos bajo un mismo techo con la única intención de crear arte, casi como un culto religioso, funcionó como una incubadora de talentos dentro y fuera de la serie. Para el nicho al que iba dirigida era un disfrute total cada domingo, y el mejor de los placeres culpables.

Jóvenes promesas de la música, la moda y la actuación, como Ramsey, Mitch Modes, Moses Sumney, Troye Sivan, Suzanna Son, Rachel Sennott, Hari Nef o Da’Vine Joy Randolph, forman parte de una nueva generación de creativos que tuvo la oportunidad de mostrar su talento a una gran audiencia y al mismo tiempo colaborar con artistas de renombre como Eli Roth, Hank Azaria, Jane Adams y los propios protagonistas.

A pesar de haber iniciado con el pie izquierdo, tras la salida de la directora Amy Seimetz y rumores de explotación y actos misóginos en el set, la visión de Abel Tesfaye (The Weeknd), como cocreador de la serie junto a Levinson, se impuso. Aunque originalmente se trataba de una historia muy distinta y con una visión más femenina, razón por la que el producto final ha sido descrito como una morbosa “fantasía machista”, lo que en realidad vimos fue la lucha de poder entre una pareja interracial como pocas veces se ha mostrado en cine y televisión.

Hay que ver más allá de lo evidente y aprender a leer entre líneas para entender de lo que realmente tratan estas historias y el papel que juegan en la creación de un mundo más incluyente. Retirar estas series y, por ende, limitar el tipo de historias que llegan a nuestras pantallas -en televisión, plataformas y cine- bajo el pretexto de que no le gustan al público masivo o que no funcionan comercialmente, va directamente en nuestro detrimento.

Si aceptáramos el discurso de quienes controlan la industria del entretenimiento, que se difunde a través de los medios de comunicación y se amplifica en redes sociales con granjas de bots, estaríamos consintiendo que lo único que vale la pena ver y escuchar son cosas como Barbie y Taylor Swift solamente porque son lo más “exitoso”, cuando es necesario que el espectáculo también refleje la diversidad de propuestas y de voces que existen dentro de una misma sociedad.

En ese sentido, el “fracaso” de The Idol es el fracaso de la diversidad. Otro foco rojo en la creciente guerra contra la inclusión que se ha desatado en 2023 con la reducción de iniciativas para promover la diversidad al interior de las grandes empresas de entretenimiento. Es un hecho que Barbie, a pesar de contar con un discurso -bastante condescendiente- sobre la inclusión que escandalizó a los conservadores, no hubiera sido el éxito que es si la protagonista fuera una Barbie negra, como sucedió con La sirenita.

Algunas de las mejores series de los últimos años se habían encargado de abrir espacio a temas poco explorados, elencos diversos y mujeres directoras y productoras, pero fueron canceladas de un día para otro por decisiones ejecutivas, decepcionando a los fans y dejándolos con la sensación de haber sido estafados.

Por nombrar algunos títulos memorables: The Leftovers, sense8, The O.A., The Get Down, Heathers, I Am the Night, Perry Mason, Y the Last Man, The Chair, Warrior Nun, 1899, American Gigolo, Reservation Dogs, Mindhunter, Willow y más. No es por falta de calidad ni de seguidores, sino por simple estrategia de negocios. Incluso, este mes se anunció que la nueva serie de Disney basada en The Spiderwick Chronicles ni siquiera se lanzará aunque ya está terminada.

En el mes de junio, seis líderes del área de Diversidad, Equidad e Inclusión de importantes empresas dejaron sus cargos, todas ellas mujeres de la comunidad negra. Algunas explicaron que se trató de una decisión personal, aunque se rumora que fueron despedidas: Latondra Newton en Disney, Karen Horne en Warner Bros., Vernā Myers en Netflix, Joanna Abeyie en la BBC y Jeanell English en la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas. La situación es alarmante.

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Serie The Idol. Foto: HBO Max
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BREVES

En preparación para las fiestas patrias, ViX continúa con su programación de cine mexicano que incluye más de 150 títulos, desde la época de oro hasta la actualidad. Mientras que Netflix lanzará el 30 de agosto La gran seducción, con Yalitza Aparicio.

En la Cineteca Nacional continúan títulos como Blanco fácil de Jean-Paul Salomé, Broker de Hirokazu Koreeda y Sparta de Ulrich Seidl. Consulta la programación en https://www.cinetecanacional.net/

Las series australianas son tan adictivas como su cine. Algunos títulos de reciente estreno son Las flores perdidas de Alice Hart, con Sigourney Weaver, en Prime Video, y La familia: un culto australiano, con Miranda Otto, en Star Plus.

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