El presupuesto de un populista autoritario
Perspectiva socialdemócrata

Nacido en Empalme, Sonora. Político, hombre de izquierda socialdemócrata. Sociólogo y con estudios en físico matemáticas. Participó en la guerrilla y fue preso político. Ha sido jefe delegacional y tres veces diputado federal. Actualmente es presidente nacional del PRD.

El presupuesto de un populista autoritario
Foto: Especial

En el quinto informe de gobierno que presentó López Obrador, donde informa el estado general que guarda la administración pública del país, dice que el éxito de su gobierno es que se ha sustentado en acabar con la corrupción y el establecimiento de un programa responsable de austeridad republicana, lo que ha permitido -sostienen- que el presupuesto alcance para financiar los programas de desarrollo social que atienden, principalmente a los sectores más necesitados.

Pero la realidad es que las cifras y sus prioridades del gasto dejan ver que el presupuesto solicitado para el ejercicio fiscal 2024 no es austero, ni va enfocado a los sectores más vulnerables de este país. El presupuesto evidencia al populista autoritario que vive en Palacio.

En el Paquete Económico 2024, en particular en el Presupuesto de Egresos de la Federación, el gasto neto total asciende a 9 billones 66 mil millones de pesos, lo que significa un incremento de 4.3% real respecto a lo aprobado para 2023 y de 18% con respecto a 2019, lo que evidencia que no es austero ni prudente, ya que se prevé un endeudamiento sin precedentes equivalente al 5.4% del PIB, lo que cargaran ésta y las futuras generaciones.

Del total del presupuesto solicitado, 80% ya se encuentra comprometido para pagar pensiones, gasto federalizado y costo de la deuda, aunado a que la política de gasto carece de una visión de mediano plazo, no toma en cuenta las carencias de la juventud y la niñez, y no tiene perspectiva intergeneracional ni de género. El gasto educativo carece de una visión de futuro, esto es, la educación no es una prioridad para este gobierno, como tampoco lo es contar con un sistema universal de salud, lo cual también señala el Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP).

Su proyecto de presupuesto es populista y autoritario, porque los populistas gastan según las prioridades del autócrata disfrazadas de justicia social. ¿Qué justicia social va significar un Tren Maya que está devastando las zonas de reserva ecológica o la prioridad de destinarle más recursos a Pemex, sin antes efectuar una reingeniería financiera, sin la cual esta empresa estatal que no es viable financieramente? Construyendo, además, una nueva refinería, en lugar de invertir para modernizar al mismo PEMEX, y en energías renovables que, por cierto, es un compromiso de México en la COP21.

Si analizamos por Ramo como lo hace el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), aquellos con mayor incremento en términos reales en este Proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación 2024 con respecto al Presupuesto de Egresos de la Federación 2023 son:

La Secretaría de la Defensa Nacional, que recibirá 142 mil 150.4 millones de pesos (mdp) por una transferencia del Tren Maya que anteriormente estaba a cargo de la Secretaría de Turismo y ahora López Obrador designa a las fuerzas armadas como encargadas de esta obra, igual que con muchas otras.

La Secretaría de Energía destinará 171 mil mdp al programa “Coordinación de la política energética en hidrocarburos”, un programa enfocado a las transferencias del Gobierno Federal a Pemex, que se encuentra en crisis permanente, con deudas, con problemas de estructura, sin liquidez, y que importa gasolina cada vez más.

La Secretaría del Bienestar, que prevé incrementar su presupuesto en 109 mil 398 mdp para el Programa de Pensiones para Personas Adultas Mayores, que llegará a 465 mil mdp, que junto con otros 15 programas sociales suman un monto  de recursos por 734 mil mdp, que serán operados directamente por los 20 mil “servidores de la nación”, ese ejercito electoral privado al servicio del gobierno que nos cuesta más de 6 mil millones de pesos al año, y que serán los responsables de elecciones de estado en el 2024.

Contrariamente a estos aumentos, destaca el recorte de 56% a la Secretaría de Salud al pasar de 219 mil mdp en 2023 a 96.9 mil mdp para 2024. Un recorte irracional y vil, ya que apenas hace unos días el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) en su medición de la pobreza 2022 evidenció que el porcentaje de personas con carencia por acceso a los servicios de salud pasó de 16.2% a 39.1% entre 2018 y 2022.

Como vemos, este gobierno continúa reforzando el militarismo al darles a las fuerzas armadas no solo el encargo de cuestiones de seguridad sino el construir obras públicas –asignando contratos millonarios sin transparencia-, administrar negocios, control de puertos y aduanas, y ahora hasta su propia aerolínea.

Dicho empoderamiento de las fuerzas armadas es muy peligroso, como se observa en gobiernos autoritarios, tipo Venezuela, donde creen que comprando la lealtad de los militares pueden conservar el poder sin mediar proceso democrático electoral alguno.

En consonancia con lo anterior, este gobierno sigue debilitando presupuestalmente a la cultura, la educación, la ciencia, la tecnología y el medio ambiente, que son indudables igualadores sociales y de oportunidades, lo cual demuestra que este gobierno no es de izquierda ni demócrata, sino claramente autoritario. Un gobierno de izquierda socialdemócrata debe gastar prioritariamente en dichos igualadores sociales, cruciales para el desarrollo de un país y con el tipo de progreso que se necesita impulsar. 

Debemos aspirar, todas y todos los mexicanos, a tener en el poder ejecutivo federal a una mujer que represente un proyecto con esa visión socialdemócrata, con un  Estado  regulador, donde se busque la protección social y la defensa de los ingresos de los trabajadores; que haya inversión pública para mejorar la infraestructura, la sanidad, la educación, y defender la tradición de tolerancia y las libertades individuales que la socialdemocracia ha heredado del liberalismo; es decir, impulsar políticas y acciones que  nos permitan un desarrollo en toda la extensión de la palabra.

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