Empatía, lo que nos hace falta a muchos hombres
Contextos

Reportero egresado de la UNAM, formó parte de los equipos de Forbes México y La-Lista. Con experiencia en cobertura de derechos humanos, cultura y perspectiva de género. Actualmente está al frente de la Revista Danzoneros. X: @arturoordaz_

Empatía, lo que nos hace falta a muchos hombres
El sujeto fue detenido. Foto: Especial.

En la marcha del 8 de marzo por el Día Internacional de la Mujer, un hombre en motocicleta decidió atravesar por en medio del contingente. Esta provocación resultó en jaloneos y golpes, así como en una opinión divida sobre quien consideraba al implicado como una víctima-héroe, mientras que otros como un agresor. 

¿Por qué atravesar el corazón de una manifestación en moto? ¿Cuál era el objetivo del motociclista? Es bien sabido desde varios años que las principales avenidas del Centro Histórico se encuentran cerradas ese día, incluso el gobierno local se preparó colocando vayas y cubriendo monumentos. A nadie tomó por sorpresa esta marcha, aparecerse ahí no es una casualidad. 

El diagnóstico, desde este espacio, es una preocupante falta de empatía por parte de dicho hombre. En reiteradas ocasiones, las mujeres han dejado en claro que la manifestación es separatista, de morras para morras. Una catarsis para combatir las violencias y exigir sus derechos. El no respetar esta decisión da muestra de una falta de esa capacidad humana de ponerse en los zapatos de los demás, una falta de consciencia y sensibilidad. 

Este suceso fortaleció la polarización. Por un lado, hay masculinos que todavía no logran sensibilizarse y tomar consciencia sobre la desigualdad de género ni de la violencia que sufren ellas día con día. Una vez que esto pase enteremos por qué no podemos sugerirles cómo manifestarse y por qué no podemos ser parte de esa lucha. Cuando uno se reconoce como partícipe de este sistema desigual, empieza el trabajo interno por ser un mejor hombre con nuevas actitudes y acciones.

¿Cómo empecé este proceso? No siempre tuve la iniciativa de construir mejores masculinidades, hubo un punto de quiebre en mí. Como reportero me tocó cubrir el inicio de las manifestaciones feministas, especialmente la protesta a fuera del periódico La Prensa, medio que publicó de manera insensible las fotos del feminicidio de Ingrid Escamilla. Aquella tarde las manifestantes no querían que el evento lo cubrieran reporteros hombres, nos corrieron, pero yo no entendía por qué. A partir de ahí comencé a tomar consciencia de la desigualdad que también había en la plantilla laboral para trabajar estos temas.

Con el tiempo, los testimonios de víctimas de diversos tipos de violencia comenzaron a rozar a flor de piel. Es indispensable como reportero desarrollar la empatía para comprender la situación que está atravesando la otra persona, para así poder contar su historia. Este proceso de toma de consciencia te va generando dudas y pensamientos a la interna, sobre cómo actúas y te desarrollas como persona. Escuchar a los demás no sólo te sensibiliza, también te da la oportunidad de aprender de ellos.

Durante ese desarrollo no podía comprender cómo es que otros no desarrollaban esa sensibilidad y la empatía. Para mí estaba claro el panorama, no entendía porque no lograban ver lo mismo que yo. Más adelante vislumbré que la empatía y la comprensión no sólo se debe aplicar de manera selectiva sino es un valor que todo ser lo merece. No todas las personas vivimos lo mismo, ni contamos con las herramientas iguales para desarrollarnos. Aunque pareciera algo sencillo, el contexto donde una persona se desarrolla, las opciones que conoce o la historia familiar son aspectos trascendentales para forjar actitudes, hábitos y acciones. 

¿Por qué mi papá se niega al lenguaje inclusivo? ¿Por qué mi hermano critica y ataca a las mujeres que se manifiestan? ¿Por qué mi amigo me recomienda que me ponga a la defensiva cuando una chica me rechaza? Ellos también merecedores de empatía, tratar de comprender su historia es importante. Desde luego que esto no es justificación para solapar algún tipo de acción violenta, pero es una oportunidad para visualizar lo importante que es el contexto donde se desarrolla un ser humano. 

Como hombres, es poco eficaz “evangelizar” a la fuerza para mover consciencias de otros. El primer trabajo es al interior, el tratar de cambiar actitudes y construir nuevas masculinidades, cuando se empieza a trabajar en uno mismo los impactos en los demás vienen solos. A veces es más trascendental abrazar a tu compa y decirle: “si te sientes triste y quieres llorar aquí estoy para escucharte. Hablar de nuestros sentimientos no nos hace menos hombres”, a diferencia de discutir horas sobre manifestaciones o monumentos pintados. 

No se trata de convencer a alguien que no quiere cambiar, sino de practicar la empatía para tratar de ser más humano. 

Síguenos en

Google News
Flipboard