Se dice que “mal comienza la semana al que ahorcan en lunes” y así fue con François Bayrou, primer ministro francés quien perdió el voto de confianza de la Asamblea Nacional tras solo nueve meses en el cargo. Este golpe político representa un nuevo revés para el presidente Emmanuel Macron, pues significa la caída del cuarto primer ministro en tan solo dos años.
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Macron, aquel personaje que ganó las elecciones en mayo de 2017 con el 66% de los votos, convirtiéndose en el presidente más joven en llegar al cargo en la historia de Francia y que en 2022 fue reelegido (derrotando nuevamente a Le Pen), siendo el primer presidente reelecto en Francia desde Chirac en 2002. Ese joven presidente que representaba la modernidad, la cara fresca de la política mundial y a quien todo político se le quería parecer, hoy no ve la luz al final del túnel.
Nada es fortuito, Macron intentó reformas que no cayeron bien a la sociedad francesa -como elevar la edad de jubilación-, provocando huelgas y manifestaciones masivas. Un año después y tras perder las elecciones europeas, Macron decidió disolver la Asamblea Nacional y convocar a elecciones anticipadas -las cuales “ganó” como funambulista-, colocando a tres primeros ministros sin éxito y ahora imponiendo a Sébastien Lecornu, sin embargo el destino está claro: el adiós a Macron es inminente.
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Además, como las crisis políticas siempre van aparejadas de otras, en Francia la economía se ve mermada por la deuda pública que asciende a $3.8 billones de dólares (114 % del PIB), continuando con el déficit presupuestario del año pasado (5.8 %) y previendo que el de este año sea de entre el 5.4 % y 5.6 %. Ante esto, el estallamiento de la crisis social. El Movimiento “Bloqueemos todo” (“Bloquons tout”) logró paralizar Francia este miércoles (bloqueos de carreteras, quema de contenedores, enfrentamientos con la policía, cientos de arrestos en París y otras ciudades como Rennes, Lyon, Marsella) como represalia al proyecto de austeridad de 44 mil millones de euros y para exigir la salida de Macron.
Así, Francia, la cuna de los valores democráticos de occidente mediante los pilares de la libertad, la igualdad y la fraternidad, hoy se encuentra sumida en una crisis política, económica y social no vista desde la fundación de la Quinta República en 1958. Esto solo nos recuerda que toda decisión tiene consecuencias y que el mundo político gira más rápido que el de Galileo.
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