La renovada supremacía de los agraviados

Analista y consultor político. Por más de 12 años, creador de estrategias de comunicación para el sector público y privado. Licenciado en comunicación y periodismo por la UNAM y maestro en gobierno por el Instituto Ortega y Gasset. Observador del uso de las nuevas tecnologías y su impacto en la democracia.

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La renovada supremacía de los agraviados
Foto: Gustavo Sánchez / La-Lista.

La respuesta a la pregunta ¿quién te ha hecho más daño: el PRIAN o Morena? fue contestada hace dos días en las urnas. Claudia Sheinbaum será presidenta de México con una arrolladora ventaja. Sin embargo, entender cómo, de nueva cuenta, esa pregunta logró constituirse como el principal catalizador para la definición del voto de millones de mexicanos es fundamental para anticipar lo que viene en el país.

En principio, ese cuestionamiento tiene cabida gracias a un desencanto democrático que prevalece y que crece, no solo en México, sino en gran parte del mundo. Para el académico Yascha Mounk (El pueblo contra la democracia) las razones son diversas pero destaca particularmente cuatro: la nula movilidad social, el ensanchamiento de la brecha de desigualdad, el aspecto generacional –en donde los jóvenes desconocen para qué sirve–, así como un nacionalismo mal entendido.

La nueva lógica del votante mexicano podría no gustar pero es la que prevalece. No es necesario que comprendan el concepto de democracia para entender que por décadas su circunstancia no se ha modificado. El trasfondo de dicho razonamiento podría ser algo similar a: para qué vivir en una democracia si esa condición nunca me ha beneficiado de ninguna forma. Se trata del sentimiento de una mayoría que, paradójicamente, se siente relegada.

A esta condición, hay que agregar lo que explica Francis Fukuyama (Identidad. La demanda de dignidad y las políticas del resentimiento) sobre el oportunismo de líderes populistas ante un agotamiento democrático que se expande y viraliza. El encono, enojo y resentimiento explotados e incentivados desde el poder ayudan y abren espacio a las victorias electorales de liderazgos con pulsiones autócratas.

La rentabilidad electoral es mayor cuando la sociedad tiene como común denominador el odio que puede verse expresado en la competencia descarnada de miles de agendas que demandan solución pero que irónicamente al exigir preferencia de atención se descalifican las unas a las otras. Para quienes gobiernan, este escenario es fantástico pues al estar rebasados y no poder resolverlas la única opción a emprender es estimular el resentimiento.

En ese sentido, la pregunta ¿quién te ha hecho más daño: el PRIAN o Morena? puede ilustrar perfectamente el momentum del México que tendrá a su primer mujer presidenta. No es que el ciudadano mexicano haya solamente caído en la trampa de la polarización que exacerban líderes como Andrés Manuel López Obrador y su movimiento, sino que también se han dado las condiciones para que dicha pregunta —instalada y usada estratégicamente— tenga cabida y logre configurarse como el nuevo dilema a resolver.

El votante mexicano, este pasado 2 de junio de 2024 se sigue sintiendo más indignado por los privilegios y la corrupción de Peña Nieto que por los evidenciados entre distintos gobernantes morenistas, le sigue pesando más la Casa Blanca y la Estafa Maestra, que las residencias exclusivas en el país y en el extranjero de la nueva clase política en Morena y el desfalco de Segalmex, le parece más cínica y ofensiva la guerra contra el narco de Felipe Calderón que la expansión desenfrenada de los militares en esferas y tareas que eran exclusivas de civiles y que ha promovido la autodenominada Cuarta Transformación. Les parece más insolente que Fox los llame huevones a que Morena patrocine con diputaciones y senadurías a personajes impresentables.

El debate no es privativo para México. La comunidad internacional ha detectado las fallas de la democracia liberal. Apenas hace una semana en el Forum New Economy, con sede en Berlín, y al cual acuden las mentes más brillantes, elaboraron un diagnóstico que atiende la nueva lógica de las mayorías. “Para evitar daños importantes a la humanidad y al planeta, debemos llegar urgentemente a las causas profundas del resentimiento de la gente”.

“Estamos viviendo un período crítico. Los mercados por sí solos no detendrán el cambio climático ni conducirán a una distribución menos desigual de la riqueza. El derrame económico ha fracasado. Ahora nos enfrentamos a una elección entre una reacción proteccionista conflictiva y un nuevo conjunto de políticas que respondan a las preocupaciones de la gente” se puede leer en su comunicado de prensa.

Sin que a muchos les guste, la victoria de Claudia Sheinbaum es un recordatorio de aquellos que, aún siendo mayoría, continúan sintiéndose excluidos y en dónde —gracias a los populistas— es más importante la búsqueda de la dignidad y de su reconocimiento en el ámbito público que vivir en una democracia que no necesariamente la palpan en su día a día.

“Nacos, nacos… pero nos chingamos al PRIAN” era la leyenda de una de las playeras que portaban jóvenes en las urnas e imagen que se volvió viral en redes sociales. Se trata de la renovada supremacía de los agraviados… y es renovada porque AMLO fue quien la inauguró y Sheinbaum será quien le dé continuidad.

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