Cinco cosas que tal vez no sabías sobre el té
Bebido desde hace siglos en China, el té es una saludable infusión que está en todo el mundo. Foto: Pexels / Mareefe

El té está profundamente ligado a varias culturas; desde la china, donde se preparó por primera vez esta infusión, hasta la británica, que la adoptó tras ser llevada a Europa por los neerlandeses.

Las hojas de la planta Camellia sinensis y otras variedades que crecen en el Lejano Oriente son las protagonistas de una historia milenaria que se ha contado taza a taza en todo el mundo.

Conoce más sobre su historia, propiedades y cómo preparar adecuadamente esta deliciosa infusión.

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Origen

Cuenta la leyenda que, estando en su jardín, una hoja de la planta del té cayó en el agua que estaba hirviendo el emperador Shen Nung, quien bebió la infusión y quedó perdidamente enamorado de ella. Corría el año 2737 antes de Cristo.

Cierto o no, la realidad es que el té y la forma en la que lo bebemos nació en China. Existen registros de su consumo durante la dinastía Han, alrededor del año 206 antes de Cristo, aunque se convirtió en la bebida nacional hasta el reinado de los Tang, cerca del siglo 7.

Monjes budistas japoneses llevaron el té al país del Sol Naciente quizá en el siglo 10, en tanto que los comerciantes neerlandeses diseminaron, literalmente, la semilla del té por Indonesia y Europa más tarde. Los ingleses adoptaron la bebida como emblema nacional y también la exportaron a la India, donde crecen algunas de las variedades más emblemáticas.

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¿Té es té?

Contra lo que las mamás creen, no existe el tecito de manzanilla. El té se elabora exclusivamente con las hojas de Camellia sinensis, Camellia assamica o sus variedades. 

La infusión de té, sin embargo, sí puede estar aromatizada con hierbas, flores y frutas. Uno de los casos más emblemáticos es el Earl grey, una variedad de té negro perfumada con aceite de bergamota, un cítrico proveniente de Italia.

Otra característica del té es que se infusiona siempre en caliente, para extraer de una mejor manera sus aceites y aromas esenciales. Se suele beber solo, aunque en ciertas culturas se le agrega leche y azúcar o miel.

Un caso especial es el chai, originario de la India. En realidad es una mezcla especiada, con una base de té negro, a la que se suma cardamomo, canela, anís, clavo, nuez moscada y pimienta y, por lo regular, siempre se bebe con leche.

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Colores del té

A menudo, el té se cataloga por colores, los cuales tienen su origen en el proceso que siguen tras ser cosechados.

El té blanco es el más ligero y prácticamente no tiene proceso alguno. Proviene de la provincia china de Fujian y, precisamente por sus condiciones únicas, es el más costoso.

Por otra parte, el té verde es uno de los más populares en todo el mundo. El proceso general es cosechar las hojas, secarlas y luego calentarlas para detener su fermentación. En China se suelen consumir variedades de hoja entera, enrollada y pulverizada, mientras que en Japón se bebe en polvo.

El té rojo u oolong es una variedad en la que las hojas se someten a un proceso de fermentación, el cual varía según la plantación. Suele aromatizarse y consumirse con leche.

Desarrollado durante la era de las exportaciones de té en China, el negro es una variedad que tiene un proceso complejo: las hojas son cosechadas, marchitadas, enrolladas, fermentadas, tostadas y seleccionadas. Su sabor es potente, aunque las variedades tienen características distintivas.

Los tés perfumados, por último, son una categoría aparte. Pueden tener una base de cualquier té, aunque el que se usa comúnmente es el negro, el cual se aromatiza con frutas o flores para dar origen a bebidas aún más delicadas.

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¡Salud!

Desde tiempos inmemoriales, las infusiones de té son consideradas saludables. Volviendo a China, los antiguos emperadores consideraban esencial beber por lo menos una taza, porque eso ayuda a mantener el balance con la naturaleza.

Lo cierto es que, por su astringencia, el té es un digestivo natural, mientras que su contenido de antioxidantes ayuda a combatir a los radicales libres, causantes del envejecimiento celular.

Contra lo que la mayoría piensa, el té contiene cafeína en cantidades importantes, sobre todo aquel que tiene más procesamiento. Por ello se aconseja no tomar más de cuatro tazas al día.

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¿Cómo se prepara?

Aunque parece sencillo, preparar el té es todo un arte que comienza con el agua a temperatura perfecta.

El primer paso es calentar la tetera. Solo agrega un poco de agua caliente y pásala por las paredes de la jarra, para que al vaciar el demás líquido no se enfríe en exceso. Acto seguido, con la ayuda de un infusor, incluye el té.

La mayoría de los tés no se hierven, en realidad, se infusionan con agua muy caliente. En el caso de los tés verdes, no suelen exceder de los 75 °C, mientras que los negros se infusionan mejor a los 88 °C. En todos los casos, el tiempo óptimo de infusión va de los 3 a los 5 minutos.

Por lo regular, el té debe dejarse reposar después de ser servido, por lo menos unos 4 o 5 minutos, para que llegue a la temperatura ideal de servicio, que son unos 60 °C.

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