El país que le dejan a Sheinbaum
Libertad bajo palabra

Periodista y abogado con más de 35 años de trayectoria. Reportero, comentarista y consultor experto en temas jurídicos. Premio Nacional de Periodismo José Pagés Llergo 2011. Especialista en el Poder Judicial de la Federación y analista político.

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El país que le dejan a Sheinbaum El país que le dejan a Sheinbaum
Odio, división, encono y manipulación son elementos esenciales de un estilo destructivo que acumuló miles de oportunidades perdidas en el sexenio que termina. Foto: Pixabay

Dice la página oficial del gobierno federal que Andrés Manuel López Obrador ha sido un “incansable luchador en favor de la democracia”, ahí se afirma que el tabasqueño ha destacado entre otros mandatarios, porque “trabaja diariamente desde las 6 de la mañana, como ningún otro gobernante, enarbola la defensa del pueblo ante intereses creados y el abuso del poder”. En ese texto, que casi mueve a las lágrimas por lo épico de su prosa populachera, también se asegura que AMLO se ha distinguido “por su capacidad conciliadora y su firme decisión de mantener ante todo una política de diálogo”.

En esta extensa letanía que casi lo compara con un superhombre que podría concentrar las mejores virtudes de Gandhi, Martin Luther King, Nelson Mandela, Benito Juárez y José María Morelos, se confiesa por escrito la narrativa que ha marcado al sexenio, esa de los “otros datos” que no admite deficiencias, errores, excesos o engaños.

El presidente es un populista y mitómano químicamente puro, un caso perfecto para el estudio de los politólogos, sociólogos y hasta psiquiatras.

El imperio de las falacias pretende darle un toque casi divino a las capacidades de un hombre que ejerce el poder para construir una realidad alterna que se desmorona ante el cotejo de la realidad.  Miente sin recato para desconocer los enormes pendientes que amplían un repertorio de oportunidades perdidas. En casi 6 años México no ha mejorado, tampoco existen indicadores rigurosos y reales que nos permitan establecer un saldo positivo en su administración con tufo a maximato.

En defensa de la verdad, en nuestro país no hay menos pobreza extrema (repartir dinero público en programas sin control no ha significado reducirla, sólo ampliar con efectividad el clientelismo).

El caso Ayotzinapa no tuvo respuestas distintas, mucho menos satisfactorias como se ofreció. Nuestro sistema de salud no es como el de Dinamarca y aunque se decrete con saliva la atención médica en hospitales públicos se encuentra peor que hace 6 años, la Megafarmacia es otro elefante blanco que no ha dado respuestas a las necesidades apremiantes de la población más necesitada que con el desaparecido Seguro Popular se encontraba menos desprotegida.

A 2 años de su “inauguración” la refinería de Dos Bocas no produce petróleo, se dijo que costaría 8 mil millones de pesos y su construcción terminó necesitando más de 16 mil millones como se ha reconocido oficialmente. Caso similar el del Tren Maya, que además ha representado un ecocidio en cenotes, fauna y flora en la península de Yucatán y la Riviera Maya.

El sexenio concluirá a finales de agosto con más de 200 mil personas asesinadas, según las cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública. Esta cifra supera las 156 mil muertes violentas de la administración Peña Nieto que fue incapaz de controlar el baño de sangre en nuestro país. Es decir, otro rubro en el que notoriamente estamos peor.

El déficit fiscal, que significa que los gastos del Estado superan sus ingresos financieros en un periodo concreto, se ha elevado a la mayor cifra de deuda en 4 sexenios con 5.9% del PIB en 2024. 

Podríamos seguir con datos duros cotejables en temas de educación, impunidad, abandono del campo, competitividad, opacidad, corrupción e ineficacia gubernamental en términos generales. Las cifras que destrozan los sesgos de los “otros datos” no fueron factor para que por abrumadora mayoría el partido del presidente triunfara por amplio margen para heredar a su pupila la estafeta del mando por otro sexenio, que por lo que se percibe tendrá las mismas características.

El agandalle de la sobrerrepresentación para anular a las minorías en el Congreso e imponer el carro completo que no se ganó en las urnas, será el signo del arranque de un nuevo periodo presidencial encabezado por Claudia Sheinbaum, quien recibe un México de problemas agudizados y algunos fuera de control.

La integración del gabinete que comenzará funciones en octubre, salvo excepciones honrosas como la de Juan Ramón de la Fuente, David Kershenobich y Rosaura Ruíz, nos da la pauta del continuismo de las inercias. Los mensajes de la virtual presidenta electa y sus acotadas decisiones, avizoran que el mando nacional seguirá siendo determinado por el mesías de Macuspana desde Palenque, dónde se ubica “la chingada”, futuro domicilio del tabasqueño.

¿Qué significa cuidar el legado de AMLO para la primera presidenta en la historia de México? ¿Sugiere entre líneas un pacto para que nada cambie en la forma de conducir a la nación? ¿Un compromiso de impunidad para quienes abusaron de sus posiciones para enriquecerse traficando influencias? ¿Un gobierno escenográfico para que Andrés Manuel siga mandando con sus alianzas inconfesables?

Estamos por verlo, pero antes hablemos finalmente de la estela de destrucción institucional que el obradorato opera con afanes de venganza contra el Poder Judicial y los órganos autónomos que estorban al campeón de la opacidad.

Más allá de la descabellada elección popular de ministros de la Suprema Corte y eventualmente juzgadores federales en general, las iniciativas a procesarse con el arranque de la legislatura en septiembre definirán en fondo y forma a una presidencia nociva para la democracia. La Corte perderá su efectividad y quedará anulada como garante de la Constitución que reconoce en teoría la división de poderes.

El golpe a la transparencia y el acceso a la información pública nos regresará a la era imperial en la que el derecho a saber significaba una amenaza para los gobernantes. Un INAI que será desfigurado y un Tribunal Constitucional sometido e inoperante para evitar abusos serán el vergonzante legado de una administración que pudo ser magnífica por la legitimidad electoral que la propició en 2018. Odio, división, encono y manipulación son elementos esenciales de un estilo destructivo que acumuló miles de oportunidades perdidas.

La primera presidenta de la historia estará en posibilidades de dar un viraje, realmente es improbable.

¿A 53 días de otro ciclo político, cabe en este contexto otorgar el beneficio de la duda? Sería iluso contestar con una afirmación y aspiracionista equivocar el pronóstico.

EDICTOS

Varias decenas de jueces y magistrados optaron por anticipar sus jubilaciones durante el reciente receso en el Poder Judicial de la Federación, algo nunca antes visto en la Judicatura.

Los foros de análisis sobre la reforma que viene no tendrán ningún impacto para modificar el plan original del Ejecutivo.

Las dignas reflexiones de algunos ministros ante legisladores y especialistas se quedarán únicamente en la expresión de desahogos sobre el golpe inexorable de septiembre.

Mientras tanto, el perverso personaje que aventó la toga ha intensificado su campaña para hacer llegar mensajes a los juzgadores federales, le anticipa a modo de amenaza que él palomeará las listas de aspirantes que quieran ser electos para mantenerse en el cargo.

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