Tus dispositivos te espían

Por lo menos ahora ya te das cuenta, pero esta práctica se hace desde finales de los años sesenta cuando la computación evolucionó con el lenguaje de programación de sistemas informáticos.  Gracias a ellos se logró que una computadora además de realizar cálculos matemáticos pudiera almacenar, procesar, y analizar datos ya no sólo adivinando los resultados, sino haciendo inferencias con distintos escenarios basados en la capacidad de simular comportamientos de la consecuencia de esos datos.

Esta práctica se masificó en los años noventa con el crecimiento de la World Wide Web (WWW), y a principios de la década del 2000 con la creación de los buscadores de información. Ellos permitieron el rastreo de millones de páginas mediante la automatización, para obtener mayor velocidad de búsqueda de datos, distribución, y la simultaneidad para realizar diferentes tipos de procesos informáticos desde diferentes computadoras y obtener resultados más precisos y rápidos en las búsquedas dentro de la Web.

Es en ese momento cuando nuestra historia evolutiva hacia la digitalización inicia. Cuando los sistemas informáticos dejan de funcionar al azar, captando datos estructurados, semi estructurados y no estructurados para ordenarlos, eliminar los datos repetitivos e iniciar la era de la ciencia de datos; la teoría de decisión comienza a asignar probabilidades con diferentes tipos de datos para la toma de decisiones de forma más democrática y basada en oportunidades. Resultado de esa optimización se llegó a la creación de sistemas operativos (Windows, iOS, etc.), y la programación de aplicaciones, es decir a nuestro ecosistema digital actual.

Antes del 2001 no habíamos escuchado el término “Big Data”, este concepto se popularizó gracias a un artículo publicado por Doug Laney, analista de lo que hoy es Gartner, en donde profundizaba en la necesidad de gestionar cantidades cada vez más intensivas de datos basados en volumen, velocidad y variedad (las 3V del Big Data). Con el tiempo estás tres variables han aumentado para considerar también: veracidad, variabilidad y valor, que suman herramientas a los sistemas de arquitectura abierta existentes para crear técnicas de recomendación y análisis de información en beneficio de cientos de industrias gobiernos, y organizaciones, permitiendo optimizar sus operaciones, y desarrollar nuevos productos y servicios.

¿De dónde salen todos estos datos?

Simple, o los creamos los humanos, o los generan maquinas. Los datos generados por humanos suelen implicar una interacción o intervención humana directa con un sistema informático, ya sea desde cualquiera de tus dispositivos móviles conectados a la red que de manera automática captan tu voz, usos y hábitos o los datos que quieras compartir vía cualquier plataforma digital. No importa si inicias o no sesión e incluso solamente si navegas por aplicaciones como Facebook, Twitter, LinkedIn, Amazon o las que prefieras, éstas capturarán una enorme cantidad de datos, ya sea porque tú se los regales, o bien los que los maquinas capten. 

Lo de menos es que des tu correo en alguna plataforma digital, cuando usas tus dispositivos digitales, los datos que compartes en redes sociales, transacciones comerciales y financieras, tu actividad física, tus solicitudes a los asistentes de voz, sensores que tengas en tu casa, contenidos multimedia que compartes en redes sociales, incluyendo WhatsApp, lo que hiciste en la calle y fue captado por cámaras de vigilancia, las llamadas de tu celular, datos biométricos y públicos, están de inmediato ayudando en el aprendizaje de nuevos sistemas informáticos que cada vez se ponen más interesantes, como la tan controversial Inteligencia Artificial.

Sí, tus dispositivos te espían.

Aparentemente para darte una mejor experiencia en este mundo ya muy hiperconectado y cada vez más vigilado, estés de acuerdo o no.  Ya mejor relájate y fluye en las redes de la informática que esto llegó para quedarse.