Quizá se han preguntado por qué varios de mis últimos textos han adoptado un tono didáctico (incluso simplista) para hablar de temas como el costumbrismo, el preciosismo, el contexto y rigor históricos, la ironía, la incorrección política, la epidemia del SIDA, la masacre de Tlatelolco, la integridad artística y hasta la etiqueta cinematográfica, como si se tratara de repasar una lista de dogmas que ya no le interesan a nadie.
Lo hago porque no me puedo imaginar a los chicos menores de 20 años (a veces, ni a los mayores de 20) teniendo conversaciones sobre estos temas y pienso que, si escucharan a otros hablar de esto, quizá despertaríamos su curiosidad. Entonces,¿por qué lo simplista? Si me parecen temas importantes, ¿por qué no profundizo en ellos?
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A veces pienso en mi columna de opinión como en esas canciones de pop con nombres de leyendas del cine donde la letra no habla de ellas: Marilyn Monroe, Barbra Streisand, Drew Barrymore, Jackie Chan… Porque, ¿qué es una canción de pop sino un dogma en cuatro minutos o menos? Tal vez hay que dejar que las nuevas generaciones hagan su propia investigación sobre cualquier tema y piensen que fue idea suya.
La realidad es que los chicos de hoy ignoran muchas cosas porque aún son muy jóvenes y esto se ha vuelto evidente en la manera en que interactúan con otras generaciones, en la vida real y en las redes sociales. Para la Generación Alfa (los nacidos a partir de 2010), los Millennials son los nuevos Boomers y cada día hay un nuevo motivo de discusión por los temas triviales de siempre: cine, música, espectáculo, moda, etc.
En este momento que vivimos, una imagen ya no basta para que todos entiendan la referencia y el guiño. Al entrar a las redes sociales y revisar las respuestas a cualquier publicación, descubrimos cientos de comentarios que piden más contexto y lo que reciben son burlas por no entender a la primera. La “cultura del meme” ha sufrido un golpe mortal pues los más jóvenes ya no entienden el chiste. Si lo que antes preocupaba era que ignoraran la historia universal, lo que hoy preocupa es que también ignoren la cultura pop (y la cultura web) más básica.
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Esto ha ocasionado que, en busca de respuestas, los usuarios de plataformas como X recurran con mayor frecuencia a la ayuda de Grok, el asistente de Inteligencia Artificial de esta red social que, penosamente, ha demostrado -igual que la IA de Google y otros asistentes virtuales- ser sumamente deficiente, pues suele responder con información incorrecta que los usuarios dan por cierta.
Sin embargo, la idea de que la Generación Alfa es más ignorante que otras aún es objeto de debate y especulación generacional, con argumentos de ambos lados que se basan mayormente en la percepción del impacto negativo que la tecnología tiene en los jóvenes o en la repetición de patrones de generaciones anteriores que critican a las nuevas. Aún no existe un consenso científico, pero sí algunos indicadores.
El “efecto Flynn”, aquel fenómeno que describe la tendencia hacia el aumento del coeficiente intelectual con cada década, podría haberse detenido o hasta revertido con las últimas generaciones, aunque las causas que proponen algunos investigadores son controvertidas. Por otro lado, hay informes de profesionales de la educación que aseguran que los estudiantes han mostrado una caída en habilidades académicas como la lectura, ortografía y matemáticas, en comparación con generaciones anteriores en la misma edad.
Pero hay que tomar en cuenta que la Generación Alfa es la primera conformada por puros nativos digitales y es posible que estén desarrollando diferentes tipos de inteligencia y habilidades que aún no se pueden entender con las métricas tradicionales. También, los desafíos que enfrentan -retrasos educativos y problemas de salud mental- están vinculados a problemas sociales más complejos, como el impacto duradero de la pandemia de COVID-19 en la escolarización y la incapacidad de los sistemas educativos para adaptarse a los cambios.
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De vuelta a las redes sociales, nos encontramos con que los fans de Wicked se pelean con los fans de El maravilloso mago de Oz porque los segundos le dicen a los primeros que el musical no es fiel al texto original y estos responden que Wicked no es una precuela sino una obra de fanfiction. Y cuando Grok interviene, aclara que sí es una precuela (pero Grok podría estar equivocado).
Por otro lado, los fans de Guillermo del Toro hacen mobbing y cancelan a cualquier purista que se atreva a cuestionar su reciente adaptación de Frankenstein, aun cuando se trate de escritores reputados o de expertos en literatura… “Literalmente”, los patos tirándole a las escopetas. Ya veremos si el apoyo de todos sus seguidores puede salvar a Frankenstein de convertirse en el fracaso de crítica que Bardo fue para Iñárritu.
Así las cosas en el diario panorama de la posverdad, donde seguimos permitiendo que la historia universal sea pervertida por élites oscuras y donde todos los días las fake news son aceptadas como verdad por una sociedad temerosa, ignorante y crédula. Mientras tanto, aquellos que deberían ejercer el pensamiento crítico y buscar un consenso, están más ocupados en cultivar su propia vanidad… Luego no lloren.