Beso sin consentimiento es cosa del pasado

Activista, luchadora social y promotora de los derechos humanos de las mujeres, niñas, niños, personas con discapacidad, comunidades indígenas y personas LGBTQ+. Presidenta de la Asociación Civil Rosa Mexicano. @catymonreal_

Beso sin consentimiento es cosa del pasado
El presidente de la Real Federación Española de Fútbol, Luis Rubiales, durante su intervención en la Asamblea General del organismo. Foto: EFE

Hasta los niños y niñas más pequeños entienden que no hay que besar sin permiso. Afortunadamente, cada día estamos más lejos de ver como un acto romántico los besos “robados”. Hoy en día les decimos como son, agresiones sexuales. Este cambio social lo podemos ver en cómo se ha desenvuelto el caso de la agresión contra Jenni Hermoso, capitana de la selección de fútbol femenina española, y Luis Rubiales. Para algunos, esto ha generado un “debate”, pero creo aquí y en pleno 2024 no hay nada que debatir.

Es un triunfo ver cómo, poco a poco, vamos construyendo una cultura de derechos. A unos pocos años del movimiento Me Too, de los Tendederos, de oír constantemente que las mujeres exageramos, que no aguantamos nada, este evento puede ser un parteaguas. El caso es claro: la selección española se colocó en la cima, levantó la copa del mundo, sin embargo, en plena ceremonia, el presidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), Luis Rubiales, decidió que era el mejor momento de besar, sin consentimiento, a Jennifer Hermoso. Imagínense eso: un jefe besando a su empleada, porque así se le antojó, ante las miradas del mundo entero, incluyendo la de la futura Reina de España. 

En el momento Jenni Hermoso hizo lo que muchas mujeres terminan por hacer: tratar de desescalar la situación. Socialmente se nos pide que no hagamos alborotos, que no seamos lo que Sarah Ahmed llama una “feminista aguafiestas”, es decir, que no llamemos la atención sobre las injusticias que como mujeres vivimos por ser mujeres. Aun así, se reporta que Hermoso le comentó a sus compañeras que no le había gustado nada que la tomaran a la fuerza para besarla. No obstante, al contrario de otras ocasiones, al descontento de Hermoso se sumaron voces muy poderosas que señalaron la agresión. Primero fue el llamado del presidente de España, Pedro Sánchez, y su vicepresidenta, Yolanda Díaz, quienes pidieron la dimisión de Rubiales. Luego fue la declaración del sindicato de Futbolistas Futpro que condenó lo sucedido.

Ante esas condenas públicas, Rubiales hizo lo que todo macho hace cuando se le confronta: negar que lo que hizo estuviera mal, contándonos este cuento de que “le gano el momento” y los hombres no pueden controlarse. Remató el discurso diciendo que él era muy imprescindible para renunciar. Vaya, que casi dice que la elección femenina no hubiera ganado si no fuera por él.  Terminó su explicación ante un foro lleno de hombres, que se desvivieron en aplausos, y una pequeña trinchera de mujeres al frente, que no aplaudían. Aquí resalto la sororidad de esas mujeres, de saberse en un espacio totalmente machista y negarse a seguirle el juego. Al día de hoy, al menos uno de esos hombres se disculpó por haber aplaudido.

Otro gran ejemplo de sororidad fue que 81 futbolistas se negaron a jugar con la Selección Española mientras Rubiales siguiera en el cargo. A esta muestra de apoyo se sumó el cuerpo técnico de la selección. Mientras tanto, la Federación Española de Futbol utilizó otra táctica clásica para reprender a las mujeres que no se callan: amenazó con demandar a Jenni Hermoso por difamación. Aun cuando el propio gobierno español ya había iniciado investigaciones contra Rubiales, el organismo que presidía buscaba callar a la víctima. Actualmente Rubiales está suspendiendo del cargo de manera provisional, mientras las investigaciones en su contra continúan. 

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Esto parece ser uno de esos puntos de inflexión que nos enseñan qué puede pasar cuando alzamos la voz contra las injusticias. Que es posible denunciar al poder. No obstante, aún existe quien piensa que, si bien Rubiales “actuó mal”, esto no merece que pierda su trabajo.

Este tipo de argumentos sólo revelan cómo aún existe bastante sexismo y apologías del abuso de poder. Es indiscutible que Rubiales no está a la altura de la federación del fútbol de su país. Cada vez se suman más voces de la estructura de poder que cuestionan estos señalamientos, aunque es destacable que la Monarquía, a pesar de haber estado físicamente presente, no ha dicho nada. De nuevo, creo que no hay nada que discutir y, sinceramente, en el futbol se han destituido directivos por cosas menores (como perder partidos) que no incurren conductas criminales. Porque de nuevo, recordemos: las agresiones sexuales son crímenes.

Este caso tiene que ser una referencia de cómo ya no estamos dispuestos ni dispuestas a callarnos. Un agresor no puede ser presidente de una federación. Nunca más un agresor al poder. 

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