‘Modelo a seguir’: cómo Sevilla convierte sus naranjas en electricidad
El campanario de la catedral de Sevilla. La ciudad española tiene alrededor de 48,000 árboles de naranjas. Fotografía: Gim24/Getty Images/iStockphoto

En primavera, el aire de Sevilla es dulce con el aroma del azahar y las flores de naranja, pero los 5.7 millones de kilos de la amarga fruta que los 48,000 naranjos depositan en las calles en invierno son un peligro para los peatones y un dolor de cabeza para el departamento de limpieza de la ciudad. 

Ahora se lanzó un plan para producir un tipo de jugo completamente diferente de las naranjas: electricidad. La ciudad española comenzó una estrategia piloto para usar el metano que se produce por la fermentación de la fruta para generar electricidad limpia. 

El plan inicial de Emasesa, la compañía de agua municipal, usará 35 toneladas de fruta para generar energía limpia para impulsar una de las plantas purificadoras de agua de la ciudad. Las naranjas irán a unas instalaciones existentes que generan electricidad a partir de materia orgánica. Mientras las naranjas se fermentan, el metano capturado se usará para energizar el generador. 

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“Esperamos que pronto podamos reciclar todas las naranjas de la ciudad”, dijo Benigno López, el director del departamento ambiental de Emasesa. Para lograr esto, él estima que la ciudad necesitará invertir alrededor de 250,000 euros. 

El jugo es fructosa hecha de cadenas de carbono muy cortas y el desempeño energético de estas cadenas de carbono durante el proceso de fermentación es muy alto”, dijo él. “No es solo para ahorrar dinero. Las naranjas son un problema para la ciudad y producimos valor añadido del desperdicio”. 

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Patio de los Naranjos (Catedral de Sevilla), visto mientras se asciende a la Giralda de Sevilla. Foto: Joe Picken/Wikicommons

Mientras que la intención por ahora es utilizar la energía para impulsar las plantas purificadoras de agua, el plan eventual es poner el exceso de energía de regreso en la red. El equipo detrás del proyecto afirma que, dada la enorme cantidad de fruta que de otra manera terminaría en rellenos sanitarios o como fertilizante, el potencial es enorme. Dicen que los ensayos han demostrado que 1,000 kg producirán 50kWh, lo suficiente como para proporcionar energía a cinco casas en un día, y calcula si todas las naranjas de la ciudad se reciclaran y se pusiera la energía en la red, 73,000 podrían ser energizados. 

“Emasesa ahora es un modelo a seguir de sustentabilidad y combate contra el cambio climático en España”, dijo Juan Espadas Cejas, el alcalde de Sevilla, en una conferencia de prensa del lanzamiento del proyecto. 

“Hay nuevas inversiones dirigidas especialmente a las plantas purificadoras de agua que consumen casi 40% de la energía que se necesita para suministrar a la ciudad con agua potable para beber y limpiar.

“Este proyecto nos ayudará a llegar a nuestros objetivos de reducir emisiones, energía autosuficiente, y la economía circular”. 

Las naranjas se ven bonitas en los árboles pero una vez que caen y las aplastan las llantas de los autos se vuelven pegajosas y se llenan de moscas. El ayuntamiento emplea a casi 200 personas para recolectar la fruta. 

Los árabes introdujeron las naranjas amargas, que se originaron en Asia, hace casi 1,000 años y se adaptaron bien al clima del sur de España. 

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Un patio con naranjos en Sevilla. la mayor parte de la fruta se exporta a Gran Bretaña para la elaboración de mermelada. Foto:Lucenamar/Wikicommons

“Echaron raíces aquí, son resistentes a la contaminación y se adaptaron bien a la región”, dijo Fernando Mora Figueroa, el director del departamento de parques de la ciudad. “La gente dice que Sevilla es el huerto de naranjas más grande del mundo”. 

La región produce casi 15,000 toneladas de naranjas, pero los españoles no las comen y casi todas se exportan a Gran Bretaña para hacer mermelada. Las naranjas de Sevilla también son el ingrediente clave del Cointreau y del Grand Marnier. 

El origen de la mermelada está rodeado de mitos y leyendas. Algunos lo relacionan con los mineros británicos de cobre que trabajaban para Rio Tinto en la cercana Huelva, los mismos mineros que fundaron el primer equipo de futbol de España, el Recreativo de Huelva, al final del Siglo XIX. 

Sin embargo, una receta escrita a mano que data de 1683 se encontró en el castillo Dunrobin en Sutherland, Escocia. La leyenda dice que un barco que cargaba naranjas de España se refugió en el puerto de Dundee y el confitero local James Keiller fue el primero en encontrarle un uso a la fruta que de otras maneras era incomible. Esto puede ser un mito, pero en 1797 Keiller produjo la primera marca comercial de mermelada. 

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