Adiós, Memo del Bosque

Martes 15 de abril de 2025

Carlos Celis
Carlos Celis

Como crítico de cine y música tiene más de 30 años en medios. Ha colaborado en Cine Premiere, Rolling Stone, Rock 101, Chilango, Time Out, Quién, Dónde Ir, El Heraldo de México, Reforma y Televisa. Titular del programa Lo Más por Imagen Radio. X: @carloscelis_

Adiós, Memo del Bosque

Aun cuando Guillermo del Bosque ya no está entre nosotros y tenemos que reconocerlo como un creativo muy influyente, tampoco conviene romantizar demasiado la televisión.

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El productor Memo del Bosque.

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Foto: Facebook/Memo del Bosque.

Sabemos que es lo típico. Una persona destacada muere y todos quieren opinar al respecto. Decir que lo conocieron -aunque sea por un breve instante-, contar las anécdotas, demostrar de alguna forma lo cercanos que fueron. Yo no acostumbro treparme en ese tren, y es por ello que había decidido no opinar sobre la muerte de mi ex jefe, el productor Guillermo del Bosque.

Sí, trabajé para él y me dio mi primera oportunidad de “salir en la tele” en el canal de música Telehit, algo que le dio un giro inesperado a mi vida, pero la realidad es que comparado con la influencia que tuvo en otras personas de los medios de comunicación y las muchas historias que diversos famosos pueden contar, yo no tengo demasiado qué compartir.

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El por qué me animé a hacerlo tiene más que ver con mi madre. Es a ella a quien le parece importante que yo dé mi punto de vista. Y ahora que lo pienso, agradezco su intervención. Gracias, mamá. Para mí, el paso por Telehit sólo fue uno de tantos escalones en mi carrera y no puedo decir que, a nivel profesional, haya sido el más importante. Pero sí lo fue a nivel personal.

Fue por Telehit que decidí nunca más trabajar en televisión. Pero que no se malentienda, simplemente no era lo mío. En los dos (o tres) años que colaboré con ese canal, nunca pude fluir con la mentalidad de quienes laboran en este medio. Y eso también fue una gran escuela.Yo venía del periodismo musical, de la crítica especializada, de los periódicos y las revistas. Lo mío era más cerebral, lo mío es escribir. Mi entrada a la televisión fue fortuita.

Mi amiga Minerva conocía a Fernando Martínez, un locutor de Alfa Radio que también era conductor (o veejay) de Telehit. Yo tendría quizá 19 años y ya colaboraba en algunas revistas, pero necesitaba un trabajo más formal. Así fue como llegué a Televisa San Ángel, lugar donde estaban originalmente las instalaciones de Telehit.

Fue la conductora Mónica Noguera quien dio el visto bueno para que yo me quedara como asistente de información, es decir, para investigar y para escribir lo que los conductores decían al aire. Mi trabajo era detrás de cámaras y todo estaba bien. Pero entonces intervino Benjamín Salcedo, el editor de la revista en la que yo también colaboraba, porque él ya conocía a Mona y Memo (como les decían de cariño) que entonces eran pareja.

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Benjamín les habló bien de mí, por el trabajo que yo hacía como periodista, y entonces me ascendieron a reportero (fuera de cuadro). Así fue como hice muchas entrevistas, sobre todo a bandas de rock, y no pasó mucho tiempo para que Mónica decidiera que yo debía salir a cuadro, es decir, que mi rostro se viera en la tele.

Guillermo del Bosque era quien decidía todo esto, era el de la última palabra. Así que hubo una junta con todo el talento para hablar de varios asuntos y también para informarles que, desde ese momento, yo iba a cuadro. Ese fue el día que lo conocí y que me habló a la cara, para anunciar su decisión y felicitarme frente a los demás conductores.

La verdad no lo esperaba, todo esto pasó sin que yo estuviera enterado y sin tener la capacidad de dimensionar la importancia de lo que estaba sucediendo. Nunca estuve preparado, y desde ese momento tuve que aprender a estar mucho más alerta, sobre todo en lo referente a mis compañeros y a todos los miembros de la producción, que empezaron a tratarme distinto. Se esperaban cosas de mí y yo no estaba listo para darlas.

Quizá porque recapitular todos estos detalles es caer en una espiral de recuerdos y nostalgia, es que tampoco me hubiera animado a escribir sobre ello sin la motivación adecuada. De hecho, mientras redacto estas líneas, sigo sin estar seguro de querer hacerlo. Soy enemigo jurado de la nostalgia y abrir estos baúles me está provocando náuseas. Me doy cuenta de que hay muchas más cosas de las que normalmente puedo recordar.

Así que, para no hacer el cuento largo, sólo diré que para mí trabajar en la televisión fue una carga emocional muy fuerte. La sensación de ser reconocido en la calle era algo que nunca pedí, nunca imaginé y que no me gustaba. También, creo que es justo subrayar, y tal vez por ello valga la pena escribir este texto, que aun cuando Guillermo del Bosque ya no está entre nosotros y tenemos que reconocerlo como un creativo muy influyente para los medios en México, tampoco conviene romantizar demasiado la fama y la televisión.

Guillermo del Bosque descubrió, o le dio su primera oportunidad, a talentos como Esteban Arce, “El Burro” Van Rankin, Adal Ramones, Horacio Villalobos, Facundo, Omar Chaparro, Kristoff, Laisha Wilkins, Camila Sodi, Natalia Téllez, Mónica Noguera y su esposa Vica Andrade, sólo por mencionar algunos talentos. Así queda clara su influencia y hasta donde su estilo sigue marcando la pauta de lo que se hace hoy en la televisión mexicana.

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Pero en los últimos años, hasta Guillermo del Bosque se quejaba del trato que recibió de ejecutivos de Televisa y contaba la historia de cómo le fueron arrebatados proyectos como Telehit, que él mismo se encargó de crear y llevar al éxito, por lo que decidió salir definitivamente de la empresa formada por Televisa-Univisión después de cerca de 30 años de crear contenidos para ellos.

Si alguien como Guillermo del Bosque, un personaje tan influyente para este medio y para nuestro país, recibió ese trato hacia el final de su vida, ¿qué es lo que puede esperar cualquier otro productor, conductor o talento? Aunque lo mío fue pasajero, o precisamente por haberlo sido, sí tuve la oportunidad de probar la fama y saber enseguida que no era para mí. La televisión, y los medios de comunicación en general, pueden ser muy ingratos y hay que ser un cierto tipo de persona, con estómago de acero, para soportarlo.

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