¿De verdad entendemos el arte?
HÍBRIDO

Como crítico de cine y música tiene más de 30 años en medios. Ha colaborado en Cine Premiere, Rolling Stone, Rock 101, Chilango, Time Out, Quién, Dónde Ir, El Heraldo de México, Reforma y Televisa. Titular del programa Lo Más por Imagen Radio. X: @carloscelis_

¿De verdad entendemos el arte?
Still del filme 'Perdidos en la noche', de Pimienta Films

Quizá el tema más polémico dentro del mundo del arte en 2023 fue la Inteligencia Artificial. Apenas hace un par de años el surgimiento de los NFTs sacudió a este gremio, pero ese tema ha perdido protagonismo (aunque no ha muerto del todo) y ahora la pregunta es otra: ¿el arte generado por IA es arte?

Sumen esta pregunta a la pila de interrogantes sobre el arte contemporáneo: la especulación dentro de este mercado, las piezas y artistas sobrevalorados, el lavado de dinero, los freeports o bóvedas libres de impuestos, la constante de elitismo y privilegio, y con eso basta para darnos cuenta de que la noción que la mayoría tenemos del arte es meramente superficial.

Sin embargo, nada de esto impide que se nos haga partícipes del tema, como si cualquiera de nosotros pudiera incursionar en este mercado, convertirnos en artistas o en coleccionistas, asistir a subastas y a ferias de arte y adquirir alguna de esas inaccesibles piezas que están reservadas únicamente para billonarios como Elon Musk, que ya planea una exposición en Marte. Spoiler: Aunque usted quisiera entrar a ese gremio, y así se ganara el premio mayor este Año Nuevo, los filtros para adquirir una obra de arte de cualquier artista internacional de renombre, ya no digamos de un clásico, se lo impedirán.

Pero aquí de lo que se trata es de que sigamos hablando del tema. ¿De qué otra forma el arte tendría algún valor si no tiene ninguna relevancia? El arte también es aspiracional y por eso nos llega en versión económica y popular, transformado en poster, en juguete o en electrodoméstico, en formato de chisme o convertido en película. La noción de “arte” de la gran mayoría es un producto de la cultura pop, como esa eterna incógnita de la identidad de Banksy, o las imágenes de activistas climáticos vandalizando obras clásicas, o un simple paseo por Zona Maco. Arte que se reduce a una postal de Frida, una visita al museo en domingo o una exposición masiva como la de Van Gogh en el Monumento a la Madre.

Otro de los temas más relevantes de este 2023 y que seguirá dando para muchas reflexiones en 2024 es, precisamente, la comodificación del arte para el consumo masivo. En un mundo pospandemia, donde diversas industrias -incluida la del entretenimiento- no han logrado reponerse de la crisis económica global, lo más fácil ha sido optar por la complacencia y servir las necesidades más básicas del consumidor, sacrificando creatividad y crítica. Cuando el capitalismo convierte las expresiones artísticas en simple mercancía, el cine se vuelve contenido y las artes plásticas decoración.

“Se elogió a las películas por su ‘universalidad’, por su capacidad para tomar historias personales y despojarlas de toda intimidad con la intención de que el mayor número de personas pudieran sentirse identificadas”, escribió la crítica Caitlin Quinlan para ArtReview. “Sólo perpetúan un hábito regresivo: venderle al público historias que pueda entender, ignorando la necesidad de fomentar una cultura de conversación y conflicto”.

En ese sentido, la manera en que diversos directores de cine abordan el tema del arte ya se siente ingenua y bastante anacrónica. Esas biopics que antes nos conquistaban sobre la vida de artistas célebres (Frida, Surviving Picasso, Loving Vincent) o romances que involucran la creación de una obra (Love is the Devil, Girl with a Pearl Earring, Portrait of a Lady on Fire) hoy resultan cursis y casi es preferible ver documentales, como F for Fake (1973), Nam June Paik: Moon Is the Oldest TV (2023) y All the Beauty and the Bloodshed (2022), sobre el trabajo fotográfico de Nan Goldin.

De igual forma, aquellas historias sobre el carismático personaje del ladrón de arte (Entrapment, Museo, The Last Vermeer) se sienten caricaturescas junto a un documental como The Painter and the Thief (2020). Aunque, de vez en cuando, todavía surgen algunas películas donde la historia se fusiona con las propias piezas de arte y no podemos dejar de mirar: What Dreams May Come (1998), The Cell (2000), Russian Ark (2002), Velvet Buzzsaw (2019) o Inside (2023).

Una película mexicana de suspenso como Perdidos en la noche (2023), del director Amat Escalante y estelarizada por Ester Expósito y Barbara Mori (en cines desde el 14 de diciembre), echa mano de algunas piezas de arte contemporáneo y fotografías de Enrique Metinides (otra película mexicana de este año, Desaparecer por completo, también hace un homenaje al mismo fotógrafo). Por su lado, el director chileno Sebastián Silva hizo lo propio con Rotting in the Sun (2023), una comedia que -literalmente- se caga en todo, y que a la vez trata de ser autocrítica sobre las intenciones del director de dar un salto a las artes plásticas (su exhibición, My Party, se presentó este año en México en la galería OMR).

Pero estas producciones se agrupan con otro tipo de películas que utilizan el arte como un elemento que incomoda, que incluso puede alienar al espectador y que sirve para hacer una crítica de la sociedad contemporánea. Ahí encontramos historias como The Shape of Things (2003), La grande belleza (2013), Nocturnal Animals (2016), The Man Who Sold His Skin (2020) y quizá la más emblemática de esta tendencia, The Square (2017).

Ya sean historias de ficción que nos dejan entrever los procesos creativos de músicos (Whiplash, 2014), intérpretes (Quién te cantará, 2018) escritores (Bem-Vinda Violeta!, 2022) y cineastas (Le Livre des Solutions, 2023), o incluso aquellas mucho más complejas que hacen meditaciones sobre los propios procesos del arte, ahondando en la semiótica y la metatextualidad (Certified Copy, Careless Crime, Ahed’s Knee), todo parece indicar que no hay manera sencilla de explicar el arte al ciudadano de a pie.

Y como el público masivo no tiene ganas de pensar, hoy solamente se trata de que la gente entienda rápido y sin complicaciones, que se sienta identificada con las historias y con los productos, para que los comparta y los recomiende. Lo demás es secundario. Nadie quiere ahuyentar a las audiencias, hay que mantenerlas cautivas. Aunque, se supone, el arte también existe para generar preguntas y reflexiones.

Por ejemplo, ¿se puede considerar a la Inteligencia Artificial como arte en sí misma y a sus creadores como artistas? Aún falta profundizar en este tema. ¿Acaso el arte está en vías de cobrar vida? En un futuro muy cercano, ¿podríamos decir que el arte generado por la Inteligencia Artificial, ya sin intervención del humano, será arte creado por arte?

La irrupción de la IA en nuestra vida cotidiana debería obligarnos a hacer este tipo de preguntas y muchas más: ¿pueden conceptos que antes fueron abstractos materializarse? Si el arte es capaz de crear arte, ¿es necesario el “artista”? ¿Quién va a decidir en el futuro lo que es arte? Tal vez la Inteligencia Artificial pueda sacudir a este mercado y ayudar a democratizarlo. O quizá, como siempre, las élites seguirán manteniendo el control.

BREVES

Pendientes de las funciones de la película española La sociedad de la nieve en salas selectas, que fue elegida para representar a su país en la carrera por el Oscar. Se podrá ver en foros como el Cine Tonalá desde el 14 de diciembre, pero el estreno en Netflix será hasta el 4 de enero.

Otros estrenos en plataformas de streaming son Finestkind en Paramount Plus desde el 16 de diciembre, The Mill en Star Plus y la muy elogiada A Thousand and One en Apple TV y Claro Video.

Es una pena que tengamos que esperar hasta que le asignen plataforma y fecha de estreno en México a la muy anticipada serie Vestidas de azul, que en España estrena este 17 de diciembre. Es una continuación de Veneno, otra vez producida por Los Javis, e inspirada en el documental de 1983 sobre un grupo de mujeres trans.

*Más información sobre las películas y series mencionadas en esta columna en Letterboxd.

Síguenos en

Google News
Flipboard