And Just Like That: los malos chistes son el menor de sus problemas
Resulta que algunas franquicias no pueden perdurar, pero, afortunadamente, los sets de los discos de las antiguas temporadas viven para siempre.
Resulta que algunas franquicias no pueden perdurar, pero, afortunadamente, los sets de los discos de las antiguas temporadas viven para siempre.
El buen sexo, al igual que la buena comedia, se basa en el momento oportuno, y tal vez, 17 años después de que terminó la serie original, 11 años después de que la segunda película salió de los cines, Sex and the City ya no tiene el dedo en el clítoris cuando se trata del momento oportuno.
“And Just Like That, todo salió mal” fue el veredicto del New York Times sobre la muy anunciada y moderadamente esperada serie secuela de SATC, And Just Like That, que estrenó sus dos primeros episodios esta semana. Lucy Mangan, de The Guardian, la describió como “insoportable” en algunos momentos.
Ciertamente, los chistes son malos. No son malos como los de “Lawrence de mis labios”, como dijo Samantha (Kim Cattrall) en Sex and the City 2. Pero están muy lejos del nivel de escupir el vino por la risa y el impacto de la serie original, que se emitió de 1998 a 2004. Y ése es el menor de sus problemas.
La serie, alguna vez tan valiente, limita sus conversaciones sobre las mujeres y el envejecimiento a si Miranda debería pintarse el cabello de gris, en lugar de enfrentarse a la cuestión más obvia de si debe aplicarse botox e inyecciones de relleno. La moda, que en su momento la estilista Patricia Field integró maravillosamente en la serie, ahora aparece sobre los personajes como si fueran disfraces, y la ropa viste a las mujeres en lugar de que sea al contrario.
Las protagonistas siempre vivieron vidas de fantasía, pero ahora viven de forma ostentosa, incluso repulsivamente rica, con Charlotte comprando la ropa de sus hijos en Oscar de la Renta y Carrie presumiendo que el pescadero le dio el tipo de salmón más caro, acercándose al territorio de Dynasty. And Just Like That intenta estar actualizada, con Miranda preocupada por ser una “salvadora blanca” y Carrie siendo castigada por su amiga no binaria Che (Sara Ramírez) por parecer una “mujer casada cisgénero estirada… Sé que eres más”. ¿Ahora “mujer” y “señora” son términos de abuso en SATC? Al parecer sí, y Carrie acepta resignadamente esforzarse más.
Ahora está de moda denigrar a SATC por considerarla demasiado blanca y demasiado ordinaria, pero fue un auténtico fenómeno cultural que cambió la forma en que las mujeres percibían sus vidas, y cómo toda una ciudad, Nueva York, se percibía a sí misma. “Me siento un poco culpable de que nuestra serie se haya convertido en la imagen de lo que es Nueva York”, dijo esta semana a The Guardian la estrella de Sex and the City Chris Noth, que interpreta a Mr. Big. El distrito de Meatpacking, que antes era bastante árido, se gentrificó más allá de lo reconocible durante el rodaje de la serie, permitiendo que las mujeres almorzaran y compraran en ese lugar, al igual que las protagonistas. Las mujeres también se inspiraron en la serie, la cual les aseguró que ir a tomar un cóctel con sus amigas era mucho más divertido que estar casadas.
Desde el estreno de las películas, cada vez más espantosas, en 2008 y 2010, y ahora la decepción de And Just Like That, una teoría común es que la serie representó demasiado para su tiempo. Pero al igual que Friends, que también ha recibido críticas similares, SATC ha perdurado realmente bien. Los reestrenos siguen funcionando por completo, y eso se debe a una verdad simple, aunque frecuentemente olvidada: los guiones eran brillantes. Sí, la serie estaba envuelta en una gasa de fantasía, y su representación de la vida sexual de las mujeres fue revolucionaria. Pero la razón por la que cautivaba tanto a las mujeres no era por ninguna de esas razones: era porque estaba empapada de verdad emocional y era extremadamente divertida.
No importaban las discusiones sobre el sexo oral y la masturbación, aunque eran geniales, en realidad. Fueron las tramas sobre el cáncer de mama de Samantha, Miranda cuidando a su suegra con demencia, la infertilidad de Charlotte y la aventura de Carrie con Mr. Big mientras estaba casado las que quedaron en un segundo plano. La razón por la que las películas y la nueva serie no funcionan no se debe a que hayan salido en el momento equivocado, sino a que sus guiones son terribles. Si la serie original hubiera sido como And Just Like That, por no hablar de Sex and the City 2, en la actualidad no existirían los autobuses turísticos de Sex and the City recorriendo la ciudad de Nueva York.
La razón por la que los spin-offs de SATC son tan malos es un misterio, ya que están escritos por Michael Patrick King y producidos por Parker, al igual que la serie original. A decir verdad, la serie original perdió su rumbo en las últimas entregas, con su insistencia en que todas las mujeres terminaran emparejadas con alguien, traicionando el valor de sus convicciones originales, aunque al menos los guiones seguían siendo buenos. Lo más probable es que el enorme éxito de la franquicia intimidó a todos los implicados a caer en el convencionalismo. Es una pena. Resulta que algunas franquicias no pueden perdurar. Pero, afortunadamente, los sets de los discos de las antiguas temporadas viven para siempre.