Analista y consultor político. Licenciado en Ciencia Política por el ITAM y maestro en Estudios Legislativos por la Universidad de Hull en Reino Unido. Es coordinador del Diplomado en Planeación y Operación Legislativa en el ITAM. Twitter: @FernandoDworak
Spot y cultura popular
Veamos cómo los candidatos suelen fracasar al treparse de Star Wars Day, así como la forma que las nuevas redes sociales, como Tik Tok, ofrecen maneras nuevas de trasmitir mensajes más interesantes, más allá de aburridos bailes.
Veamos cómo los candidatos suelen fracasar al treparse de Star Wars Day, así como la forma que las nuevas redes sociales, como Tik Tok, ofrecen maneras nuevas de trasmitir mensajes más interesantes, más allá de aburridos bailes.
En 1992, durante la campaña presidencial de Estados Unidos, el entonces candidato a la vicepresidencia por el Partido Demócrata, Al Gore, dijo algo que cambió la forma que veía los mensajes políticos. En Athens, Georgia, declaró que a George Bush se le había acabado el tiempo porque Bill Clinton era automático para la gente. La frase tiene más sentido si se tiene en cuenta que REM, grupo que estaba entonces en su apogeo, venía de Athens, y sus dos discos anteriores habían sido Out of Time y Automatic for the People.
La epifanía me reveló que la política y la cultura popular están íntimamente ligadas, y siempre hay guiños entre una y la otra. Algunos artistas se dieron cuenta de ello, como Jim Morrison cuando dijo que los músicos de rock eran políticos eróticos. Otros lo dejaron claro de una manera mucho más polémica, como David Bowie cuando afirmó que Adolf Hitler fue la primera superestrella, toda vez que logró montar a todo un país en escena.
Por otra parte, los políticos intentarán adueñarse de los símbolos de la cultura popular para lucir auténticos ante ciertos públicos, aunque a menudo fallen. A Gore le resultó bien eso en 1992, pero por más que invitó a músicos de rock a su campaña, los votantes estadounidenses estaban cansados de ocho años de demócratas, y percibían mayor autenticidad en un ranchero con un discurso de cristiano renacido en la campaña de 2000: George W. Bush.
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Ahora bien, reconocer esa relación entre política y cultura popular no significa que los políticos sepan comunicar. Más bien, a menudo hacen bodrios insufribles que los hacen lucir torpes, estereotipados y con nula autenticidad. Veamos cómo los candidatos suelen fracasar al treparse de Star Wars Day, así como la forma que las nuevas redes sociales, como Tik Tok, ofrecen maneras nuevas de trasmitir mensajes más interesantes, más allá de aburridos bailes.
Que la fuerza nos agarre confesados…
La saga de Star Wars es una mina de oro para mensajes de campaña, empezando por el hecho de que se le pueden dar muchas lecturas políticas, más allá del simplismo de relacionar a los rebeldes con los buenos y al imperio con los malos. Como fenómeno cultural ha permeado en todos los medios, infinidad de productos requieren de sus personajes para promoción, e incluso es fuente de parodias, como Spaceballs de Mel Brooks. Basta con entrar a YouTube y encontrar decenas de sketch cómicos o de stand up con referencias a las películas.
Bajo esos entendidos, bastaría con un buen comunicador con labia para hacer maravillas cada 4 de mayo, en términos de spot, discursos o flyer. Sin embargo, la semana pasada se nos infringieron cientos de imágenes chafas, con frases trilladas. Resultado: comunicaron del Naboo algo que pudo haber servido para mostrar autenticidad y cercanía con los millones de fans en todo el país.
Tampoco salen muy bien librados los políticos de otros países cuando usan las imágenes de Star Wars. Veamos.
Evidencia 1: extrapolar debates entre candidatos con escenas de películas. Aunque este método satírico funciona cuando hay distancia entre el comediante y los personajes y sus posturas políticas, el calor de la contienda hace que cada partido presenta a sus candidatos como jedi y a los otros como sith, reduciéndolo todo a vil propaganda.
Evidencia 2: narrar la historia de la campaña al estilo Star Wars. Como variante de lo anterior, se pretende hacer emocionante una pieza de propaganda, haciendo ver a los militantes propios como buenos y a los demás como malos. Solo faltan las risas de Beavis y Butt-Head en el fondo…
Evidencia 3: dar un mensaje político a partir de Star Wars. Puede parecer infame, pero este spot me parece muy interesante. Envía un mensaje de austeridad desde la leyenda inicial, la producción es premeditadamente mala y se cierra afirmando que se puede vencer a las máquinas del lado oscuro con esperanza. Sí, el bueno es un jedi y la referencia a las películas es superficial, pero me parece, por lo menos, interesante.
Evidencia 4: saquemos lo que se nos ocurra. ¿La estrella de la muerte, un símbolo de esperanza? Al parecer, eso pensaban los integrantes del movimiento argentino Plaza Miserere.
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Pero bueno, veamos las cosas por el lado amable: no hemos visto el ya insufrible video de Hitler en esta campaña…
La venganza de Tik Tok
Cada red social abre posibilidades para comunicarse con públicos diferentes. Tik Tok no es la excepción. Aunque mucha gente invierte tiempo en ocurrencias y los candidatos en hacer como que bailan, la capacidad de esta red para editar y sobreponer encierra un enorme potencial subversivo. Tomemos este video de la candidata a Tampico, América Sandoval:
Un mensaje soso y lleno de lugares comunes, a un tiktokero se le ocurrió enchularlo con referencias drag:
¿Se puede hacer mucho más para comunicar creativamente, especialmente desde la sátira ciudadana? Desde luego y las posibilidades son infinitas. Por ejemplo, la propia cultura drag, con su irreverencia, asimilación de la cultura popular y politización desde la resistencia, puede aportar grandes momentos. Para muestra, la simulación de un debate electoral durante la temporada 12, capítulo 9, de Ru Paul Drag Race, a cargo de Jayda Essence Hall quien, por cierto, ganó la contienda:
¿Habrá algún desplante creativo que valga la pena en esta campaña, o tendrán que gritar los estrategas de comunicación look over there cuando rindan cuentas? Mientras queden unas semanas, hay esperanza…