Rusos que desean librarse de Putin fijan esperanzas electorales en el candidato pacifista Boris Nadezhdin
Decenas de personas hacen fila en Moscú para asegurarse de que Boris Nadezhdin recibe las 100 mil firmas necesarias para figurar en la papeleta presidencial. Fotografía: AP

“Conseguir que Boris Nadezhdin esté en la papeleta electoral sería ya una victoria”, dicen los votantes en la fría línea para apoyarle. En los últimos días miles de rusos han hecho fila durante horas bajo un frío glacial, en todo el país, para mostrar su apoyo al candidato pacifista Boris Nadezhdin antes de las elecciones presidenciales de este año, en las que Vladimir Putin es el único ganador autorizado.

Boris Nadezhdin, candidato de centro-derecha que se ha autodenominado “opositor de principios” a la guerra, ha dicho en su manifiesto que Putin cometió un “error fatal al iniciar la operación militar especial”, el término preferido del Kremlin para referirse a su invasión. “Putin ve el mundo desde el pasado y está arrastrando a Rusia al pasado”.

A medida que se acercaba la fecha límite de final de mes para que Nadezhdin recogiera las 100 mil firmas necesarias para aparecer en la papeleta de las elecciones de marzo, las publicaciones en las redes sociales mostraban a rusos uniéndose a largas filas para entregar sus firmas en ciudades de todo el país.

Nadezhdin es un veterano de la política rusa desde hace décadas, con un historial de vínculos con personas dentro del Kremlin, como el comisario de política interior de Putin, Sergei Kiriyenko, y algunos de sus críticos más severos, como el asesinado líder de la oposición Boris Nemtsov.

Nadezhdin es una rara voz crítica a la que se le permite aparecer en los chats que dominan la televisión estatal, desempeñando el papel de oposición simbólica que, según algunos, mantiene la ficción de la competencia en Rusia. Ahora, esos críticos le ven como un aguafiestas en unas elecciones que, por lo demás, carecen de dramatismo.

Pero para los rusos contrarios a la guerra no hay nadie más. Y su carrera en el último segundo para recoger 100 mil firmas y participar en las elecciones de marzo ha revitalizado a una oposición moribunda, mientras Putin avanza hacia su quinto mandato en el Kremlin.

“No me hago ilusiones sobre Nadezhdin ni sobre si tiene posibilidades de ganar”, dijo Natalya, que describió la fila de una hora de frío que hizo el domingo junto a jóvenes y familias con niños. “Pero incluso si conseguimos que salga en las urnas, será como una pequeña victoria”.

Pequeñas victorias son todo lo que la oposición del país parece capaz de conseguir en estos momentos. Las protestas públicas contra la guerra prácticamente se han evaporado, ya que la policía se apresura a detener las manifestaciones, y cientos de críticos que hablan abiertamente de la guerra han sido encarcelados, mientras que otros miles han huido del país. Para la mayoría de los rusos, la guerra ha pasado a un segundo plano en la vida cotidiana.

“Fue genial hacer una fila así, la gente hacía bromas y el ambiente era bueno en general”, dijo. “Solía ir a las protestas antes de febrero de 2022, pero ahora eso es imposible, por supuesto. Olvidas rápidamente que en un momento dado había miles de personas en la calle”.

La campaña de Nadezhdin dijo el lunes que había recogido más de 200 mil firmas, el doble de las que necesita para unirse oficialmente a la carrera. Pero las autoridades aún podrían negarse a incluirlo en la papeleta al considerar inválidas decenas de miles de firmas, una táctica utilizada anteriormente con otros candidatos de la oposición.

La de Nadezhdin no es la primera candidatura antiguerra que aparece en este ciclo electoral ruso. Yekaterina Duntsova, periodista de la televisión rusa, había presentado documentos para presentarse como candidata independiente a la presidencia cuando fue descalificada por la comisión electoral central rusa el mes pasado. Desde entonces ha anunciado su apoyo a la campaña de Nadezhdin.

“Como oposición, debemos buscar puntos en común y no conflictos”, declaró sobre su decisión de apoyar a Nadezhdin. “Nuestro terreno común es el deseo de paz. Y esa es mi prioridad. Y luego el tiempo dirá”.

Defendió la participación en las elecciones rusas, cuidadosamente controladas, calificándolas de “entrenamiento para la sociedad civil rusa”. “Las elecciones contarán, venga quien venga”, afirmó. “Los empleados del Estado, los militares, las prisiones, las residencias de ancianos, todos votarán con una participación cercana al 100%… si no vamos a las elecciones, la estaremos abandonando”.

Sin embargo, las realidades políticas rusas están cambiando y las críticas de Nadezhdin a la invasión, incluidas las reuniones con mujeres que piden a Putin que devuelva a sus maridos del frente y ponga fin a la guerra, han enfurecido a la élite política rusa favorable a la guerra.

Desde que lanzó su candidatura, Nadezhdin también ha cortejado el apoyo de la “oposición no sistémica” de Rusia, en particular de los aliados del líder opositor encarcelado Alexei Navalny, un tercero en discordia de la política rusa que fue desterrado el mes pasado a una prisión del Ártico por sus fuertes críticas a Putin.

Duntsova dijo que Nadezhdin se había permitido ser “más franco” que su campaña porque “ha pasado más tiempo en la política federal y tiene más relaciones con los distintos niveles de gobierno… puede sentirse más liberado en ese sentido”.

Desde la cárcel, Navalny dijo que pondría su firma para la candidatura presidencial de Nadezhdin, y su esposa, Yulia, fue fotografiada el miércoles firmando en apoyo de la candidatura de Nadezhdin a la presidencia.

“Desde el principio de las elecciones, nuestro principal objetivo fue hacer campaña contra Putin”, declaró Ruslan Shaveddinov, estrecho aliado de Navalny. “Nadezhdin critica la guerra y también, con cierto cuidado, critica al gobierno… No es un candidato ideal, pero muchos lo ven como un vehículo para expresar su oposición contra el gobierno”.

Y añadió: “Hacer fila y apoyar a Nadezhdin es una forma segura de protestar, y nosotros la apoyamos”.

Hasta ahora, el Kremlin ha descartado la candidatura de Nadezhdin, afirmando que no supone una amenaza electoral. “No lo vemos como un rival”, dijo Dmitry Peskov, secretario de prensa de Putin, que declinó hacer comentarios cuando se le preguntó si la campaña de Nadezhdin estaba “coordinada” con el Kremlin.

En un movimiento ampliamente esperado, la comisión electoral central de Rusia reconoció el lunes a Putin como candidato a las elecciones presidenciales de marzo.

Tatiana Stanovaya, analista política y fundadora de la empresa de análisis político R.Politik, afirmó que probablemente se le permitió a Nadezhdin intentar (y fracasar) recoger firmas para las elecciones para “mostrar la desesperanza de la agenda antiguerra. Y cometieron un error… no entendieron que empezaría a no jugar según las reglas”.

En su opinión, “Nadezhdin es su propio hombre, lo conocen de cabo a rabo”, y señaló que probablemente avisó con antelación a sus contactos políticos, entre ellos Kiriyenko, el zar de la política interior del Kremlin, de sus planes de presentarse a las elecciones presidenciales. “Se esperaba que cumpliera las reglas”.

Pero su apertura a trabajar con los partidarios de Navalny y otras acciones habían “echado gasolina al fuego de la oposición no sistémica”, dijo Stanovaya, refiriéndose a un conjunto de activistas políticos que han estado prácticamente proscritos desde que comenzó la guerra.

Según ella, la candidatura de Nadezhdin será probablemente rechazada cuando presente sus firmas a la comisión electoral en los próximos días. Bloquear la candidatura de Nadezhdin “no es un problema para el Kremlin”, afirmó.

Putin, por su parte, exigiría ver una victoria aplastante en las elecciones digna de un gobernante que libra una guerra ofensiva.

“Necesita mostrar un apoyo abrumador”, dijo Stanovaya sobre Putin. “Quiere que las elecciones demuestren que el país le respalda”.

Traducción: Ligia M. Oliver

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