¿La musica que escucho define mi identidad sexual?

Sábado 3 de mayo de 2025

Arturo Ordaz
Arturo Ordaz

Reportero egresado de la UNAM, formó parte de los equipos de Forbes México y La-Lista. Con experiencia en cobertura de derechos humanos, cultura y perspectiva de género. Actualmente está al frente de la Revista Danzoneros. X: @arturoordaz_

¿La musica que escucho define mi identidad sexual?

La música, como expresión humana, forma parte del desarrollo de la identidad de las personas, sobre todo en su adolescencia.

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La música forma parte del desarrollo de la identidad de las personas

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Foto: Pixabay.

El pop es para los gays, las baladas para las mujeres y el rock para los hombres. Estas son algunas afirmaciones generales que corresponden a los roles de género. Según el papel que “nos toque jugar” en la sociedad, pareciera que ya están definidos nuestros gustos en la ropa, los colores, la comida e incluso la música.

La semana pasada vino Lady Gaga a México después de más de una década. Las redes sociales conmocionaron por ese hecho, al igual que muchos integrantes de la comunidad LGBTQ+, ya que la cantante es muy famosa en ese gremio. Entre todo el contenido que se generó en internet, me llamó la atención el comentario de un usuario: “¿habrá algún hombre heterosexual que le guste Gaga?” Y otra persona le respondió: “Claro, como yo. Tengo esposa e hijos”.

La música, como expresión humana, forma parte del desarrollo de la identidad de las personas, sobre todo en su adolescencia. Desde pequeños, nos enseñan a construir y formar parte de un rol dependiendo de nuestras características físicas: hombre o mujer, esto claro dentro de la realidad heteronormada.

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A partir de ahí, se nos invita a pertenecer a uno de los dos principales bloques: gustos masculinos o femeninos. Y la música también forma parte de ese espectro, lo cual explican muy bien Sandra Soler Campo y Salvador Oriola Requena en su estudio “Música, identidad de género y adolescencia”:

“Un claro ejemplo es la música rock la cual va asociada a una iconografía claramente masculina (Sales, 2010). Los/las jóvenes realizan o sienten interés por las prácticas musicales de acuerdo con las connotaciones de género preexistentes. Eligen entonces, actividades que afirman simbólicamente el discurso constructivista convencional de feminidad o masculinidad (Cureses, 1998)”.

A estos arquetipos de identidad sexual como “música para hombres y mujeres”, también se suman los estereotipos creados en la comunidad LGBTQ+, que si bien rompen con las normas heteronormativas, sí crean imágenes generales representativas para sus integrantes, aunque esto no sea para todos, así se nota desde el exterior.

La música es un refuerzo importante en la identidad individual y colectiva que elegimos, nos da un sentido de pertenencia y empatía con otras personas que comparten los mismos gustos. Como integrante de la comunidad danzonera, puedo dar fe que hay un estereotipo de las personas que le gusta el danzón. Incluso, hay posturas políticas y sociales que la mayoría comparte, aunque esto no significa que sea necesario para tomarle amor a este ritmo musical.

Desgraciadamente, los estereotipos musicales se “respaldan” con las cifras. Por ejemplo, el ejercicio estadístico que viene en el ensayo “El canon popular de la música LGBT+ en España” (2019) de Daniel Abárzuza García describe que el pop internacional es el ritmo más escuchado entre los gays encuestados con el 77%, mientras que en segundo lugar quedó el indie-alternativo y en tercera posición el pop en el español latino.

En su contraparte, la Encuesta Nacional de Bienestar Autoreportado del INEGI de 2021 refiere que en México los géneros musicales más escuchados son la “Banda, norteño, grupero, sierreño o duranguense” con una preferencia del 21.89% de los encuestados. Cabe resaltar que en este ejercicio estadístico no se segmentó por preferencias o identidad sexual, sólo se tiene el desglose por masculino o femenino.

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Esta mismo estudio dice que los hombres escuchan más banda y norteño (23.4%), seguido de música romántica (13.5%) y de rancheras (11.3%), dejando al pop en octava posición. En el caso de las mujeres, los ritmos más escuchados también fueron la banda y norteño (20.6%), seguido de las románticas y la tropical en tercera posición.

Si bien la estadística del INEGI no se desglosa por identidad sexual y se limita a una perspectiva heteronormada, nos da una idea, nos da una idea sobre las preferencias musicales en ese mismo rubro. Por ejemplo, dice que 75.4% de las personas que escuchan pop en México son mujeres, mientras que el 24.6% son hombres. En su contra parte, el metal (que está usualmente ligado como género masculino) tiene al 79.6% de sus escuchas como hombres y al 20.4% de mujeres.

Una situación similar pasa con el rap y hip hop, géneros ligados a la masculinidad, donde el 78.4% de los oyentes son hombres y el 21.6% son mujeres. En contraposición, las baldas románticas son escuchadas en un 62.2% por mujeres y 37.8% por hombres.

Esta perspectiva cuantitativa que nos dejan las cifras está incompleta y no deja ver el espectro tan amplio y complejo que es la música. Si bien es cierto que un género musical puede ser muy popular dentro de un sector, esto no define la identidad sexual de cada persona.

Las estadísticas no toman una variante primordial, que es la historia personal de cada uno. El contexto que viva cada individuo, la gente que conoce, el momento en el que vive, su situación geopolítica, incluso hasta su destino son factores que le ayudan a forjar sus gustos musicales, y por ende, su identidad.

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Por ejemplo, mi contacto con el danzón fue casi nulo durante los primeros 18 años de mi vida, hasta que llegué a ese mundo por azares del destino. Mi identidad musical va desde el rock clásico hasta la banda sinaloense, y no pertenezco al arquetipo general de ambos géneros.

Está bien si eres hombre heterosexual y te encanta el pop en ingles, si eres mujer hetero amante del rap, un gay que le encanta la banda sinaloense o una persona trans que le fascina la ópera. La música es tan noble que no define tu identidad sexual o te etiqueta en un colectivo que no se identifica contigo; es una elección tan personal que sólo debe estar a tu servicio sin esperar prejuicios.

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