El cine queer sigue dando la batalla
HÍBRIDO

Como crítico de cine y música tiene más de 30 años en medios. Ha colaborado en Cine Premiere, Rolling Stone, Rock 101, Chilango, Time Out, Quién, Dónde Ir, El Heraldo de México, Reforma y Televisa. Titular del programa Lo Más por Imagen Radio. X: @carloscelis_

El cine <i>queer</i> sigue dando la batalla
Película: Saltburn. Foto: Prime Video.

Queer: extraño, peculiar.

Queer: relativo a una identidad sexual que no corresponde a las ideas preestablecidas sobre sexualidad y género, especialmente las de la norma heterosexual.

El uso en inglés de la palabra “queer” ha tenido varias acepciones a través de los siglos. No es una palabra nueva, aunque cada generación de jóvenes la redescubre y la reclama para sí misma. Su origen se puede rastrear hasta el siglo XVI, cuando se usaba para describir algo raro. En el siglo XIX se empezó a utilizar para referirse a los hombres que sentían atracción por otros hombres, y en muchos casos se usaba de forma despectiva.

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Ya en pleno siglo XXI, la palabra ha sido reapropiada por la comunidad LGBTQI+ y ya no solamente se aplica para los hombres homosexuales, ahora es uno de los términos más usados por diversos tipos de personas para tratar de definir su identidad y así encontrar a sus propias comunidades.

Con una trayectoria similar, el cine queer, ya sea temático o hecho por personas de sexualidades diversas, no es algo nuevo. Utilizar el cine para retratar las disidencias sexogenéricas es tan viejo como la invención del cinematógrafo, pero ha tenido sus altas y sus bajas, siendo por momentos experimental o contestatario, rechazado y censurado, educativo y esclarecedor, valorado y premiado, popular e incluso explotador.

Con el avance de los derechos humanos de la comunidad LGBTQI+ y la normalización de su presencia y representación en el arte, el entretenimiento, los medios de comunicación y diversos tipos de contenidos para el consumo masivo, hoy entramos a una etapa en la que aquello que alguna vez se entendió como rebeldía está siendo asimilado por la cultura popular, y ya no es tan extraño ni tan peculiar ver estas expresiones en pantalla.

Tomemos como ejemplo la película Saltburn (2023) de la directora Emerald Fennell, una producción que se convirtió en un fenómeno de internet tras su estreno en la plataforma de Prime Video, desatando todo tipo de reacciones entre el público joven y no tan joven, pero que es, al mismo tiempo, la expresión más clara de lo lejos que ha llegado la popularidad de los productos queer, y la mínima, más básica y más burda representación de este género cinematográfico dentro de la cultura popular.

Películas que hacen lo mismo que Saltburn hay muchas. Directores de cine que explotan este género para lograr productos con marcado atractivo juvenil y que también se volvieron fenómenos pop, han creado historias como Criaturas salvajes (Wild Things, 1998) o Secreto en la montaña (Brokeback Mountain, 2005), pasando por Criaturas celestiales (Heavenly Creatures, 1994) y Entrevista con el vampiro (Interview With the Vampire, 1994). Unos más y otros menos, pero sus intenciones no siempre han sido tan sinceras.

En Hollywood, dentro del llamado cine “comercial”, no todos los directores fueron genuinamente curiosos como Alfred Hitchcock, quien sintió una abierta atracción por este tipo de historias, personajes, e incluso actores, en películas como La soga (1948), Extraños en un tren (1951) y Psicosis (1960). Pero en el cine de arte y en el cine underground sobran ejemplos de realizadores muy visionarios y comprometidos con sus disidencias.

Luego está, por supuesto, Patricia Highsmith, la escritora lesbiana que ha inspirado muchas de estas películas, incluso Saltburn. Autora de novelas como Strangers on a Train (en la que se basó Hitchcock), The Price of Salt (que dio lugar a Carol) o The Talented Mr. Ripley (con varias adaptaciones al cine), la propia Emerald Fennel ha confesado en entrevistas que se inspiró en esta última para la creación de Saltburn, de cuyo guion también es autora.

Pero lo que Fennell no aclara es qué tanto se “inspiró” y qué tanto es plagio, además de la pertinencia de crear un villano tan superficial. Tampoco se refiere a la novela de Highsmith, sino a la adaptación al cine del director Anthony Minghella, donde Jude Law y Matt Damon interpretaron personajes como los que ahora encarnan Jacob Elordi y Barry Keoghan. En Saltburn no solamente hay escenas, también encuadres, que son idénticos a The Talented Mr. Ripley (1999) o que son llevados al límite, como la polémica escena de la tina de baño.

En un mundo donde, a la par de esta popularidad de lo queer, también hay un fuerte movimiento de ultraderecha que pretende arrebatar y negar derechos humanos básicos a la comunidad LGBTQI+, habría que preguntarse qué tan bueno es para los miembros de la diversidad sexual que el cine explote sus historias de esta manera, restregándole en la cara a los conservadores su libertad sexual.

Y es que ese es el “avance” más claro que hoy se puede notar en las producciones de cine, televisión y plataformas, una decidida intención de mostrar más de lo que ya se ha mostrado antes, y con “más” me refiero específicamente a las escenas de sexo. Aunque en el cine independiente ya se ha mostrado la diversidad de las prácticas sexuales en todo su esplendor, para cualquier miembro de la comunidad LGBTQI+, ver en el cine comercial desnudos frontales y sexo más explícito entre diversas identidades sexogenéricas, puede interpretarse como un avance y como algo largamente anhelado, esa posibilidad de mostrar el sexo de manera honesta y natural.

Una serie como Fellow Travelers (en Paramount Plus) aprovechó el carisma del popular actor Matt Bomer (alguien abiertamente gay que en su carrera ha tomado varias decisiones creativas, arriesgadas y valientes) para abordar escenas de sexo muy subidas de tono y contar un pasaje histórico de la lucha por los derechos humanos de dicha comunidad. A Bomer también se le puede ver junto a Bradley Cooper en la película Maestro (Netflix) que, al igual que en aquella serie, muestra a hombres que deben compaginar su vida sexual con la vida que llevan junto a sus esposas e hijos.

El 2024 traerá comedias, dramas y hasta terror, con estrenos pendientes y otros ya en plataformas de streaming. Películas como All of Us Strangers podrían tener el mismo efecto que Saltburn por recurrir a actores populares como Paul Mescal y Andrew Scott, igual que la mexicana Straight con Alejandro Speitzer y Franco Masini. Hay otras como Rustin, Nyad, Temporada de huracanes, Nuovo Olimpo (Netflix), Cassandro, Red White & Royal Blue (Prime), Down Low (Apple), Passages, Medusa Deluxe, Rotting in the Sun (Mubi), Knock at the Cabin (HBO), o Dicks: The Musical, Bottoms, Swallowed, Femme, Dogman y Eileen.

En el circuito de arte han circulado títulos como Monster, Of an Age, Lie With Me, Le Paradis, Blue Jean y la espléndida Opponent, que representó a Suecia en la carrera por el Oscar aunque no quedó en la shortlist. Como lo dijimos en esta columna, la experiencia trans merece su propio espacio, donde algunos de los títulos más sonados fueron Orlando: Mi biografía política, Anhell69, 20.000 especies de abejas, Monica y Mutt.

El 2024 arrancó con noticias desalentadoras, como el nombramiento en España de Isabel García como directora del Instituto de las Mujeres del Ministerio de Igualdad, una mujer que ha sido señalada como tránsfoba y que en las redes sociales se expresa con frases como “delirio trans” y “dictadura queer”. Por otro lado, el video de una chica trans que lloraba por haber sido discriminada le dio la vuelta al mundo y fue blanco de burlas y ataques. Sin embargo, en este sombrío panorama, vale la pena recordar la frase de la activista trans Kenya Cuevas: “Nuestra mayor venganza es que seamos felices”.

BREVES

Desde el 4 de enero ya se puede ver en Netflix La sociedad de la nieve, la película de J.A. Bayona (Lo imposible), que representa a España en la carrera por el Oscar y es la favorita de muchos. Pudo ser un gran estreno para el 1 de enero, pero por alguna razón no lo pensaron así… ahora es un estreno para Reyes Magos.

Las salas de cine en México empezaron bien el año, incluso saturadas con estrenos interesantes como Dogman (lo nuevo de Luc Besson), Operación Hunt (el debut como director de Lee Jung-jae, actor de El juego del Calamar), la mexicana No quiero ser polvo y seguía anunciada Aguas siniestras (Night Swim), que es uno de los primeros estrenos importantes de terror de este año.

*Más información sobre estas (y otras) películas mencionadas en Letterboxd.

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